Empleado mercantil y periodista, nacido en Oviedo en 1848 en modesto hogar de comerciantes, don José y doña Josefa de esos apellidos respectivos.

Huérfano de padre a los dos años de nacido y falto de este concurso a su educación, no pudo seguir una carrera con estudios oficiales; pero sí adquirió libremente una buena preparación en conocimientos matemáticos y mercantiles, que le permitieron desempeñar en la ciudad natal un cargo de confianza en el desaparecido Banco de Oviedo y ejercer más tarde como corredor de comercio y administrador de Loterías.

Ambicioso de medro personal, decidió buscar un campo de actividades más amplio, y en 1872  emigró a Cuba, que ya era ruta muy frecuentada por la juventud asturiana. Su primer destino en esa isla lo tuvo en el Banco Español, de la Habana, de donde pasó como secretario a la sucursal de Santiago de Cuba. Residió en esta ciudad por espacio de muchos años, hasta que se le destinó de contador a la sucursal de Matanzas, que dejó para ocupar el cargo de administrador de la casa central, de la Habana.

Durante su permanencia en Santiago de Cuba, conquistó desde los primeros momentos un lugar distinguido, con creciente predicamento, en la sociedad de esa población, favorecido por su cultura y carácter bondadoso. Con el destino obtenido como ascenso de administrador en la sucursal del Banco Español de esa ciudad compartió actividades de orden social a favor del bienestar y la prosperidad colectivos. Desempeñó cargos como los de consejero regional, miembro de la Junta de Obras del Puerto, vicepresidente de la Diputación provincial y otros. Fué también comandante del primer batallón de Voluntarios y, accidentalmente, teniente coronel y coronel de ese cuerpo armado. Hacia el año 1890 se le elevó a la Presidencia del Círculo Español, puesto que desempeñó algunos años con el general beneplácito de los asociados.

Al estallar la guerra de Independencia cubana, Elvira y Menéndez tomó la actitud patriótica que caracterizó a los españoles residentes en la isla, de absoluta intransigencia, porque entendían que así defendían con toda justicia los derechos de España. Fué entonces presidente de la Junta patriótica, y como tal tuvo iniciativas importantes, cual la suscripción sostenida allí para contribuir al aumento de la escuadra española. España tuvo en él a uno de sus más decididos adalides, y el Gobierno español recompensó sus merecimientos con la Gran Cruz del Mérito Naval en 1901. Ya reconocido antes a sus buenos servicios, le había concedido la encomienda de Isabel la Católica en enero de 1880 y la categoría de jefe superior de Administración Civil en mayo de 1887.

A esas diversas ocupaciones de Elvira y Menéndez en Santiago de Cuba iba unida la del periodista en la prensa local, aunque no le haya distinguido en esto la fecundidad. Sus artículos y campañas principales se publicaron en La Bandera Española. También colaboró en publicaciones de carácter asturiano, editadas en la Habana, entre ellas El Heraldo de Asturias.

Ya independizada la isla de Cuba, y al efectuarse la evacuación de los españoles que no quisieron continuar en ella, Elvira y Menéndez regresó a España (1899). Al año siguiente fué destinado como director al Banco Industrial, de Cartagena. Dejó este destino en abril de 1901 para trasladarse a Madrid como representante de varias instituciones bancarias de provincias, entre las que figuraba el Banco Asturiano de Industria y Comercio.

No hemos podido conseguir noticias posteriores de Elvira y Menéndez.

Referencias biográficas:

Anónimo.—Un bosquejo biográfico. (En La Ilustración Nacional, Madrid, 16 de noviembre de 1897.)

Ídem.—Un buen asturiano. (En Asturias, órgano del Centro Asturiano, Madrid, diciembre de 1897.)

F.B.—Biografía. Ilmo. Sr. D. Vicente Elvira y Menéndez. (En Asturias, órgano del Centro Asturiano, Madrid, marzo de 1897.)