Político y escritor de la primera mitad del siglo XIX, padre del famoso estadista y hombre de gobierno don Raimundo de esos apellidos. .
No hemos podido adquirir noticias concretas de esta personalidad más que de los últimos años de su existencia. Sabemos que nació en Oviedo a fines del siglo XVIIl o comienzos del XIX, que estudió la carrera de Leyes en la Universidad, de la que fué luego profesor, que escribió algo en los periódicos locales y que pasó a Cuba al amparo del nombramiento de asesor del Gobierno general de la isla. En esta entonces provincia española de Ultramar, gozó de gran prestigio y general estimación por sus prendas intelectuales y morales. Españoles y cubanos coincidían en reconocerle saber y actitud siempre manifiestos. Fué, en fin, durante su larga permanencia en la Habana personalidad de grandes influencias en todas las esferas sociales. También, al parecer, cultivó las letras sobre cuestiones económico-políticas en los periódicos habaneros.
Como gran protector de los emigrantes asturianos a Cuba, le enjuicia así Protasio González Solís: “yo no sé si alguien habrá igualado, pero es seguro que nadie aventajó a Villaverde en los auxilios prestados a los pobres muchachos que se encontraban muchas veces sin sombra ni pan que llevar a la boca. Con aquella afabilidad y aquella inclinación al bien que caracterizaba al noble hijo de Oviedo, tan pronto como tenía noticia de la llegada de algún barco de los Puertos de Asturias, se encamina a la bahía. se enteraba del número y condiciones de los jóvenes migrantes y si tenían o no colocación, y con un celo que casi puede llamarse evangélico recogía a los desamparados, les llevaba a su casa y les mantenía y cuidaba hasta que podía procurarles acomodo, que no tardaba en conseguirlo, pues Fernández Villaverde gozaba de inmenso prestigio y consideración en toda la isla y, sobre todo, entre la influyente colonia asturiana.”
Después de repatriado se dedica a la política activamente, llevaba ideas de reforma administrativa en lo que él había podido aportar abundante experiencia, sobretodo en cuanto a la administración colonial, más deficiente y torpe que la peninsular, con serlo esta mucho. En las elecciones de diputado a Cortes de 1844 salió o diputado suplente por la jurisdicción de Asturias. y en las citadas en 1846 por pequeños distritos triunfó su candidatura por los de Salas (Asturias) y Pontevedra y Puente Caldelas de esta misma provincia. Optó por la última representación, que continuó ostentando en el Congreso de los Diputados en cuatro elecciones consecutivas hasta 1854.
Gozó como político de respetabilidad por su saber y Su conducta y desempeñó en ese tiempo sucesivamente los cargos de subsecretario de Hacienda y Gobernación y el de consejero de Estado.
La muerte truncó su brillante carrera política en 1855.