Hermano de los dos anteriores, mayor en años que ellos, nacido en Avilés el 24 de junio de 1877. Como ellos y su padre y sus tíos paternos, estuvo dedicado principalmente al profesorado particular de segunda enseñanza en la villa natal.
Cursó el bachillerato en el Colegio de la Merced, dirigido por el padre, don Domingo Álvarez Acebal, con exámenes en el Instituto de Oviedo hasta el de reválida. Pasó luego a la Academia de Infantería de Toledo, dispuesto a seguir la carrera militar, que abandonó llevado de otra más íntima vocación: las ciencias físico-naturales, disciplina que siguió en las Universidades de Oviedo y Salamanca, en la última de las cuales obtuvo la investidura de licenciado en 1900. Desde antes de licenciarse y algún tiempo después, fué auxiliar en la Universidad de Oviedo de la Facultad de Ciencias, especializándose en trabajos de Química al lado del catedrático don Enrique Uríos. También fué en Oviedo profesor de la Academia dirigida por don José Entió y tomó parte como conferenciante en las campañas de divulgación cultural de la Extensión Universitaria.
En los primeros años del siglo XX regresó a la villa natal, en la que fijó definitivamente su hogar, formado en matrimonio con la señorita Concesa García. Su retornó a Avilés fué como profesor del citado colegio de la Merced, en el que explicó muchos años ciencias físicas y naturales y fue director desde algunos antes de fallecer el padre hasta su propio fallecimiento el 14 de marzo de 1925. También fué profesor durante ese tiempo de la Escuela de Artes y Oficios, que dirigía, asimismo, al morir. A la vez, desempeñó el cargo de químico del ayuntamiento y de algunas entidades industriales.
De las actividades intelectuales desarrolladas por él en Avilés debe anotarse que fué aquí secretario de la Extensión Universitaria, con participación entusiasta de conferenciante sobre temas de vulgarización científica, y colaborador de publicaciones locales, entre ellas la revista festiva La Semana Ilustrada (1901-3), en la que solía firmar con el seudónimo de R. Casa, y el Diario de Avilés. Ha dejado inédita una nomenclatura de Química, que, a juzgar por los unánimes elogios de quienes la han conocido, merecía que se hubiese publicado.
Fallecido en Pozuelo (Madrid), en la fecha ya indicada, adonde había ido con la esperanza de reponer su muy quebrantada salud. El cadáver fué trasladado al cementerio de Avilés.