ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

DIAZ RODRIGUEZ (Salvador).

Poeta y alguna vez prosista, contemporáneo, residente en Cuba desde hace más de un cuarto de siglo, que nació en Miñagón (Boal) el 26 de junio de 1894 en hogar de campesinos y ganaderos en modesta escala, hijo de don Carlos Díaz González y doña Perpetua Rodríguez Pérez.

Después de cursar con aprovechamiento la primera enseñanza en una escuela privada de la aldea natal, de limitados recursos, se dejó llevar, adolescente, por la corriente emigratoria a Cuba. Desde entonces, dedicado al comercio en diferentes poblaciones de la isla, cuidó con el mayor de los afanes de enriquecer su ilustración, como un hombre dispuesto a ser eternamente estudiante y de ese amor al estudio y la lectura surgió el poeta.

Desde 1913 a 1919, residente en Camagüey, colaboró en todos los periódicos editados en esa ciudad y en las revistas ilustradas habaneras Asturias y Vida Catalana, conquistando y consolidando una alta reputación poética. Un poeta melancólico y nostálgico, cargado de emoción, por lo que sus versos evocadores del lugar de nacimiento y los días de la infancia le daban una alta categoría. Asentado en la Habana, donde contrajo matrimonio el 15 de noviembre de 1919 con doña Virtudes  Estrada Gómez, se dedicó a representaciones comerciales, dedicación que le permitía una mayor independencia y más horas libres del cotidiano trabajo que consagrar a las letras y otras actividades de orden social. El mayor estudio y el continuo cambio de horizontes en frecuentes viajes por toda la isla, acercaron su pluma y fortalecieron sus cualidades de hombre de acción. Se desplegaron éstas principalmente en el desenvolvimiento de algunas sociedades sostenidas por la colonia asturiana, como la denominada Naturales del Concejo de Boal, una de las que vienen rindiendo más positiva y meritoria labor en pro del mejoramiento de las escuelas en Asturias, y de la que fué en dos ocasiones presidente. También perteneció en diferentes momentos a las Juntas directivas del Centro Asturiano y de la Sociedad Asturiana de Beneficencia y a otras entidades de recreo y deportes. Y acaso su labor más meritoria la ha desplegado como presidente y secretario de la Asociación de Representantes del Comercio, primero, y después como presidente del Centro de Vendedores Comerciales.

Entretanto, los éxitos literarios iban esmaltando cada vez más su personalidad, prevaleciendo en esta labor el poeta, pero más fecunda que antes la pluma del prosista. La revista El Progreso de Asturias fué, desde su fundación por Celestino Álvarez (1919) y por espacio de algunos años, la tribuna principal de Salvador Díaz Rodríguez. Además colaboró, aunque circunstanciadamente, en Diario de la Marina, Heraldo de Cuba y El país.

En 1928 fundó en la Habana la revista Ideales, que dirigió en tres ocasiones, y desde 1934 dirige Renovación, órgano oficial del Centro de Vendedores, a la que ha conseguido en poco tiempo levantar a una importancia que nunca había tenido. También en estos últimos años estuvo encargado de la sección asturiana de la revista Horizontes. Cuentan asimismo en esas actividades intelectuales algunas charlas y conferencias pronunciadas con diversos motivos.

De su labor en prosa merece especial mención una campaña desarrollada con la firma de Rigoletto (seudónimo empleado también en otras publicaciones) desde El Progreso de Asturias, en los últimos tiempos de la Monarquía española, contra el caciquismo asturiano, poniendo al desnudo sus lacras, por lo que la revista fué amenazada por los caciques de recurrir en reclamación por la vía diplomática si Rigoletto no cesaba en sus ataques, amenaza que no le impidió continuarlos.