Prestigioso magistrado del siglo XVIII que alcanzó los primeros lustros de la siguiente centuria. Nació en la casa de Onao, del concejo de Cangas de Onís, en el año 1746.

Comenzó los estudios de la carrera de Leyes en la Universidad de Oviedo y los continuó en las de Osuna (Sevilla) y Ávila, concluyéndolos en esta última. Se incorporó luego al Claustro de la Universidad de Valladolid, del que fue algún tiempo secretario.

Todavía en los albores de la juventud, veintiocho años, las muestras de su saber le conquistaron galardones (1774) como los de académico de honor y de mérito de la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

En ese mismo año se le destinó como oidor a la Audiencia de Guatemala se distinguió aquí por su gran protección a los indios. Después fué nombrado fiscal de la Audiencia de Lima, pero no llegó a tomar posesión de este cargo por haber recibido antes el nombramiento de fiscal de la Hacienda de Méjico, que pasó a desempeñar en 1779.

Repatriado algún tiempo después desempeñó el puesto (1793) de fiscal del Consejo Superior de Indias. En 1802 pasó al mismo como ministro togado.

Con este mismo cargo se trasladó a Cádiz cuando la invasión francesa de 1808, y lo desempeñaba cerca de la Junta Suprema cuando las Cortes, al crear en 1813 el Tribunal Supremo de Justicia le designaron presidente.

Al ser suprimido esta alto tribunal por Fernando VII en 1814, Posada y Soto fijó su residencia en Toledo, y en esta ciudad falleció en enero de 1815.

Dice Beristain de Souza que, durante su permanencia de algunos años en Méjico, “desempeñó sus deberes con un celo y actividad iguales a sé inteligencia y desinterés”. Y al dar cuenta de algunos trabajos publicados por esta personalidad, agrega: “Escribió mucho en cumplimiento de los importantes oficios que tuvo a su cargo, y sus dictámenes y respuestas fiscales sobre asuntos muy delicados de la hacienda pública podían formar muchos tomos en folio. Algunos de dichos escritos existen en la Biblioteca de la Santa Iglesia de Méjico”.

Estuvo condecorado con la gran Cruz de la Orden de Carlos III.

Obras publicadas en volumen:

I.—Sobre el comercio libre de harinas.

II.—Sobre exención de alcabalas a los utensilios y géneros que consumen las minas de la N. E. (México, 1781)

III.—Discurso pronunciado con motivo de la instalación del Supremo Tribunal de Justicia. (Cádiz, 1812)

Obras inéditas:

I.—Informe sobre el proyecto de Fr. Augusto para beneficiar las minas de plata y oro de América, evitando el uso del azogue. (Ms. de 1806 con otros autores; depositado en la Academia de la Historia)