Compositor musical y famoso como ejecutante en la primera mitad del siglo XIX. Nacido en Oviedo en los últimos años de la centuria anterior, hijo de don José Duque, famoso bajonista de la Catedral.
Con el padre, adquirió Antonio Duque los primeros conocimientos musicales, que luego perfeccionó con el constante estudio hasta alcanzar una respetable personalidad como ejecutante, profesor y compositor. Sucedió al padre como bajonista de la Catedral. Llegó a dominar con maestría muy diversos instrumentos, entre ellos, clarinete, flauta, piano, violoncelo y guitarra.
Pero se superaba en el manejo del fagot, para el cual compuso alguna de sus mejores obras musicales.
“Era Duque—dice Justo Álvarez Amandi en Asturias, Madrid, septiembre de 1914— por su respetabilidad como profesor, el centro en torno del cual se agrupaban, fuera del templo Catedral, cuantos con más o menos decidida vocación se dedicaban a la perfección de la música; y así se le vió dirigir con acierto la Banda de la milicia ciudadana de Oviedo hasta 1843; formar luego con sus restos la Banda de profesores que concurría sin interrupción a todas las procesiones de las parroquias, y era llamada por el Municipio ovetense en días de pública solemnidad, como fiestas reales, Carnavales, etc., y cuando en julio de 1854 volvieron las armas del que un publicista de entonces llamó pueblo soberano y súbdito (alusión a José Hipólito Álvarez Borbolla), fué don Antonio Duque el músico mayor y el alma por esto de aquella excelente Banda que precedía en sus paseos y formaciones a la Milicia nacional de Oviedo; Banda que en sus concurridas retretas semanales y demás actos públicos ejecutó por vez primera ante el público de la ciudad las más renombradas piezas de Il Trovatore y Rigoletto, óperas que en provincias como la nuestra no se habían representado todavía.”
Falleció Antonio Duque en Oviedo a mediados del año 1857.