Como el anterior, catedrático y magistrado famoso en su tiempo, segunda mitad del siglo XVII, de personalidad borrosa. Seguramente de la misma familia, acaso sobrino.
Flórez de Sierra Osorio nació en Llamas (Cangas del Narcea) en el primer cuarto del siglo XVII. El 6 de enero de 1648 pasó a completar estudios al Colegio de San Pelayo, de Salamanca, fundado por el arzobispo Valdés, fundador también de la Universidad Ovetense. De ese Colegio se trasladó luego al Mayor del Arzobispo, de la misma ciudad, y en él obtuvo la cátedra de Código de la Universidad, en la que regentó después la de Digesto.
Más tarde, según se anota en el Libro de recepciones del Colegio de San Pelayo, “salió con plaza de oidor de Méjico, en la cual mostró tan bien su gran cabeza y Su gran literatura, que, teniendo el rey noticia de ella, le honró con puestos de mayor confianza, como fueron el caballeroso de gobernador y capitán general de todas las armas de la Nueva Vizcaya en aquel reino; el de superintendente general de todas las armas de la Nueva Galicia; el de gobernador y capitán general de Guatemala, y, últimamente, el de presidente de la misma Chancillería, ocupaciones que, en cualquier estado monárquico, acreditan bien la gran confianza del rey y no menor lealtad del vasallo, a quien trajo después a España con plaza de oidor de Granada, pero, antes de tomar posesión de ella, le hizo merced su Majestad de una en el Real y Supremo Consejo de las Indias y, poco después, de su Cámara, en cuyo ejercicio acabó su vida tan gloriosa este gran caballero, que supo tan bien servir a su soberano, como lo manifiesta la gran confianza y honra que le hizo.”
Se desconocen los trabajos salidos de su pluma y la fecha del fallecimiento.