Dibujante y escritor contemporáneo, nacido en Tapia el 7 de diciembre de 1898, hijo de don Juan Abril y doña Sabina Barrio, establecidos en esa villa con un comercio de ferretería y tejidos.
Destinado por los padres a sucederles en el negocio, después de cursada la instrucción primaria, ingresó en el Instituto Casariego, que allí dirigían entonces frailes agustinos, y en él cursó algunos estudios de la carrera de Comercio, abandonada en 1912, cuando sólo contaba trece años de edad, para trabajar con su padre en el citado comercio. Este encauce en la vida torcía sus inclinaciones naturales, que eran el dibujo y la mecánica, reveladas desde los ocho años.
En 1915 emigró a la Argentina, dedicándose también en Buenos Aires al comercio, en cuya dedicación, por espacio de una década, recorrió todas las categorías de empleado, desde aprendiz hasta director. Posteriormente, desde 1924 a 1930, tuvo a su cargo la dirección de ventas de las seis sucursales de una importante casa bonaerense, puesto que satisfacía sus aspiraciones materiales; cuando, a causa de disolverse dicha firma comercial, se encontró inesperadamente destrozados presente y porvenir.
Durante ese tiempo, dedicaba algunos de sus momentos de descanso al estudio y a ejercicios de escritor, cuyos frutos recogieron, desde 1915 a 1921, el semanario El Pueblo y otras publicaciones locales de la provincia de Buenos Aires y la revista literaria Mundial, editada en esta ciudad.
Otros ratos de ocio los dedicó con lucimiento al ajedrez, juego en el que obtuvo como galardones dos medallas, que le fueron entregadas por el campeón argentino señor Grau.
Resuelto a abandonar las actividades comerciales y a poner su espíritu en la ruta firme de la verdadera vocación, decidió consagrarse al dibujo, empezando por perfeccionar sus conocimientos y aptitudes. Fue su maestro, “absolutamente desinteresado, cordial y abnegado, A. Krasnopolsky, dibujante comercial de primera línea”. Antes de los dos años (1931), Roberto Abril se daba a conocer con éxito creciente en periódicos de Buenos Aires como autor de dibujos puramente artísticos y de otros dedicados a la propaganda comercial.
Entre otras varias publicaciones, han recogido notables obras suyas la revista Asturias, en el aspecto artístico, y los grandes órganos argentinos La Prensa y La Nación, en el aspecto de la publicidad mercantil.