Religioso agustino y escritor contemporáneo, nacido en Ceceda (Nava), el 21 de julio de 1863, hijo de humildes agricultores, don Elías y doña Florentina Espina.
A los doce años, después de hechos los estudios primarios, se trasladó al Colegio-Seminario de Valdediós (Villaviciosa), en el que estudió Latinidad. Tomó el hábito de la Orden de San Agustín en el Colegio de Valladolid, donde, tras el reglamentario año de noviciado, hizo la profesión simple de votos el 8 de setiembre de 1879. Cursados en dicho colegio los dos primeros años de Filosofía de la carrera eclesiástica se le trasladó al de La Vid (Burgos), donde estudió el tercer año de esa disciplina y tres de Teología. En el mismo colegio hizo la profesión solemne de votos y recibió las órdenes de subdiácono. Al ser entregado a los agustinos en 1885 el monasterio de El Escorial, concluyó aquí su carrera eclesiástica y se le ordenó de presbítero en Madrid el 29 de setiembre de 1886.
Continuó residiendo en El Escorial destinado como auxiliar de la Biblioteca. Todavía estudiante se inició como escritor en la revista de la orden allí editada, La Ciudad de Dios.
En enero de 1888 se le destinó como profesor de Filosofía al colegio de Valladolid y en el año siguiente al de La Vid. En noviembre de 1891 se le envió a las misiones establecidas por la orden en Filipinas.
Cuando se trasladó a este archipiélago tenía ya reputación de educador y de publicista, en este último aspecto con sus colaboraciones en la publicación antes citada, en Revista Agustiniana, La Cruz y otras además de su obra de texto Historia eclesiástica (número I).
En el convento de Manila continuó sus actividades de profesor y en las Facultades de Teología y Derecho Canónico hasta que la insurrección filipina y la guerra produjeron en la vida de Fr. Ignacio Monasterio una mutación. En agosto de 1899 los superiores le encomendaron se trasladara con los estudiantes a la colonia portuguesa de Macao, donde fundó una residencia agustiniana y prosiguió sus actividades docentes. En mayo del siguiente año, ya concluida la guerra, regresó a Manila. En octubre se trasladó a España y a fines de 1899 a Perú.
En Cuzco, además de rector del seminario, fué vicario provincial de los religiosos-profesores que le acompañaban. Ya organizado y en normal desenvolvimiento los estudios en el seminario, los superiores le encomendaron la restauración de la orden en el Perú, para lo cual se trasladó a la capital. Lima, con la categoría de comisario general.
Tanto aquí como en Filipinas no dejó de atender sus dedicaciones de escritor. Además de publicar los varios trabajos en volumen que van anotados luego, colaboró en los periódicos de Cuzco: El Comercio, El Trabajo, La Coalición y El Obrero.
Después de una temporada transcurrida en España en 1905, con motivo de su asistencia al primer capítulo provincial, regresó a Perú por la Argentina y Chile, y en Lima prosiguió la labor que como comisario general le estaba encomendada, a la vez que continuó escribiendo sobre los más variados temas de bibliografía, critica, religión, historia, cuestiones sociales, etc. Recogieron entonces sus colaboraciones los periódicos limeños El Bien Social, Revista Católica, Unión Católica y El Hogar Cristiano. Además de su verdadero nombre ha empleado los seudónimos de “Frimosa” y “Fr. Garrote”.
Con motivo del capítulo provincial de 1909 regresó en este año a España; residió en Madrid con el cargo de definidor hasta los últimos meses de 1913. Con ese cometido compartió el de censor en la revista agustiniana madrileña España y América. Por esos años y posteriormente colaboró con asiduidad en dicha revista, en Archivo Hispano-Agustiniano y en otras publicaciones.
En 1913 ocupó provisionalmente el puesto de vicario provincial. Concluida reglamentariamente su misión como definidor y esta interinidad, pasó a residir al convento de Llanes. Pero poco tiempo después hubo de trasladarse a Santander para dirigir la organización de un centro docente; creado este centro con el nombre de Colegio Cántabro fué nombrado director del mismo en agosto de 1917. Cesó en 1922 al elegírsele por segunda vez definidor de provincia, cargo que le obligó a trasladar su residencia a Madrid.
Ya anciano de setenta años y casi privado de la vista, en junio de 1933 se retiró al colegio de Valladolid, con el deseo de terminar su vida en la misma casa en que había empezado su carrera religiosa.
Obras publicadas en volumen:
I.— Historia eclesiástica. Programa de lecciones que en el Colegio de Santa María de La Vid, explica el R. P. lector Fr… (La Vid, 1890).
II.—San Ignacio de Loyola. Panegírico. (Malabón, Filipinas, 1895; folleto).
III.—Divi Thomae a Villanova… Opera omnia. Vol VI. (Manila, 1897).
IV.—Reglamento y plan de estudios del Colegio-Seminario conciliar de San Antonio Abad del Cuzco. (Cuzco, 1900; opúsculo).
V.—Colegio-Seminario de San Antonio Abad de Cuzco. Memoria del R. P. Rector… leída en la clausura del año escolar 1900-1901(Cuzco, 1901; opúsculo).
VI.—Corona fúnebre que a la memoria del Dr. don José Domingo Marmanillo, vocal de la Corte Superior de Justicia de Cuzco dedica y consagra su desconsolada viuda señora Eufemia Velasco. (Limas 1906; folleto que contiene trabajos de otros autores).
VII.—Recuerdo de la inauguración del templo de San Agustín de Lima. (Lima, 1908; un tomo en 4. con trabajos de otros autores)
VIII.—Místicos agustinos españoles. (El Escorial, 1929; dos tomos en 8º; trabajo publicado anteriormente en la revista España y América desde 1922 a 1926).
Trabajos sin formar volumen:
1.—San Agustín. (En la revista La Cruz, 1887, con motivo del XV Centenario de la conversión de San Agustín, número especial).
2.—Estudios críticos sobre el P. Maestro Fr. Juan Márquez (En la revista La Ciudad de Dios, El Escorial, tomos XIV al XVII; numerosas crónicas).
3.—Los asturianos de ayer: El P. Corujedo. (En el diario El Carbayón. Oviedo, 17 y 18 de agosto de 1889: trabajo reproducido de La Ciudad de Dios).
4.—Memoria leída por el R. P. rector del Seminario… en la clausura del año escolar de 1900. (En El Trabajo, Cuzco, 1900).
5.—León XIII. (En ídem, 5 de marzo de 1902).
6.—La palabra de Dios. (En la Revista Católica, Lima, 10 de octubre de 1902 al 21 de julio de 1903; veintitrés artículos).
7.—Glorias del Episcopado peruano. (En la revista España y América, Madrid, tomos XXVI al XXXI.)