Uno de los organizadores y dirigentes más descollantes de las masas proletarias asturianas, orador y escritor.
Otro caso en que ha fracasado nuestra mejor voluntad para evitar las lagunas de la presente obra.
Las peticiones por escrito, nuestras y ajenas, para que Amador Fernández tuviera la amabilidad de facilitarnos noticias de su vida, que completaran las escasas recogidas por nosotros, ya que no había otro recurso para adquirirlas, no han merecido la atención del interesado.
Nació Amador Fernández hacia 1890. Desde niño, nacido en hogar humilde, tuvo como principal libro escolar el del trabajo, en el que se forjó su espíritu en dirección rebelde a las condiciones entonces lamentables en que el trabajo se desarrollaba. Fué minero y después contratista de arrastres en las minas de carbón asturianas. Dotado de clara inteligencia, aunque privado de medios Para disciplinarla y fortalecerla, encauzó sus mejores esfuerzos a ilustrarse lo mejor posible, y pronto comenzó a descollar en las masas obreras como luchador por las reivindicaciones societarias con la palabra y la pluma, en asambleas y mítines, en periódicos proletarios y algunos de tono entre proletario y burgués, como El Noroeste, de Gijón.
La firmeza de sus acentos doctrinales y polémicos le dieron una relevante personalidad, sobre todo en el Sindicato Minero Asturiano, como uno de los lugartenientes del entonces director de esa entidad Manuel Llaneza. A la muerte de éste, en enero de 1931, quedó con Ramón González Peña, Teodomiro Menéndez y Manuel Vigil Montoto, como uno de los dirigentes en Asturias de las fuerzas socialistas y de las agrupadas en la Unión General Española de Trabajadores.
Al fundarse en Oviedo el diario Avance como órgano inspirador y defensor de esas masas en 1932, se le confió a Amador Fernández la gerencia, que desempeñó hasta la desaparición de ese periódico cuando la revolución de octubre de 1934.
Complicado como uno de los dirigentes de ese movimiento revolucionario, al quedar vencido éste, huyó al extranjero y residió en Francia y Bélgica hasta que, triunfante como diputado a Cortes por Asturias en la candidatura del Frente Popular, cuando las elecciones generales celebradas el 16 de febrero de 1936, quedó en condiciones de regresar a España a favor de la amnistía promulgada pocos días después bajo el Gobierno presidido por Manuel Azaña.