Famoso marino y escritor del siglo XIX, que alcanzó inmortalidad histórica en la guerra que sostuvo España contra Chile y Perú. Nacido en Gijón el 9 de agosto de 1816, descendiente de don Mateo de ese apellido y doña Manuela Sánchez.

Estudió la carrera de marino en la Escuela Náutica agregada al Instituto de Jovellanos por los años de 1827 y 1830. Hizo los viajes de prácticas reglamentarios en la Marina civil y después ingresó en el Cuerpo de Guardias Marinas en Cádiz el 2 de julio de 1835. Ya al servicio de la Armada nacional, asistió a episodios de la primera guerra provocada por el pretendiente al trono don Carlos de Borbón, embarcado primero en la fragata San Juan y luego en el bergantín Guadiana. Entre esos sucesos de guerra están la toma del puerto de Pasajes y los ataques a Fuenterrabía e Irún, poblaciones todas de Guipúzcoa, y en las cuales supo distinguirse como uno de los oficiales mejor preparados para la pelea.

En 1838 fue ascendido a alférez de navío y destinado al departamento de El Ferrol. Dos años después pasó a prestar servicios en las fuerzas navales de Valencia y Cataluña, a bordo, sucesivamente, de los barcos Reina, Hervó y Pintón.

Desde 1841 a 1855 efectuó numerosas navegaciones en aguas europeas y americanas a bordo de diferentes buques de la Escuadra, y en ese tiempo alcanzó los ascensos de teniente de navío, en abril de 1844, y capitán de fragata, en marzo del 53.

En dicho año 1855 se le confirió el destino de jefe de la Estación naval de la isla de Cuba, puesto que desempeñó por espacio de unos tres años. Pasó en 1859 a Santander, con destino de comandante del tercio naval, que dejó en el año 61 al ser ascendido en el mes de mayo a capitán de navío y tomó entonces el mando de la fragata Villa de Madrid.

Al frente de esta fragata participó en los combates librados contra Valparaíso y Callao por la escuadra española al mando del general Méndez Núñez, en la primavera de 1866 en guerra contra Chile, y llevó a cabo una victoriosa expedición a la isla de Abtao, que le valió el ascenso a brigadier, la gran cruz de Isabel la Católica y que fuese declarado Benemérito de la Patria. Por este hecho de armas se le ha conocido como Héroe de Abtao.

Al triunfar la revolución de septiembre de 1868, fiel a la reina destronada, solicitó el retiro, que le fué concedido. Con la restauración monárquica, en 1874, volvió de nuevo al servicio de la Armada hasta el retiro definitivo por cumplimiento de la edad reglamentaria. En 1892 fué condecorado con la gran cruz de San Hermenegildo.

Vivió los últimos años de su existencia en la villa natal, donde tenía constituido hogar en matrimonio con la señora Manuela Chávarri y en ella dejó de existir el 21 de agosto de 1896.

El Ayuntamiento de Gijón dedicó en 1897 a perpetuar la memoria de este ilustre Gijonés una lápida en la casa donde había nacido, en la plaza de la Constitución.

Ha dedicado algunas actividades a ejercicios de escritor en periódicos locales y revistas profesionales. Se citan suyos dos trabajos muy documentados sobre el puerto de Gijón, uno, y el otro, acerca de la pesca en Asturias.

Trabajos sin formar volumen: 

1.—Viaje del crucero “Aragón” al archipiélago filipino. (En la Revista General de Marina, Madrid, abril a junio de 1883; en colaboración con Manuel Pérez y Díaz de la Bárcena.) 

Referencias biográficas: 

Anónimo.—Una necrología. (En El Carbayón, Oviedo. 24 de agosto de 1896.)