Fraile dominico nacido en San Salvador de Endriga (Somiedo) el 27 de diciembre de 1844, hijo de don Juan de ese apellido y doña Teresa Flórez, labradores modestos.
Tomó el hábito de la Orden de Santo Domingo en el convento de San Juan Bautista, de Corias (Cangas del Narcea) el 28 de octubre de 1862, y en él hizo la profesión simple de votos en igual fecha del año siguiente y la solemne el 29 de ese mismo mes del 66.
En ese convento-colegio fué profesor de varias asignaturas, entre ellas, de Matemáticas, Física, Química e idiomas.
“Era la misma mansedumbre y humildad—dice Fr. Paulino Álvarez en Santos, bienaventurados, venerables de la Orden de Predicadores—, corazón tierno, alma sin mancha… Sin saber por arte de qué, resultó ser en todo sabio: en Derecho canónico, en Teología, en Filosofía, en Historia, en Ciencias naturales… Escribía con fluidez y ameno estilo.”
También desarrolló actividades de traductor, como las de los cuatro primeros tomos de las Conferencias dogmáticas del P. Monsabró.
Encontrándose de misión en Infiesto, remató estos trabajos con una peregrinación a pie a Covadonga, “rezando rosarios y cantando letrillas a la Virgen”, dice el citado Fr. Paulino, y aquella misma noche, en Covadonga, 5 de agosto de 1879, dejó de existir durante el sueño, víctima de un aneurisma.