Una de las personalidades más ilustres de esta estirpe que ponía en su escudo de armas el lema de “Después de Dios, la casa de Quirós”, Brilló como poeta y prosista de inspiración e ilustración muy firmes. Su obra más importante y la que más contribuye a mantener viva su memoria entre la gente estudiosa es la genealógica sobre su propio abolengo con el título de Solar de.ta casa de Olloniego, publicada en Madrid bajo la vigilancia de su hijo don Álvaro y con prólogo de éste, seguramente en 1689, y reimpresa en Chile con estudio preliminar y anotaciones (1925) por don Senén Alvarez de la Rivera, de quien hemos tomado abundantes noticias para esta información.
Fueron sus padres don Álvaro Bernardo de Quirós y doña Maria de Valdés Valdivia. El apellido Benavides, por él usado, le correspondía en un remoto lugar al uso de ahora, el séptimo, como segundo que era de la abuela paterna, descontando desde luego que el Bernardo de Quirós sea uno solo, compuesto, como así ha venido usándose. Por su ascendencia y descendencia, por la vinculación de su vida a Olloniego hasta su muerte, era asturiano; pero tenía a orgullo haber nacido en Madrid.
“Permítaseme esta travesura de las canas—dice él mismo en Solar de la casa de Olloniego—a la vanidad de haber nacido en esta imperial y coronada villa y a la justa devoción de haber recibido la gracia del santo bautismo en la iglesia en que con tanto culto se veneran las sagradas cenizas del glorioso San Isidro Labrador, patrón ilustre de la Corte de tan católica y dilatada monarquía”. Se desconoce el año de su nacimiento, pero podría fijarse alrededor de 1610.
Cuidadosos sus padres de dotarle de educación e instrucción esmeradas y dispuesto de muy clara inteligencia, se aplicó desde niño al conocimiento de humanidades, lenguas cultas e historia, de modo que desde su primera juventud pudo dedicarse con fortuna al cultivo de las letras, particularmente en verso, abrillantando de este modo su nombre ya ilustre por su estirpe y riquezas más el honor de estar en posesión del hábito de Caballero de Santiago, cosa que suponía entonces un gran privilegio. Era también regidor perpetuo de la ciudad de Oviedo.
Su casamiento en 1640 o poco después con doña Catalina Bernardo de Miranda, que poseía el señorío de la casa de Olloniego, acabé de completar el lustre de su personalidad social, adornado después todavía con los honores de alférez mayor y diputado noble por el concejo de Lena y de señor de la Torre de Benavides en el Bierzo.
Después de su matrimonio Residió habitualmente en Olloniego, dedicado a sus estudios favoritos, que le llevaron a reunir una copiosa y rica biblioteca. “Dejo gran librería—dice Gonzalez de Posada en Biblioteca asturiana—al convento de San Francisco, de Oviedo, cuyos religiosos, por libros de sermonarios, índices y polianteas, fueron trocando los escogidos de humanidades y mas preciosos con ciertos libreros de Madrid, que me lo contaron en la Corte.”
Con los estudios y el cuidado de su rica hacienda alternaba las actividades de escritor, tanto en verso como en prosa, tal vez con mayores preferencias a la poesía. Dan testimonio de esto, así como de su gran fervor religioso, algunas de sus obras conocidas y anotadas en su lugar correspondiente, y también las décimas que le fueron premiadas en el Certamen poético celebrado en Oviedo en 1666 a la muerte, de Felipe IV.
También en Olloniego, en los postreros años de su vida, compuso la antes citada obra genealógica (número III), de la que dice en el prólogo de la segunda edición don Senén Alvarez de la Rivera que “todo nos permite afirmar que es una obra genealógica de primer orden y digna de toda la fe que pueda concederse a trabajos de esta clase”.
Al decir de su hijo don Álvaro en el Discurso laudatorio puesto como preámbulo a ese nobiliario, don Felipe ha dejado muchas obras impresas y manuscritas, de las que muy pocas han llegado a nuestro conocimiento, como puede verse más abajo. Fué una de las primeras, que ha quedado inédita, al parecer, el Memorial de la Casa de Quiros, la cual él mismo dice en el Solar que fué escrita con pluma “falta de edad y experiencia”. No ha de confundirse ese Memorial con el publicado (número 1) por el don Francisco Bernardo de Quiros del siglo XVII.
Se desconoce también la fecha de fallecimiento de don Felipe, ocurrida, desde luego, después de 1686, pues entonces se lamentaba de lo solo que vivía en su viudedad, después de “cuarenta y tres años de matrimonio”, según deducción del señor Alvarez de la Rivera.
Obras publicadas en volumen:
I.—Certamen poético a la gloriosa virgen y mártir Santa Eulalia de Mérida, patrona del obispado y ciudad de Oviedo y del principado de Asturias, con el compendio de su milagrosa vida. (Valladolid, 1667; se recogen en este volumen las poesías presentadas a ese Certamen.)
lI.—Timbre asturiano. Historia de la vida y martirio de la gloriosa Santa Eulalia de Mérida. (Madrid, 1672; poema; se incluyen en el volumen otras composiciones poéticas.)
Ill.—Solar de la Casa de Olloniego: Diferentes varonias que entraron en ella y descendencia sucesiva de doscientos años comprobados con instrumentos y papeles auténticos. (Madrid, s. 2., 1689; precede a este estudio un Discurso laudatorio al papel genealógico de la nobilísima Casa de Olloniego, de su hijo don Álvaro; obra reeditada en Santiago de Chile (1925), como tomo II de la Biblioteca histórico-genealógica asturiana, por don Senén Alvarez de la Rivera, con prólogo y notas marginales.)
Trabajos sin formar volumen:
1.—Décimas. (En la obra relación de las exequias que en la muerte del rey nuestro seflor don Felipe IV, el Grande, rey de las Españas y emperador de las Indias, hizo la Universidad de Oviedo en el Principado de Asturias, Madrid, 1666; décimas premiadas. )
Obras inéditas:
—Memorial de los servicios y antigüedades de la Casa de Quiros. (MS. de paradero desconocido.)
Referencias biográficas:
Alvarez de la Rivera (Senén)— prólogo y notas ilustrativas a la segunda edición del Solar de la Casa de Olloniego, comprendido en el tomo II de la Biblioteca histórico-genealógica asturiana. (Santiago de Chile, 1925.)
Bernardo de Quirós y Benavides (Álvaro)—Discurso laudatorio al papel genealógico de la nobilísima Casa de Olloniego, puesto como prólogo a Solar de la Casa de Olloniego, de don Felipe Bernardo de Quiros y Benavides (Madrid, 1689, y Santiago de Chile, 1925.)