Más conocido por el título nobiliario de marqués de Villaviciosa de Asturias, político y escritor contemporáneo y también, gran deportista, fallecido. Primogénito de Alejandro Pidal y Mon, del que se da noticia más adelante. Nació en Somió (Gijón) en 1870. Carecemos de noticias concretas sobre su infancia y adolescencia; sabemos que estudió Leyes. La primera noticia concreta que de él tenemos es la de su boda, a los veintidós años de edad, en Mieres, con doña Jacqueline Guilhou, hija del gerente de la fábrica de fundición y construcciones establecida en esa villa; fué madrina de boda la reina regente María Cristina, quien con ese motivo le concedió el mencionado título nobiliario.
Desde su entrada en la juventud se dedicó con gran entusiasmo a algunos deportes, particularmente, alpinismo y cinegética. También un poco como deporte desarrolló actividades políticas y literarias. Militante en las filas conservadoras fue diputado a Cortes por el distrito de Belmonte desde 1896 hasta 1907 y por el de Luarca desde ese último año hasta 1910. A la vez salió triunfante también su candidatura por Mondoñedo (Lugo) en 1899. Batalló en el Congreso de los Diputados coro orador ardoroso sobre problemas de enseñanza y patrióticos, considerándosele pintoresco en su oratoria. Solía ser oportuno en las interrupciones.
Del congreso pasó al Senado, nombrado senador vitalicio por Eduardo Dato en 1914.
A la vez que las funciones políticas desarrolló las literarias. Se dio a conocer con una traducción de Gorcher. Teoría de los cambios, con frecuentes colaboraciones en diferentes periódicos madrileños, entre ellos El Imparcial y Vida Nueva y numerosos folletos y libros sobre muy diversas cuestiones.
Aunque haya quien ensalce su pluma por la “profundidad de pensamiento, galanura de estilo y copiosa y selecta erudición» (Martín Mateos en Biografías asturianas), otras opiniones son diametralmente opuestas. La nuestra es que, sobre todo en las últimas producciones del marqués de Villaviciosa de Asturias, nos reconocemos totalmente incapaces para penetrar en los arcanos del pensamiento que expone. Nos resistimos a creer que nuestra incomprensión dependa de la oscuridad impenetrable tanto de estilo como de concepto del Sr. Pidal, aunque abone esta suposición algún juicio como éste a todas luces hiperbólico de Alfonso Camín:
«Señor don Pedro Pidal,
Marqués de Villaviciosa,
juego un duro contra un real,
si hay quien entienda esa prosa
de esquimal».
Además de lo que hayan tenido de deporte para él la política y las letras, su nombre va unido a éxitos abundantes como deportista de verdad. Excelente cazador, ha concurrido a campeonatos de tiro nacionales y extranjeros conquistándose en ellos uno de los más sólidos renombres mundiales. En el concurso de tiro de pichón celebrado en la Casa de Campo, de Madrid, en mayo de 1901, se le proclamó campeón de España. En la misma habilidad alcanzó importantes premios en concursos extranjeros en París, en Mónaco y otras ciudades. Pero su mayor triunfo como tirador de escopeta lo conquistó en Londres, en 1904, en concurso auspiciado por el Gran Club, en el que ganó la copa internacional y tres premios más, con lo que se colocó a la cabeza de los primeros tiradores de Europa.
Tan importante éxito le preparó algún tiempo después (enero de 1906) al puesto de presidente de la Asociación General de Cazadores y Pescadores de España. Al año siguiente, otro éxito ratificó su prestigio de tirador: el premio primero en el Concurso Internacional de Tiro de Pichón celebrado en Montecarlo. Continuó posteriormente ganando otros campeonatos nacionales y extranjeros. Esa maestría fue una de las circunstancias que le llevaron a cultivar íntimamente la amistad con Alfonso XIII.
Además de algunas condecoraciones españolas entró en posesión de la de Caballero de la Legión de honor francesa, por su cooperación al éxito de la exposición Universal de París, de 1900.
En el verano de 1933 se le rindió un homenaje en Poo (Cabrales) por iniciativa de la sociedad montañera Peñalara, en recuerdo de haber sido Pedro Pidal la primera persona conocida que escaló la cima del famoso pico Naranco de Bulnes, de ese concejo. El homenaje consistió en la erección de un monumento rústico, denominado Mirador del Pozo de la Oración.
Obras publicadas en volumen:
I.—Espiritualismo lógico. (Madrid).
Il.—¡Alerta, España! (Madrid, 1898).
III.—¡Español, edifícate! (Madrid).
IV.—Lo que piensa, quiere y puede el extranjero. (Madrid).
V.—Instrucción pública. (Madrid. 1912.)
VI—¿Quijotes o Celestinas? Violación de la España naciente. (Madrid, 1916; colección de discursos parlamentarios sobre enseñanza).
VII.—Parques nacionales. (Madrid: discurso en el Senado).
VIII.—Lo que es un parque nacional y el parque nacional de Covadonga. (Madrid, 1917).
IX.—Los Picos de Europa. Contribución al estudio de las montañas españolas, (Madrid, 1918).
X.—El Naranjo de Bulnes. Peña Santa. (Madrid, 1919)
XI.—Política al alcance de todos. (Madrid, 1919).
XII.—Filosofía al alcance de todos. (Madrid).
XIII.—El crimen político. Fabricando menores y mujeres. (Madrid, 1922)
XIV.—Liberalismo dictatorial y despotismo democrático. (Madrid, 1923)
XV.—Constitución católica, apostólica, cristiana. (Madrid, 1927)
XVI.—Segundo y símbolo, no sustituto. (Madrid).
XVII.—Del paisaje a la política: Monarquía del “Filioque”, republicano, nacional o de Alfonso. Apertura de las Cortes este verano en el Parque Nacional de la montaña de Covadonga, La Vorte en Poo. Las Cortes en Ordiales. (Madrid, 1931).
XVIII—El misterio del uni en el verso explica el universo, Determina su filosofía, su religión, su ciencia, su moral y su política. (Madrid, 1933).
XIX.—El caso de la Fábrica de Mieres. (Gijón, 1933).
XX.—El caso de los parques nacionales. (Gijón, 1934).
Trabajos sin formar volumen:
1.—La caza del oso en Asturias. (En el tomo II de la obra Asturias, Gijón, 1897, dirigida por Octavio Bellmunt y Fermín Canella)
Referencias biográficas:
Caballero Audaz (El).—El marqués de Villaviciosa de Asturias (Entrevista en el tomo VIII de la obra Lo que sé por mi, (Madrid, s. a.)