Hermano del anterior, nacido en Oviedo en 1879, probablemente. En la ciudad natal cursó todos los estadios, desde la instrucción primaria hasta graduarse en la Universidad de licenciado en Derecho al finalizar el siglo XIX.
“No ejerció la abogacía—nos dice Ramón Pérez Santa Marina, contemporáneo suyo—, ni desempeñó cargos oficiales o particulares, ni fué, aunque pudo, político. Dedicóse a vender extintores Biosca, aceites y grasas para la industria, hierros y aceros y algunos efectos navales, para lo cual le sirvió mucho ser cuñado del gran industrial don José Tartiere, aunque no presentara, exprofeso, recomendaciones de su hermano político.» El citado hermano político lo fué por matrimonio con una hermana de Alas Pumariño, porque América ha vivido célibe.
Tuvo establecimiento abierto en Oviedo con los géneros indicados, y en mayo de 1918 constituyó una sociedad comercial con don Pedro Aranda Gómez, bajo la razón social de Alas Pumariño y Aranda. dedicada al suministro de accesorios de maquinaria.
Desde estudiante se dedicó por afición al ejercicio de las letras como escritor festivo. Acaso sus primeras producciones fueron publicadas en la revista madrileña Madrid Cómico, dirigida por Sinesio Delgado. Esta vocación persistió en él durante su no larga vida, en los ratos libres que le consentían sus ocupaciones comerciales, y en los periódicos ovetenses, principalmente en El Correo de Asturias, El Carbayón y La Voz de Asturias, apareció la mayor parte de su producción—cuentos, crónicas, poesías, etc.—, casi siempre firmada con los seudónimos Delasape y Tomás Crespo, el último de los cuales alcanzó notable popularidad.
Con el mismo desinterés con que publicó sus escritos en la prensa, recogió luego una buena parte de ellos en el volumen anotado más abajo, del cual destinó el importe de la venta como contribución a las obras del Asilo de los Desamparados de la ciudad natal. Falleció prematuramente este ingenioso escritor en el año 1929.
Obras publicadas en volumen:
I.—La hermana Esther. (Madrid, 1923; historietas en prosa y verso, con prólogo de Leopoldo Alas Argüelles.)