Pedagogo, arqueólogo y poeta que gozó de merecida estimación en Oviedo y Asturias, con resonancias fuera de la región, en la segunda mitad del siglo XIX. Si como investigador en Historia y Arqueología merece que su nombre no siga en el olvido, como literato tiene derecho al recuerdo perdurable de los asturianos, por haber sido el único poeta que ha versificado en el léxico al uso entre los llamados vaqueiros de alzada.

Flórez y González, a quien Fermín Canella y Secades cita, caso frecuente en él, con los apellidos invertidos: González Flórez, nació en la villa de Cangas del Narcea, entonces Cangas de Tineo, hacia el año 1830, hijo del también pedagogo y escritor don José María Flórez y Rodríguez. Formada su vocación por la enseñanza al lado del padre, estudió con notables aptitudes y aprovechamiento la carrera de maestro, que comenzó a ejercer en Bujalance (Córdoba). Residente en esta población se casó por poder, probablemente en 1852, con doña María Teresa González del Reguerín y Avello, de su familia y pueblo natal, y allí nació acaso al año siguiente su hijo Alfredo, anteriormente reseñado.

Después de ejercer durante algunos años la función de maestro de instrucción primaria, consiguió la realización de dos íntimas aspiraciones: residir en Asturias y ser profesor de Escuela Normal. Designado profesor de la Escuela Normal de Maestros, de Oviedo, de la que fué director desde 1879 hasta su fallecimiento, en esa ciudad tuvo su residencia habitual y en ella desplegó con las actividades pedagógicas las intelectuales que le dieron renombre y consideración extensos y sólidos.

Con las ocupaciones de profesor alternó otras funciones en centros culturales ovetenses, como las de secretario desde ese mismo año (1879) de la Sociedad Económica de Amigos del País y de la Escuela de Artes y Oficios desde el año siguiente y por espacio de unos seis.

Especializado en investigaciones arqueológicas, mereció que la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid, le designara académico correspondiente, y Con este carácter perteneció durante Muchos años a la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, de Oviedo, a cuya institución, así como al Museo de antigüedades fundado por ella, prestó notables y valiosas cooperaciones, particularmente, en la comisión que le fué encomendada como director de las excavaciones llevadas a cabo en El Castellón (Coaña), sobre lo que escribió (número I) una memoria que mereció grandes alabanzas.

Como investigador de temas histórico – arqueológicos y como Poeta en dialecto vaqueiro ha colaborado en algunas publicaciones Ovetenses, entre ellas, la Revista de Asturias y además en el Museo Español de antigüedades.

Falleció en Oviedo el 7 de agosto de 1890.

Obras publicadas en volumen:

I.—Memoria relativa a las excavaciones de El Castellón, en el concejo de Coaña, Asturias. (Oviedo, 1878; opúsculo editado por la Diputación provincial.)

ll al VI—Memorias de la Escuela de Artes y Oficios. (Oviedo, 1881 al 85; cinco memorias Correspondientes a los cursos iniciados desde 1880 al 84.) ,

VII.—Composiciones en dialecto vaqueiro. (Cangas de Tineo, 1883; opúsculo.)

Trabajos sin formar volumen:

1.— Un estudio arqueológico. (Puesto como apéndice al folleto Actas de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Oviedo, Oviedo, 1874.)

2.—Una composición en dialecto vaqueiro. (En la antología Poesías selectas en dialecto asturiano, Oviedo, 1887, de Canella y Secades.)

3.—Una ídem. (En Memorias asturianas, Madrid, 1890, de Protasio González Solís.)

4.—Una ídem. (En la antología Los nuevos bablistas, Gijón, 1925, de E. Gra. Rendueles.)