ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

ALAS (Bonifacio de las).

Más que olvidado, apenas conocido poeta, nacido en 1811 en Avilés, donde residió casi toda su vida, que llegó a octogenaria, hasta su fallecimiento el día 24 de junio de 1894.

Fue en la villa natal uno de los hombres más populares y a la vez respetados de su tiempo. Se le conocía familiarmente por D. Bonifacio Carbayedos, como perteneciente a la familia detesta manera conocida. Estuvo casado con doña Felisa González Llanos, que era viuda de don Aniceto Fernández Quevedo, hermano del poeta  José, conocido por este último apellido.

En opinión de don  José Martín Fernández, que le trató con intimidad, ya anciano, “fué uno de los hombres que más honraron, seguramente, al pueblo de Avilés”

A su fallecimiento, don Estanislao Sánchez Calvo, que le consideraba “un gran poeta”, autor de composiciones en las que “resaltan los pensamientos más delicados, expresados de la manera más correcta y elegante”, escribió sobre él estas palabras necrológicas: “Don Bonifacio de las Alas murió olvidado, y su muerte pasará desapercibida. ¡Uno de tantos!, se dirá. Nadie se extrañaría de ver sobre su tumba: Aquí yace un hombre que no fué nada, ni siquiera gobernador o jefe político. Efectivamente, no fué nada. Llegó, sí, como llegan millares de nulidades, al alcalde de su pueblo. Pero ¡qué alcalde! Al cabo de cincuenta años, se dice de él que fué un carácter. He aquí lo que no puede ser hoy ningún alcalde en España… Si Diógenes volviese otra vez por el mundo con su linterna buscando un hombre, quedaría satisfecho, seguramente, al dar con don Bonifacio. Era un hombre a quien sólo faltó para ser grande la ayuda del Destino. Parece como si la Providencia quisiera castigar en él su único o, por lo menos, su principal defecto: la altivez.”

Alcalde de Avilés lo fué en el año 1839. En cuanto a que no haya desempeñado otros cargos, como se desprende de lo dicho por Sánchez Calvo, podemos asegurar que en diciembre de 1857 fué nombrado miembro supernumerario del Consejo Provincial, organismo del que pasó a ser vocal en mayo del año siguiente

Poseía la carrera de abogado, cursada en la Universidad ovetense, que no llegó a ejercer nunca. Su ocupación principal estuvo en la instalación y administración de la industria calera, que él introdujo en Avilés con el establecimiento de hornos en el barrio llamado Las Huelgas.

Además de la altivez de que habla Sánchez Calvo, también habrá contribuido bastante al escaso abrillantamiento de su personalidad un defecto físico: el de ser sordo, al punto de que usara de un micrófono para la comunicación con la gente.

Se conoce muy poco de su producción poética. Al parecer, ocultaba y luego destruía la mayor parte de ella, que no debió ser abundante. Pero muchos coetáneos suyos tenían a gala recitar poesías de Alas, que circulaban en copias de copias manuscritas. También ha escrito algo en prosa. Hay muestras de esto en El Eco de Avilés (1866-68). En cuanto a las poesías que hayan alcanzado la publicidad, sólo conocemos unas odas escritas con motivo del viaje de Isabel II a Asturias, en 1858, incluidas en el folleto impreso en Avilés con ese motivo, en dicho año.

 

Referencias biográficas:

Sánchez Calvo (Estanislao).— Una necrología. (En El Vigía, Avilés, junio de 1894.)