Del Cuerpo Consular y escritor contemporáneo, fallecido. Nació en Gijón probablemente en 1850, hijo de Servando de esos apellidos, político y escritor reseñado a continuación, y de doña Maria Teresa Carvajal, en hogar muy acomodado.
Pasó parte de su niñez en Avilés, por donde el padre fué diputado a Cortes; en esta villa comenzó los estudios de bachillerato, continuados y concluidos en el Instituto del Noviciado, después del Cardenal Cisneros. En la Universidad Central cursé seguidamente la carrera de Leyes hasta licenciarse en Derecho civil y canónico.
En setiembre de 1873 ingresó en el cuerpo consular y comenzó a prestar servicios auxiliares en el Consulado de Civita-Vecchia. Ascendió en 1878 a vicecónsul y en 1883 a cónsul de segunda categoría. Algún tiempo después se le trasladó al Consulado de Cette, en Francia, en el que permaneció hasta 1888, fecha de su regreso a España con motivo de la enfermedad que costó la vida al padre.
Después de una breve permanencia en el Ministerio de Estado en comisión, se le destinó en 1889 a desempeñar el consulado finlandés de Helsingfors, del que fué trasladado al de Panamá, y en el cual ascendió a cónsul de primera clase en noviembre de 1890.
Al año siguiente regresó a España con destino al Ministerio de Estado, en el que prestó servicios tan importantes como el de representar a España como delegado en París para concertar en 1892 un nuevo Tratado comercial. En el mismo Ministerio se le nombró en julio de 1894 jefe de la Sección de Comercio con la categoría de Cónsul general.
En este mismo año, pocos días después, se le nombró delegado de Hacienda en comisión para la provincia de Cuenca, confiándosele trabajos de inspección e investigación. En febrero de 1895 fué elevado a vocal del Consejo Superior de Sanidad con categoría de jefe superior de Administración civil.
Algún tiempo después se retiró a vivir a Gijón al cuidado de sus intereses, pero no tan entregado a ellos que dejara de compartir entusiasmos en favor del progreso local, favorecido por los extensos conocimientos alcanzados en el estudio, los viajes y las prácticas consulares, de los que dio brillantes testimonios a lo largo de su vida como escritor, aunque sin notable fecundidad, en periódicos gijoneses con El Noroeste y algunas publicaciones madrileñas de carácter científico. También fue redactor de la Agencia Fabra de información periodística.
Conquistado el cariño del vecindario gijonés, fue elevado a petición casi unánime en 1902 al desempeño del cargo de alcalde. Desde él propulsó el bienestar y el progreso locales con grandes afanes. También abrillantó el cargo en algunas solemnidades, entre las que destaca su concurrencia en Madrid en representación del municipio en la coronación de Alfonso XIII, en ese mismo año. Sin embargo, mal avenido con la política al uso, dejó su puesto en enero de 1903.
En diciembre de 1910 volvió a las actividades consulares, designado cónsul general de Lisboa. En 1914 pasó con igual categoría a Manila. En noviembre de 1915 se le trasladó con ascenso al Consulado general de Hamburgo, donde falleció en agosto de 1916.
Trabajos sin formar volumen:
I.- Algunas consideraciones sobre el comercio de Portugal con España (En la Revista de Geografía Colonial y Mercantil, Madrid, 1912, tomo IX)