Célebre marino del siglo XVI, nacido en Avilés, hijo de Esteban Pérez de las Alas y María Valdés. Comenzó a prestar servicios en la Real Armada hacia 1553, a las órdenes de Pedro Menéndez. Nada se sabe de su vida de marino hasta que en 1565 tomó parte con mando de teniente en la armada reunida en los puertos de Vizcaya y Asturias, y que en el mes de mayo salió de Avilés y Gijón al mando de Pedro Menéndez Marqués, para unirse a la flota de Pedro Menéndez de Avilés, con rumbo a La Florida.
El lugar de reunión y partida fijado por el Adelantado era Canarias. Esteban de las Alas llegó a este archipiélago al frente de tres navíos, abundantemente provistos de armas y municiones y con 252 personas, guerreros y pobladores, algunas distinguidas. A los pocos días de zarpar esta flota de Canarias, se dispersó en tres grupos a causa de una tempestad, y Esteban de las Alas llegó con uno a Yaguana. Unificada luego, arribó a La Florida—contra lo que afirman algunos escritores que señalan el mes de enero de 1566—el 28 de agosto del mismo año de la partida, día de la festividad de San Agustín, por lo que se bautizó con este nombre el primer fuerte levantado en aquellos parajes, dando origen más tarde a la población así conocida.
Prestó allí importantes servicios de exploración y de avituallamiento y planeó el fuerte de Santa Elena. del que le dejó al frente el Adelantado con mando sobre ciento diez hombres y jerarquía de gobernador de la jurisdicción. A causa del mal abastecimiento en este fuerte, sobrevino una insurrección de sus soldados, los cuales redujeron a prisión a Alas y a otros, y los abandonaron en esta indefensión, huyendo con rumbo a la Habana en los barcos de que disponían, si bien una tempestad les obligó al arribo a puerto inexplorado de La Florida, con lo que se Pierde para siempre el rastro de ellos. Alas y sus compañeros hubieran perecido a no llegar oportunamente el capitán Juan Pardo, que los libertó y les proporcionó provisiones.
Por el valor y la pericia desplegados en la conquista de este territorio y por sus dotes de gobernante, el Adelantado Pedro Menéndez le confirió el cargo de contador. Al elevar Pedro Menéndez la propuesta con las de otros dos conquistadores al rey, en carta de ese mismo año, decía: ‘‘ porque todos tres son personas de confianza y gente principal, que ha muchos años sirven a V. M . en mi compañía y que todos tres son casados con mujeres nobles ’’
Poco después, el Adelantado, a su regreso a España, le dejó al frente de la provincia de San Agustín, con el cargo de teniente general, en funciones de gobernador, puesto que desempeñó celosamente hasta 1570.
En este año volvió a España. Aquí le esperaba, como a tantos otros exploradores y conquistadores de las tierras americanas, el consiguiente proceso con que premiaba la burocracia rapaz de la Casa de Contratación de Sevilla las hazañas de nuestros héroes, de orden del rey. Se perseguía en esa causa la averiguación del motivo de tal regreso de Alas y la responsabilidad que le incumbía en el caso de que hubiese dejado en desamparo las defensas a su custodia en La Florida. Comprobada la inculpabilidad, volvió a prestar servicios en la Armada, ya separado del mando de Menéndez de Avilés en 1572, con destino a la Habana, al frente de cincuenta hombres, y dedicado a la persecución de piratas.
Son muy escasas las noticias de su vida posteriores a esa fecha. Se sabe que en 1581 formó parte de la expedición al Estrecho de Magallanes, como capitán de la nave San Esteban de Soroa, perdida en el puerto de Santa Catalina en 1583. Y se sabe también que por sus conocimientos náuticos y militares y por los notables servicios prestados en la conquista de América alcanzó la jerarquía de general de las flotas de Tierra Firme y Nueva España.
Ha dejado escritas algunas cartas relacionadas con sus viajes y exploraciones, de las cuales sólo nos es conocida la siguiente:
Obras inéditas:
—Carta al presidente del Consejo de indias, con fecha en Cartagena a 17 de abril de 1572, sobre el suceso de la armada de galeones, y pelea que tuvo con varios navíos franceses. (MS. en el Archivo de Indias, de Sevilla, anotado por Martín Fernández de Navarrete en su biblioteca marítima española.)