Se trata de una de tantas personalidades que han llegado a nosotros como un eco envuelto en oscuridades acaso inextricables. Ciríaco Miguel Vigil se refiere en Heráldica Asturiana a un Juan Alonso Valdés que a nosotros nos ha parecido con alguna probabilidad el Alonso de Valdés incluido por el canónigo González de Posada en Memorias Históricas del Principado. La inseguridad del acierto al añadir algo más por nuestra cuenta nos obliga a limitarnos a la transcripción de lo que ambos dicen en cada caso.
Miguel Vigil escribe: “Inteligente y sabio merino; parece que escribió en Méjico por los años de 1620 la prosecución del descubrimiento de las Californias: fué autor del Diccionario de Marinos que con otros trabajos inéditos existían en el Departamento Hidrográfico de Madrid.”
Y González de Posada anota: “Poeta del tiempo de Cervantes, que dice de él en el canto de Calíope:
“De Alonso de Valdés me está inci-
[tando
el raro y alto ingenio a que le cante,
y que os vaya, pastores, declarando
que a los más raros pasa y va adelante.
Hálo mostrado ya y va mostrando
en el fácil estilo y elegante
con que descubre el lastimoso pecho
y alaba el mal que el fiero amor le ha
[hecho.”
“Está en la lista—sigue González de Posada—que de los poetas españoles publicó Sedano en el tomo 8.° del Parnaso Español, no sé si por más que por esta memoria de Cervantes.”
Deduce Posada que este poeta haya sido el mismo “que era regidor en Méjico y procurador o diputado de aquella ciudad, que vino a Madrid por ella y consiguió cuarta vida a los encomenderos y pobladores. Vivía año de 1602… El canto de Calíope se escribió pocos años después de la venida de don Alonso a Madrid, donde habría dado a conocer su talento”
La distancia de fechas anotadas por Miguel Vigil y González de Posada no favorece mucho, por lo menos en apariencia, la identidad de estas dos personalidades. Por lo demás, todo induce a creer que sean una misma bajo esa nebulosidad y confusión con que se presentan muchas cosas en la penumbra de los siglos.