Poeta y prosista que gozó de las más altas consideraciones entre la intelectualidad de su tiempo, en Asturias y en Madrid; de nombre admirado en todo el ámbito nacional en el segundo tercio de la XIX centuria, y de cuya fama queda hoy menos que un vago recuerdo.

Sobre la fecha de su nacimiento, en Oviedo, abundan las contradicciones. Se anotan los años 1823 y 1825. Unos, que si el mes de marzo, y otros que si el de febrero, como día, el 16 de este último año. Nuestras averiguaciones y deducciones nos han llevado a fijar su natalicio en marzo del 23.

José María Albuerne siguió los estudios de Filosofía, equivalentes al bachillerato entonces, en el Seminario de Astorga. Luego, en la ciudad natal, cursó los primeros años de la carrera de Leyes, alumno de la Universidad, carrera que concluyó en Madrid, donde tuvo abierto un bufete muy acreditado.

De los años de estudiante universitario en Oviedo data su iniciación de escritor en prosa y verso; como poeta, en bable y castellano, en los periódicos estudiantiles y de juventud de esa época, a la que corresponde el comienzo del más amplio resurgimiento de la intelectualidad asturiana. Los primeros trabajos de Albuerne aparecieron en El Nalón (1842), de los cuales merece especial recuerdo su estudio acerca de las Preocupaciones populares, acaso lo más antiguo que se conoce sobre el folklore regional. Publicó también poesías y crónicas en La Postdata (1842-45).

Ya en Madrid, estudiante primero y abogado después, continuó manteniendo los lazos que le unían a sus amigos de Oviedo y prestándoles colaboración en los periódicos El Sin A, El Asturiano, El Ovetense, Más tarde, La Revista de Asturias, Primera Época (1858-59).

Sus actividades en el foro madrileño estuvieron compartidas con servicios prestados al Estado en larga carrera administrativa, que comenzó como oficial auxiliar del Consejo Real y concluyó de jefe de Administración con destino en el ministerio de la Gobernación. También entregó a la política una parte de su tiempo, y fue diputado a Cortes (1859-63) por el distrito de Molina (Guadalajara).

Nada de esto le impidió desarrollar una labor activa y fecunda de publicista, si bien perdida en su casi totalidad, en viejas colecciones de periódicos. Sería punto menos que interminable la relación de los periódicos madrileños a los que Albuerne prestó su concurso de prosista y poeta. Figuran entre ellos El Parlamento, que dirigió en 1848, El Laurel (1851), La Aurora (1852), El Dia (1858), La Iberia Musical, El Pasatiempo, El Mundo, El Criterio, El Imparcial y El País. también continuó escribiendo en periódicos ovetenses, entre ellos, El Faro Asturiano.

Fué a la vez un ateneísta distinguido, con el que se contaba siempre para iniciativas de carácter cultural, y figuró en El Liceo como socio facultativo. En los homenajes literarios a personalidades, consistentes en la publicación de libros o folletos, casi siempre bajo el título de corona, al gusto de la época, se solía contar con la contribución de Albuerne, cual se puede ver más abajo, como uno de los poetas distinguidos y prestigiosos. Por sus merecimientos, la Academia de Buenas Letras, de Sevilla, le dió un puesto entre sus miembros, y estuvo condecorado con la Cruz de Carlos III

Fué Albuerne un exquisito y delicado poeta, tanto en bable como en castellano. De su labor periodística sobresale, acaso, el polemista de grandes recursos, siempre ecuánime y distinguido. Fallecido en Madrid el año 1880.

Obras publicadas en volumen:

1. — Los estudiantes del día. (Juguete cómico citado por Cejador.)
2. — Guirnalda real. (Madrid, 1844; poesías. Obra citada también por Cejador, y de la que, como en el caso anterior, no hemos podido comprobar la existencia.)
3. — Asturias a su Princesa: Poesías dedicadas a SS. MM. (Madrid, 1851; una oda en castellano y un romance en bable.)

Trabajos sin formar volumen:

1. —Preocupaciones asturianas. (En El Nalón, Oviedo, 1842.)
2. —Una composición poética. (En el libro Corona fúnebre del Dos de Mayo de 1808, de Braulio A. Ramírez, Madrid, 1849.)
3.  —Una poesía. (En Corona poética dedicada por la Academia de Buenas Letras de esta ciudad al señor don Alberto Lista y Aragón, Sevilla 1849.)
4. —Una composición. (En el libro Poesías escritas con motivo de la inauguración del Teatro Real, Madrid, 1850.)
5. —Una poesía. (En el libro Biografía del excelentísimo señor don Manuel de Enna, de Juan Barrió y Agüero, Madrid, 1851.)
6. —Una poesía. (En la Corona poética dedicada al excelentísimo señor don Manuel José Quintana, Madrid, 1855.)