Escritor de la segunda mitad del siglo XIX. Se le considera avilesino de nacimiento, pero nuestra creencia es que ha nacido en Llanera, como su hermano Bernabé, reseñado a continuación. Nació probablemente en 1853. Fueron sus padres don José y doña Petra de esos apellidos respectivos. Estudió la segunda enseñanza en el Seminario de Valdediós (Villaviciosa), y después ampliación de ella y el notariado (que entonces era carrera menor e independiente de la licenciatura en Derecho en la Universidad de Oviedo.
Pasó luego a ejercer en el juzgado de primera instancia de Avilés como escribano o secretario judicial, y al frente de ese destino permaneció hasta su muerte el 12 de enero de 1905.
Con las ocupaciones profesionales asoció algunas actividades de escritor, limitadas a los periódicos locales. En julio de 1886 comenzó a publicar bajo su dirección un semanario con el título de El Noticiero Avilesino, que tuvo algunos años de vida. Posteriormente colaboró en otros periódicos, entre ellos el Diario de Avilés y la revista La Semana Ilustrada (1901-3), que dirigía José Martín Fernández. Ha solido emplear el anagrama A. O’Dorel.
Fué poeta festivo y cronista en prosa, pero sin alcanzar estimación literaria. Reciente la inauguración de un desaparecido teatro municipal en Avilés, Ambrosio Loredo estrenó un juguete cómico tan malo, al parecer, que el público le gastó la sarcástica broma de llamarle reiteradamente al proscenio y cuando le tuvo allí, en lugar de los esperados aplausos, lo que recibió el autor fué una lluvia de diversos objetos.