Uno de los escritores del siglo XIX más acreedores a que Asturias le recordara y enalteciera de algún modo ostensible, como testimonio de la gratitud que le adeuda y estímulo de ejemplo a imitar. Puede asegurarse de él que fué un verdadero polígrafo, documentadísimo sobre todo en cuestiones económicas e históricas, en las que tuvieron sus preferencias las relacionadas con Asturias, el olvido en que le tenemos los asturianos no ha de ser la causa menor de que apenas se mencione su nombre en obras de carácter general, donde no debe ni puede faltar un recuerdo a quien vivió rodeado de grandes consideraciones por escritores y políticos coetáneos de él, merecidas por su saber y sus servicios a la cultura nacional.
Son tan pocos también los escritores asturianos que tienen para esta brillante personalidad una evocación admirativa, que damos cabida aquí, como acto de justicia a las plumas que los escribieron, a los únicos juicios considerables que hemos encontrado en nuestras casi abrumadoras tareas de investigación y acopio. Dice de él Álvaro Fernández de Miranda en Historia de Grado y su concejo: “Escritor elegante, castizo, erudito y razonador profundo, conocidísimo en el mundo de las letras, a pesar de su exagerada modestia, que le resta fama. Sus numerosos escritos literarios, históricos, científicos y paleográficos que dio a luz en Madrid, Oviedo y Méjico, atestiguan ser un eminente publicista, y su pluma una de las mejor cortadas entre los modernos escritores españoles.”
Ya en los últimos días de su edad provecta, Protasio González Solís escribía en Memorias asturianas (1890) lo siguiente: “Es, a pesar de sus noventa y tantos años, obrero infatigable de la inteligencia, y la gallardía de su pluma y estilo clásico se muestra en cuantas producciones dió a luz, que han sido muchas sobre administración ultramarina, como archivero que fué de Indias en el ministerio del ramo; sobre beneficencia española, sobre subsistencias, sobre imprenta y otras materias de gran importancia. Tomó parte muy activa en las faenas de El Independiente y El Faro Asturiano, tratando de las necesidades provinciales y comunicando a todos sus escritos, aun los dedicados a las materias más ingratas, un tono y unos accidentes que despertaban en el lector el mayor interés y la más justa admiración.”
Se le ha censurado como escritor, no sin alguna razón, el abuso de arcaísmos y palabras rebuscadas; pero, con todo, fue un escritor de limpio estilo y castizo lenguaje, muy interesante siempre.
El presente estudio contiene las deficiencias propias de la escasez de testimonios de que nos hemos valido para escribirlo.
Nació José Arias de Miranda en Grado, oriundo de Bandujo, lugar de ese concejo donde existía la casa solariega de sus antepasados por la línea paterna, en el año de 1795, y no en 1800, como anotan algunos, Luis López Rendueles entre ellos. Fueron sus padres don Diego de esos apellidos, militar del arma de artillería, y doña Francisca Flórez Estrada, hermana del célebre economista don Álvaro. En el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano se le acredita nacido en la población de Cáceres, Cedavín, a principios del siglo decimonono”.
Casi nada sabemos de los primeros lustros de la vida de Arias de Miranda. En su mocedad se trasladó a Méjico en compañía del hermano mayor, don Joaquín, que era marino de la Real Armada, y allí estudió la carrera de abogado y fue oficial de intendencia. Parece que durante el efímero imperio establecido por el general Agustín Iturbide (1821-22) y primeros tiempos de instituida la república federal su situación cambió a circunstancias difíciles y peligrosas hasta sufrir prisión, seguida de expulsión del territorio mejicano.
Se dice que ha cultivado las letras durante su permanencia en Méjico, pero es aserto éste que no hemos podido comprobar, como tampoco ha llegado a conocimiento nuestro ningún trabajo suyo después de repatriado y antes del número 1, o sea antes de 1842.
Se sabe que, de regreso en España, revalidó su título universitario y ejerció la abogacía en la villa natal, en la que residió, siempre que algunos cargos ejercidos fuera de Asturias se lo permitieron.
Parece que por sus ideas y actividades en sentido liberal fue perseguido cuando la reacción borbónica posterior al periodo constitucional de 1820 a 1823. Esas actuaciones políticas le llevaron luego a desempeñar cargos públicos, como los de alcalde y juez de Grado, y también los de diputado y consejero provincial simultáneamente (1856). A la vez fue elemento distinguido de algunas entidades propulsoras del progreso asturiano, como la Sociedad Económica de Amigos del País, de Oviedo. Y al instituirse en esta ciudad con carácter oficial (1857) el Banco Agrícola para protección de los agricultores le fue conferido el cargo de consejero provincial.
Por entonces el escritor venía ya acreditándose de documentado tratadista en asuntos económicos e históricos, colaborador de publicaciones Ovetenses como El Nalón (1842), El Independiente (1854), El Faro Asturiano (1856), Revista de Asturias, Primera época (1858), y otras de menor importancia. Esas colaboraciones se extendieron luego a revistas madrileñas, entre las que cuentan La América (1859) y la Revista de España, de la que fué uno de sus más distinguidos colaboradores. A la vez, señala esta época su producción más copiosa de estudios de mayor empeño, en volumen, acerca de materias económicas, algunos relacionados con las posesiones españolas de América, cual el premiado (número IV) por la Academia de la Historia. Otro estudio relacionado con la beneficencia (número VI) le conquista un premio de la Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Entre esos trabajos, tanto los publicados en periódicos como en forma de libro, no escasean los atañaderos a cuestiones asturianas, que merecieron siempre en él especial devoción.
Pero de toda esa labor lo que le dió mayor notoriedad en el mundo intelectual español fué su intervención en la polémica sobre la autenticidad del Fuero de Avilés, como primer documento oficial escrito en castellano. Motivo esa controversia un reparo puesto por el erudito don Pedro José Pidal y carneado a la autenticidad del citado fuero. Dió motivo a que el escritor avilesino don Rafael González Llanos escribiera en la Revista de España un documentadísimo trabajo para sostener la legitimidad de ese documento en castellano, suscrito por Alfonso VII. Aparecieron luego opiniones favorables y desfavorables a las que pretendió poner término don Aureliano Fernández Guerra con su obra El Fuero de Avilés (1865), en la que con un derroche de erudición creyó haber demostrado la falsedad de ese pergamino medieval. Tres años después (1858) Arias de Miranda leja el 18 de febrero en sesión pública de la Academia de la Lengua su réplica (número VIII) no menos erudita y henchida, además, de argumentos más convincentes, que puso broche a esa polémica. La citada academia premió ese trabajo con una artística medalla de oro, la joya más preciada por Arias de Miranda, que tenía en ella el único motivo de orgullo conocido, cuando la mostraba a alguien.
La Academia de la Historia le nombró el 19 de junio de ese mismo año académico correspondiente.
En esta segunda época de su vida, iniciada por entonces, afirmó su amplísima cultura con viajes por España y el extranjero y desempeñó cargos administrativos del estado, entre ellos el de regidor de igualada (Barcelona) y el de archivero en el Ministerio de Ultramar, del que alcanzó la jubilación también colaboró abundantemente en periódicos de Madrid, Barcelona, Cádiz y otras poblaciones españolas, sin dejar de hacerlo en las ovetenses, entre los que figura la Revista de Asturias, en su segunda época (1878).
Entre otras actuaciones meritorias está su participación brillante en el Congreso Americanista celebrado en Madrid en 1881.
Retirado a Ia villa natal, en ella falleció célibe en febrero de 1890.
Por expresa voluntad suya, su cadáver fué inhumado en el cementerio de La Mata, aldea de ese concejo.
Entre los trabajos debidos a su pluma se citan algunos de los que desconocemos la forma y el lugar donde hayan sido publicados. Son éstos: El dialecto asturiano, Noticias del distrito de Oviedo a Salas y Miranda, Ojeada sobre las glorias históricas de España y Carácter de la guerra de África,
Obras publicadas en volumen:
I.—Breves reflexiones sobre algunos puntos del comercio libre de España, que pueden servir de contestación a todos los impugnadores de esta doctrina. (Madrid, 1844.)
II.—Apuntes sobre la reforma de correos en la carrera de Castilla. (Madrid, 1844; folleto.)
III.— Consideraciones económicas y políticas acerca del ganado caballar en España. (Madrid, 1845.)
IV.—Examen crítico-histórico del influjo que tuvo en el comercio, industria y población de España su dominación en América. (Madrid, 1853; trabajo premiado por la Academia de la Historia.)
V.—Memoria sobre el proyecto de plantear en la villa de Avilés un establecimiento teórico-práctico de enseñanza agraria. (Oviedo, 1856; folleto.)
VI.—Reseña histórica de la beneficencia española. (Madrid, 1862; trabajo premiado con un accésit en concurso celebrado por la Academia de Ciencias Morales y Políticas.)
VII.— Noticias de la guerra de Independencia en Asturias. (Madrid, 1863.)
VII.—Refutación al discurso del ilustrísimo señor don Aureliano Fernández Guerra y Orbe… sobre la legitimidad del antiquísimo Fuero de Avilés. (Madrid, 1867.)
IX.—Exposición razonada de Io ocurrido en el distrito electoral de Grado, con motivo de las elecciones a diputados a Cortes, que tuvieron principio el día 2 de abril del presente año. La pública el alcalde popular del sobredicho concejo. (Oviedo, 1872; folleto.)
X.—Exposición crítica del sistema colonial de España, desde el descubrimiento del Nuevo Mundo hasta nuestros días. (Madrid, 1876; trabajo premiado por la Academia de Ciencias Morales y Políticas.)
Trabajos sin formar volumen:
1.—El río Nalón. (En la revista El Nalón, Oviedo, 1842, número 6.)
2.—Menéndez Valdés y el conde de Pinar en Oviedo. (En la Revista de Asturias, Oviedo, 1858: trabajo reproducido en el Almanaque de las dos Asturias, Lugo, 1884.)
3.—Creencias populares de Asturias. (En la Revista Española, Madrid, 1862.)
4.—Noticia de la antigua ciudad de Clunia. (En la Revista de España, Madrid, 13 de octubre de 1868, tomo IV.)
5.—¿A quién se debe el descubrimiento del Nuevo Continente? (En ídem, 1871.)
6.—Ojeada histórica sobre el carácter de la colonización española en Nuevo Mundo y el que tuvo la independencia de aquellas provincias. (En ídem. 1871.)
7.—Los vaqueiros de alzada en Asturias. (En ídem. 1871.)
8.—Sobre la historia de Asturias y el método de estudiar sus antipliedades. (En el apéndice VII del Resumen de las Actas y Tareas de la Comisión Provincial de Monumentos; Oviedo, 1871.)
9.—Juicio histórico-analítico del reinado de Fernando VII y de las cualidades personales de este monarca. (En la Revista de España, Madrid, julio de 1874 a marzo de 1875; tomos XXXIX, XL y XLII.)
10.— Ojeada sobre el territorio de Asturias y sus minas de carbón. (En la Revista de Asturias, Oviedo, 1878; números 9 y 10.)
11.— Carbones fósiles de Asturias. (En ídem, 1878; números 21 y 29, y 1879, números 8 y 9.)
12.— Consideraciones históricas sobre la minería española, con especial aplicación a los carbones fósiles de Asturias. (En ídem, 1879.)
13.—Observaciones sobre la vida, doctrina y escritos de Fr. Bartolomé de las Casas. (En la Revista de España, Madrid, 1879.)
14.—Recuerdos históricos y geográficos del antiguo Principado de Asturias. (En ídem, 1879.)
15.— Ojeada histórica sobre la imprenta en España. Método para utilizarla en Galicia y Asturias. (En Ilustración Gallega y Asturiana, Madrid, 1881.)
16.— Noticias y observaciones históricas sobre la colonización española en las Indias occidentales. (En ídem, 1881.)
17.— Varios trabajos. (En la obra de Protasio González Solís, memorias asturianas, Madrid ; 1890.)