ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

ACEBAL y GUTIERREZ (Juan María).

El más culto y atildado de nuestros poetas en bable; el más académico de todos. Por esto y por su escasa fecundidad, no fué tan popular como otros. Jamás cayó en chabacanerías. Él tomaba, como los demás, de la entraña del pueblo los elementos para sus composiciones poéticas, pero depurando el concepto para hacer poesía culta, y la expresión con voces y giros nuevos hasta conseguir del bable, tan pobre de léxico, un instrumento muy expresivo. Prueba de esto es que haya conseguido hacer bellas traducciones al bable de poetas latinos, entre las que cuenta la oda de Horacio recogida por Menéndez y Pelayo en un apéndice de su libro Horacio en España. 

No es menos interesante que su obra la vida de Acebal, con haberse perdido bastantes aspectos en la memoria de la gente, ni figurar recogidos en testimonios escritos para su conservación perdurable. 

Juan María Acebal nació en Oviedo el 8 de marzo de 1815 en hogar modesto. fué su primera inclinación hacia la vida religiosa, y después de una elemental preparación en la lengua latina, ingresó como novicio en el convento de San Vicente de la Orden de benedictinos, de la ciudad natal, en el que permaneció hasta que una disposición del Gobierno (1834), precursora de la exclaustración dictada el año siguiente, disolvió los noviciados. Pasó entonces Acebal a Madrid, donde prosiguió sus estudios con Humanidades y Filosofía en el Colegio de jesuítas de San Isidro, estudios que también tuvo que dejar, por haber sido disuelta (tercera vez en España) la Compañía de Jesús (1835), y regresó a Oviedo. 

Nuevamente en la ciudad natal, con veinte años de edad, sin ninguna carrera acabada, ni siquiera emprendida, y la necesidad de conquistar una posición, se dedicó con  su hermano don Francisco a empresas de carácter industrial. No por eso abandonó los estudios, prosiguiéndolos con los de Humanidades y algunas lenguas sabias ; que eran sus disciplinas predilectas. 

Entre las aludidas empresas de carácter industrial cuentan la de una fábrica de fundición, otra de pan, otra más de harinas, ésta montada con adelantos desconocidos hasta entonces en la provincia, como eran los molinos movidos a vapor, y la explotación de las minas denominadas “El Porvenir”. Ninguna de estas industrias, al parecer, ha llegado a alcanzar un estado de verdadero florecimiento. 

Con estas actividades fabriles de Acebal coincidieron las artísticas, como poeta y también como escultor, pues parece que llegó a modelar con maestría algunas obras, entre las que se citan los bustos de don Benito Canella y Meana y don Andrés Menéndez Valdés.

De su labor poética, en todo tiempo escasa, sería larga y ardua empresa averiguar cuáles fueron las primeras producciones que dió a gustar al público. Lo más antiguo que se conoce suyo pertenece ya a la segunda mitad del siglo XIX. Son sus colaboraciones en los periódicos ovetenses El Faro Asturiano (1856-68), El Noticiero y La Unidad (1868). Muy posteriormente colaboró también en la Revista de Asturias, segunda época (1878-83), dirigida por don Félix Aramburu y Zuloaga; en El Carbayón y en la revista madrileña Ilustración Gallega y Asturiana (1879). Entre sus composiciones más conocidas y famosas están la recogida en volumen Cantar y más cantar y las intituladas Arreglo de cuentas y La fuente de Fascura. No menos que en bable, alcanzó perfecciones poéticas en castellano, y vale de modelo en este aspecto su celebrada poesía El trábale, publicada en el Almanaque asturiano de El Carbayón (Oviedo, 1895). 

Como galardones alcanzados con su obra poética, sólo conocemos el primer premio para trabajos en bable, obtenido con la poesía A María Inmaculada en el certamen celebrado por la Juventud Católica de Oviedo en 1872. 

La crítica coetánea del poeta supo apreciarle con elogio por la ternura e inspiración y originalidad de estilo. Don Fermín Canella y Secades dice de él en Poesías selectas en dialecto asturiano que, si bien, autor de “contadas composiciones”, se le puede considerar “el príncipe de estos escritores”. Otro crítico, este de fuera de casa, don Melchor de Paláu, le juzga así, en la obra Acontecimientos literarios (1895): “Menos popular y fecundo que Teodoro Cuesta, era más castizo, y en sus poesías se compendian las cualidades propias del bable.” Y el aludido Teodoro Cuesta, el más popular de los poetas bables del siglo XIX, le pondera de este modo: 

“A Xuan María Acebal, quiciá el [primeru 

que’n el hable parleru 

maestro merez ser, cóm’olvidara? 

¿Cantar y más cantar non ye un ediliu

 tan rico, que Virxiliu, 

muy arrechu, por suyu lu firmara?” 

Un grave accidente en la vida apacible de Acebal, ya en edad madura, merece especial mención, y fue que, llevado por sus convicciones, más religiosas que políticas, a militar en el carlismo, se vió en el caso de vivir expatriado en Francia algún tiempo, cuando la última guerra civil sostenida contra el pretendiente al trono don Carlos de Borbón. Acebal y Gutiérrez falleció en Oviedo el 17 de febrero de 1895, y no el día 11 como anotan algunos.

Obras publicadas en volumen: 

  1. Cantar y más cantar: Impresiones de Asturias. (Oviedo, 1911; Poesía publicada antes en el tomo I de Asturias—1894—, obra dirigida por don Octavio Bellmunt y don Fermín Canella; composición a manera de bienvenida que dedica la Diputación provincial de Asturias a la de Santander, cuando ésta hizo una visita oficial a la primera.) 

Trabajos sin formar volumen: 

  1. —En Poesías selectas en dialecto asturiano, de don Fermín Canella y Secades. (Oviedo, 1887.) 
  2. —En Memorias asturianas, de don Protasio González Solís. (Madrid, 1890.)
  3. —En Los nuevos hablistas, de don Enrique Gra. Rendueles. (Gijón, 1925.) 

Referencias biográficas:

Anónimo.—Una necrología. (En El Carbayón, Oviedo, febrero 18 de 1895.)’ 

Anónimo.—El patriarca del bable. (En El Carbayón, Oviedo, febrero 17 de 1896.) 

Balbín de Unquera (Antonio).— Biografía. Don Juan Acebal y Gutiérrez. (En Asturias, órgano del Centro de Asturianos, Madrid, julio de 1895; trabajo reproducido por El Carbayón, Oviedo, 15 de julio de ese año.) 

Bellmunt (O.) y Canella (F.).— A nuestros colaboradores. (En el tomo I de Asturias, Gijón, 1894.) 

Rodríguez de Ureta (Antonia). —Un recuerdo al poeta asturiano Juan María Acebal. (En El Carbayón, Oviedo, 6 de marzo de 1895.)