Canónigo y poeta de la primera mitad del siglo XIX. Hermano del célebre General Rafael, caudillo desventurado de la revolución constitucionalista de 1820.
Nació Miguel del Riego y Flórez Valdés (a quien Fermín Canella y Secades da por nombre Manuel en algunos escritos) en Santa Maria de Tuña (Tineo) el 13 de junio de 1781. Sus padres, descendientes de ilustres familias asturianas, fueron don Eugenio del Riego Nuñez y Flórez, también poeta y reseñado más adelante, y doña Maria Teresa Florez Valdés; Ha de advertirse que Fuertes Acevedo anota en Biblioteca de escritores asturianos a la madre con el nombre de Maria Teresa del Riego y a don Miguel, como consecuencia, con los apellidos de Riego y Riego, cosas ambas equivocadas.
Cursó en la Universidad de Oviedo, ciudad donde entonces residía la familia, la carrera eclesiástica. A los veintidós años era ya clérigo tonsurado y en atención a su virtud y saber, el obispo ovetense le concedió en 1803 la prebenda de libre disposición.
“Miguel —dice en su libro Riego la escritora asturiana Eugenia Astur — a imitación de su padre, rindió desde muy joven culto a la gaya ciencia, y en sus versos nótase ya un estilo suelto y natural que hace presentir la evolución literaria que se avecina. Al mismo tiempo despertóse en él un gran entusiasmo bibliográfico, que andando los años, habría de absorber su vida”.
Fué canónigo de la Catedral de Oviedo por espacio de veinte años, y durante este tiempo gozó en Oviedo del respeto y la consideración generales, Muerto el padre en 1816, vino a ser el jefe de la familia.”Por ser jefe de la casa – dice la citada autora – y por su carácter sacerdotal considerábasele como una especie de patriarca, cargo que él desempeñaba usando de una dulce tiranía por todos acatada. Y no es que fuese autoritario el bondadosísimo D. Miguel, sino un poquito mandón y convencido de que sin su intervención nada iría bien.»
Al sobrevenir la invasión francesa de 1808 tomó parte activa en el movimiento de defensa nacional iniciado en Oviedo contra el invasor y fué luego miembro de la Junta de Observación y Defensa establecida en Luarca en 1810, como sucesora de la Junta General del Principado, invadido éste en parte por las tropas napoleónicas. Prestó valiosa cooperación en el avituallamiento del ejército.
Durante la época absolutista que duró desde el regreso a España de Fernando VII en 1814 hasta 1820, Miguel del Riego se mostró hombre de ideas liberales, cuanto se lo consentía su hábito sacerdotal., ya en sus producciones literarias, bien en su vida de relación en Oviedo. Consecuente con esa manera de ser y pensar, al sublevarse su hermano en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) en enero de 1820 contra el despotismo del rey y en favor del régimen constitucional, se puso resueltamente al lado de la causa invocada por aquel, alentándole con su consejo y entusiasmo.
No faltan autores que pongan reparos en esta conducta suya y hasta la juzguen mezquina y bastarda, aprovechándose a la vez para juzgarle peyorativamente como intelectual, como hace Pastor Diaz en la biografía de Agustín Argüelles, cuando dice que era “hombre estrafalario e inquieto, no enteramente cabal en su juicio, instruido, pero de mal gusto en su saber, admirador apasionado de su hermano, pero cuya admiración tenía visos ya de manía, ya de interés que encontraba en el héroe, cercado pariente, un medio de crédito y engrandecimiento para la fama. La inculpación no puede ser más gratuita puesto que lo cierto es que no hay el menor indicio de medro personal ni familiar mientras su hermano el general estuvo en auge, cuando le habría sido fácil alcanzar algún provecho de esa situación.
El deseo del general Rafael del Riego de proporcionar a su esposa enferma el sosiego y la tranquilidad que no podía tener en España, agitada de extremo a otro por la segunda invasión francesa (1823), le movió enviarla a Inglaterra; acompañándola marchó su cuñado Miguel. Desde entonces vivió siempre en Londres. Fueron muy bien recibidos los viajeros y en los primeros tiempos les libraron de apreturas económicas algunas suscripciones, pero después el canónigo hubo de recurrir al trabajo personal para defender a la familia confiada a su amparo, se dedicó al negocio de librería, que no le evitó vivir pobremente.
Entre sus actividades de editor figura la de haber publicado, después de establecido en Londres, algunas composiciones inéditas como del padre y otras suyas. Empleó en algunas ocasiones el seudónimo de Anciano de Hesperia.
Falleció en Londres en el año 1848.
Obras publicadas en volumen:
I.—Los doce triunfos de los doce apóstoles, hechos por el Cartuxano profesor en Santa Maria de las Cuevas… lo saca a luz… de un en que hoy existe en la Libreria del Museo Britanico. (Londres, 1841).
Il.—Colección de obras poéticas españolas: unas, casi enteramente perdidas: otras, que se han hecho muy raras: y todas ellas merecedoras de ser conservadas en el Parnaso español. (Londres, 1843; se incluyen algunas de su padre).
Trabajos sin formar volumen:
1.—Soneto. (En el suplemento correspondiente al número 8 del periódico ovetense El Conciliador de la Nación y el Rey, 1820).
2.—El poder de la música. (Romance incluido en el tomo de obras póstumas poéticas, que publicó del padre, Londres, 1842).
Referencias biográficas:
Fuertes Acevedo (Maximo).—Los asturianos de ayer: Don Miguel del Riego y Riego. (En El Carbayón, Oviedo, 24 de noviembre de 1886)