Famoso obispo que regentó la Diócesis de Oviedo en la segunda mitad del siglo XIV. Pocas son las noticias de su vida que han llegado a nosotros, al punto de que se desconocen lugares y fechas de nacimiento y muerte. Seguramente fué asturiano, pero tampoco es cosa comprobada con rigorismo histórico. Sucedió en la mitra de Oviedo a don Sancho en el año 1371, y fué a juzgar por los testimonios que se conservan de su obispado, hombre celoso, diligente y justiciero en sus funciones de gobernante. Atento siempre a toda queja y protesta justas de los pueblos incluidos en su jurisdicción eclesiástica, se cita en abono de esto el caso que resolvió personalmente en Castropol, donde el pueblo se quejaba de las extralimitaciones cometidas por el comendero Alvar Pérez de Ossorio, que exigía contribuciones no decretadas por el obispado. El prelado acudió en persona a conocer la verdad de lo que sucedía y, encontrando justo el descontento del vecindario, dispuso que, en compensación a los impuestos indebidamente cobrados, quedara exento de pagar tributo alguno durante dos años.

En evitación de posteriores abusos de ésa y toda índole, dictó allí mismo unas disposiciones sobre el buen gobierno de aquel concejo, que son lo único que se conoce de sus actividades de escritor. Parece que don Alfonso falleció de 1376 a 1377.

Obras publicadas en volumen:

I.—Ordenanzas que don Alfonso, obispo de Oviedo, hizo en Castropol el año de 1376 para la población y buen gobierno del concejo de Ribadeo. (Impresas en 1377, después de fallecido el obispo; figuran también en el apéndice VI del tomo XXXIX de la España Sagrada, del P. Flórez. El manuscrito, en pergamino, se conserva en el Archivo de la Catedral de Oviedo.)