Fraile cartujo del siglo XVI y pintor de relevantes méritos. De él da Fuertes Acevedo la siguiente escueta noticia en su obra Bosquejo: “Pintor de gran valer que llevó su talento a brillar fuera de su patria.”
La Enciclopedia Espasa le da por nacido en el valle de Anievas (Santander) y el Diccionario enciclopédico hispano-americano en un imaginario Amieva, de la misma provincia, nuestras noticias, de mayor garantía, son que ha nacido en el concejo asturiano de Amieva, probablemente en 1620, hijo de don Alonso de ese apellido y doña María García, y que fué hermano del arcipreste de esa jurisdicción, don Agustín, La fecha que anota Fuertes Acevedo se refiere a la profesión en la cartuja de Santa María de las Cuevas, cerca de Sevilla, que tuvo lugar el 22 de julio de ese año.
Según Ceán Bermúdez, a quien seguimos en estos apuntes, parece que Fr. Cristóbal Ferrado aprendió el arte de la pintura en el citado monasterio imitando a los pintores que trabajaron en él y acaso recibiendo de ellos algunas lecciones cuando la regla se lo consentía. La suposición es razonable, pero también se puede suponer que algo supiera de la técnica pictórica al tomar el hábito de cartujo, puesto que andaba ya por los veinte años cuando ingresó en la comunidad.
“Sea lo que fuese de esto—dice Ceán—, lo cierto es que llegó a ser uno de los buenos naturalistas que hubo en Andalucía, cuyas obras tienen corrección de dibujo, arreglada composición, figuras bien Plantadas, gran masa y fuerza de color y gracia en los países.”
Diez de sus mejores cuadros quedaron en la cartuja de Sevilla, en el claustro de San Miguel, uno de ellos representando a este arcángel y los otros nueve a diversos venerables de la Orden. En la hospedería dejó, además, un San Jerónimo penitente y cinco pasajes de la Pasión de Cristo. Se le atribuyen, además, seis cuadros sobre diferentes pasajes de la vida de la Virgen, colocados en el claustro principal, y otros dos en la celda del prior, que representan a la Virgen y a San José respectivamente.
“Pocos le igualaron—dice también Ceán Bermúdez—en la observancia de aquel santo instituto, por lo que fué nombrado procurador y rector de la cartuja de Cazalla.
Falleció en Sevilla el 29 de abril de 1673, “acometido de graves dolores de hijada y piedra que sufrió muchos años”.