Abogado y escritor contemporáneo nacido en Pola de Lena el 3 de julio de 1878, hijo de don Nicanor Díaz-Faes y Argüelles y doña Felisa González Espinedo, de Aller él y de Pola de Lena ella.
Dotado de una gran vocación para el estudio y el cultivo de la literatura, estas apetencias quedaron hasta muy avanzada su juventud en los límites de la instrucción primaria y en la lectura asidua y desordenada de cuantos libros pudo tener a su alcance, que no fueron muchos. La necesidad de vivir le cerraba todos los horizontes
Sin embargo, la cultura que pudo acopiar y la inspiración que, ajeno a los materialismos de la vida, le prestaba el ambiente, dieron su fruto poético, y colaboró frecuentemente en los periódicos asturianos con poesías llenas de ternura que rimaban perfectamente con el gusto de entonces. Pronto los parabienes le animaron a emprender obras de mayor empeño que la poesía lírica breve, y escribió algunas obras para el teatro, entre ellas una intitulada La cumbre en medio, de la que publicó algunos trozos una revista literaria de Madrid y que mereció entusiastas encomios de autores tan famosos entonces (1899) como Vital Aza.
Pero ninguna de esas obras teatrales alcanzaron el estreno, debido a las mil circunstancias absurdas con que se tropieza en los teatros.
Ha usado el seudónimo de Frisque.
Las exigencias del vivir cotidiano obligaron a Díaz Faes a un cambio en la ruta de su vida. Imponiéndose toda clase de renunciamientos y sacrificios, estudió en Oviedo la carrera de abogado, profesión que viene ejerciendo, desde concluidos los estudios, en la villa natal. Con los trabajos profesionales comparte los de secretario del Ayuntamiento desde 1899. Los deberes profesionales y también los desengaños le han apartado casi por completo del cultivo de las letras. Queda como recuerdo de esa época de escritor una selección de poesías suyas recogidas en el volumen indicado más abajo y que la prensa acogió con los mejores elogios.
Las amarguras y las vicisitudes pasadas con motivo de la revolución de octubre de 1934 han probado en él un nuevo despertar de la vocación literaria y en el momento de escribir estas líneas prepara un volumen de memorias sobre aquellos sucesos.
Obras publicadas en volumen:
I.—Hojas sueltas. (Madrid, 1908; poesías con un prólogo de Angel Barroeta.)