ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

ALARCOS GARCIA (Emilio).

Catedrático, conferenciante y escritor contemporáneo. Teniéndole nosotros por asturiano, supimos que no lo era al dirigirnos a él con el ruego de que nos completara nuestras noticias. Las razones para que le incluyamos nos las dio él mismo en su contestación: “¿Puedo yo—decía—figurar en una galería de asturianos? Yo, aunque me considero ovetense y todos me tienen por tal, no nací en Asturias, sino en Madrid; mi madre es madrileña y manchego mi padre; sólo mi abuelo materno y toda su familia son asturianos, de Salas. Pero soy asturiano, yo por tal me tengo, porque desde los cinco años de edad hasta los treinta y tantos he vivido en Oviedo: allí me eduqué; allí hice el bachillerato; allí seguí viviendo, salvo los meses de curso, durante mis estudios universitarios; luego fui catedrático en Gijón… En resumen: que no soy asturiano por el nacimiento, aunque lo sea por el carácter, los gustos y mi larga residencia en Asturias. En vista de esto, yo no sé si tengo derecho a figurar en su galería. Eso usted lo verá.” Y nosotros no hemos titubeado en dejarle incluido, acaso con más derecho que otros muchos que sólo tienen de asturianos en la ejecutoria de su vida el haber nacido en Asturias.

Nació Emilio Alarcos en Madrid, hijo de don Emilio Alarcos Millán, sastre de modesta posición, y doña María García Sarasqueta, el día 15 de enero de 1895. El deseo del padre de mejorar de fortuna le determinó a establecerse en Oviedo, cuando nuestro biografiado andaba por los cinco años; pero ni la suerte ni la salud le fueron aquí más favorables, y sólo con grandes sacrificios pudo educar y dar carrera a los hijos.

Estudió Alarcos las primeras letras en escuelas públicas, por la imposibilidad de pagar colegios particulares, y siguió en el Instituto ovetense el bachillerato con extraordinario lucimiento, revalidándose en 1912.

De estos años de estudiante datan sus inclinaciones literarias, alimentadas con voraces lecturas clásicas y modernas y los alientos recibidos del profesor Garriga. Escribía Alarcos muchos y muy diversos trabajos, pero sin atreverse a darlos a la publicidad, hasta que se decidió con algunos artículos y poesías que aparecieron en los periódicos El Carbayón y Las Libertades, firmados con los seudónimos Gil de Sartenilla y Sansón Carrasco.

En posesión del título de bachiller y decidida su vocación por la Facultad de Filosofía y Letras, con la contrariedad de que no la tenía establecida la Universidad de Oviedo, hizo oposición a una beca de las sostenidas por la Universidad salmantina, que obtuvo, y así fué como pudo continuar los estudios sin torcer la inclinación natural. Mientras seguía con gran aprovechamiento la carrera, atendió a consolidar su formación intelectual con lecturas selectas y el estudio de idiomas modernos, alcanzándole el tiempo para proseguir las ya emprendidas tareas de escritor, con manifestaciones ahora de crítico literario, desde las columnas de El Adelanto. El trato amistoso con sus profesores Unamuno y González de la Calle también contribuyó, por lo rico en orientaciones y sugestiones, a sus progresos intelectuales

Concluida la licenciatura en Filosofía y Letras, en junio de 1916, pasó a Madrid, a seguir en la Universidad Central los estudios del doctorado, grado que obtuvo dos años después. Continuó residiendo en Madrid, preparándose para oposiciones a cátedras y en el disfrute de una plaza de becario en el Centro de Estudios Históricos, trabajando bajo la dirección de don Ramón Menéndez Pidal y don Amórico Castro, con quienes acabó de completar su formación científicoliteraria.

En 9 de abril de 1920 ingresó por oposición en el escalafón de profesores de Institutos de Segunda Enseñanza con destino al de Jovellanos, de Gijón, como profesor de Lengua y Literatura castellanas, que desempeñó hasta que, casado en Salamanca con la señorita Teresa Llorach Roig, maestra nacional, en julio del año siguiente, pasó por concurso de méritos, en febrero del 22, al Instituto de esta ciudad a explicar la misma asignatura. En mayo del siguiente año obtuvo por oposición la cátedra de Lengua y Literatura españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de la propia ciudad de Salamanca, que permutó en octubre de 1925 por la misma cátedra de la Universidad de Valladolid, en posesión de la cual continúa actualmente (1934).

Desde la incorporación al profesorado, sus estudios y producciones se encauzan por la erudición, y como escritor y conferenciante consigue afirmar una robusta personalidad de investigador. Además de las producciones en volumen y en periódicos anotadas más abajo, merecen cita elogiosa las siguientes conferencias: En torno al bable (en el Ateneo de Gijón, 1921), Los funcionarios de justicia en la literatura (en la Casa del Pueblo, de Salamanca, 1924), El teatro romántico (tres lecciones en el curso para extranjeros de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, de Santander, 1927). Séneca y el senequismo (tres lecciones en el Colegio Mayor, de Santander, 1929), La literatura española en la segunda mitad del siglo XIX (cursillo en el citado Colegio Mayor, de Santander, 1930) y El bable en el mapa lingüístico de la Península (en el Ateneo de Oviedo, mayo de 1933).

La crítica siempre acogió con aplauso sus escritos, pero acaso se los ha prodigado más como conferenciante, por reunir aptitudes excepcionales para vestir con galanura las ideas más serias y profundas. Don Francisco Bravo, Axel, dijo de él en este aspecto desde La Gaceta Regional, de Salamanca (2 de febrero de 1924): “Emilio Alarcos es un hombre modesto, de cuyo valor sabíamos unos cuantos amigos. Trabajador infatigable, nunca tuvo tiempo para asombrar a las gentes con gestos chillones ni piruetas desarticuladas… Anoche supo emocionarnos, al revelársenos como el más amable de los causeurs. Su charla amena consiguió ganarse al público, admirado de que este hombre, de aspecto humilde, supiera decir las cosas tan bellamente… Alarcos les resultó a sus oyentes un orador simpático e ingenioso, que sabía engalanar su ciencia con atavíos sugestivos y palabras de sabor castizo.”

Mientras sus trabajos de investigación, especialmente histórica, van apareciendo en volúmenes o en publicaciones especiales, como el Boletín de la Biblioteca de Menéndez y Pelayo, de Santander, y las madrileñas Revista de Filología Española, Boletín de la Academia Española, Erudición Ibero-Ultramarina y otras, da expansión al buen humor que caracteriza su espíritu, como descanso de las tareas arduas, en ejercicios de periodista desde Norte de Castilla, de Valladolid, a partir de 1926, con unas crónicas sobre motivos políticos, literarios y otros, de actualidad, que llevan por título común el de Nugalia, escritas en tono zumbón y humorístico, que cuentan muy asiduos lectores.

De su asturianismo hay en la obra de Alarcos evidentes testimonios, cual lo indican los títulos de la primera y última conferencias anteriormente mencionadas y algunos trabajos publicados en revistas (número 1).

Actualmente, absorben lo mejor de la actividad de Emilio Alarcos, como escritor, investigaciones en torno a la influencia de Séneca en la literatura española, tema sugestivo del que ha anticipado las primicias en una de las conferencias anotadas, y también la influencia de Petrarca y los petrarquistas italianos en la lírica española del siglo XVI.

Obras publicadas en volumen:

I.-—Datos para una biografía de Gonzalo Correos. (Madrid. 1920.)

II.-—El abate Marchena y Salamanca. (Madrid, 1925; publicado también en la obra Homenaje a Menéndez Pidal, tomo II. páginas 457-465.)

III. —Meléndez Valdés en la Universidad de Salamanca. (Madrid, 1926.)

IV.-—El Toledano y los poetas Cósicos latinos. (Santander. 1932.)

V.—Una teoría acerca del origen del castellano. (Madrid. 1933; folleto.)

Trabajos sin formar volumen:

1-—Del habla ovetense. (En El Lenguaje, Madrid, 1914; números 27-31.)

2—La España del Cid. (En Erudición Ibero-Ultramarina, Madrid, 1930; números 1-4.)

3. — Cienfuegos en Salamanca. (En Boletín de la Academia Española, Madrid, 1931.)