ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

ALVAREZ LAVIADA (Paulino).

Abogado y escritor contemporáneo, actualmente secretario del Ayuntamiento de Chinchón (Madrid). Nacido en Oviedo el 21 de diciembre de 1863, hijo de don Rafael Alvarez-Laviada y Piquero-Argüelles, maestro modelista y competente mecánico, y doña Manuela Álvarez-Laviada y Fernández-Folgueras, ambos de familias netamente asturianas. Es padre de los tres reseñados a continuación: del ultimo, en el primer matrimonio, casado en Oviedo en 1888 con Natividad Suárez y Fernández Braña, y de los dos primeros, en el segundo matrimonio con doña Amelia Alzueta y Suárez, casados en Trubia en octubre de 1892.

Cursada la instrucción primaria durante algo más de doce años en la famosa escuela del Fontán, ingresó en el Seminario conciliar (1876), decidido a seguir la carrera de sacerdote. Estudió en ese centro Latín, tres años de Filosofía y dos de Teología, con aplicación que le valió el certificado de meritisimus en todas las asignaturas; pero arrepentido de seguir una vocación que no le pareció propia ni bien arraigada en su espíritu, dejó los estudios eclesiásticos y pasó al Instituto de la misma ciudad, donde se graduó de bachiller en 1882 con la nota suprema. Seguidamente se matriculó en la Universidad para seguir los estudios de Derecho, en los que se licenció en el año 1888.

Recibido de abogado, abrió bufete en la ciudad natal y a la vez se dedicó a la enseñanza, fundador y director durante varios años de una Academia de Segunda Enseñanza y Derecho, que gozó de extenso crédito, con alumnos de Asturias, Santander, Madrid, Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

Desde antes de concluida la carrera, ensayó con éxito ejercicios de escritor en los periódicos ovetenses. entre ellos Las Libertades, El Corbayán y El Correo de Asturias, casi siempre sobre temas científicos, de Filosofía y Matemáticas, firmados regularmente con Álvarez los seudónimos de Víctor, D. A. A., Paúlus y Semper.

Al sobrevenir la pérdida de las colonias americanas y oceánicas en 1898, como consecuencia de la guerra sostenida con los Estados Unidos de América, Álvarez Laviada abandonó sus actividades de abogado y profesor para dedicarse a empresas industriales con escaso éxito hasta 1901, que se trasladó a Madrid. Aquí fundó una Sociedad de Seguros de accidentes del trabajo intitulada La Española, que estuvo bajo su dirección hasta 1914, en que traspasó la cartera de esta Sociedad a otra Compañía de la misma índole.

Su nativa y fuerte vocación al estudio, en Madrid deriva hacia el de los problemas económicos y sociales. Desde 1902 a 1904 dirigió y escribió en gran parte una revista denominada El Trabajo. Otros frutos fueron por entonces el libro Estudios y Razonamientos Matemáticos Sobre Seguros de Vida, Rentas Vitalicias, Retiros y Pensiones, publicado en 1910, y un curso de tres conferencias en la Casa del Pueblo, en las que inició su teoría del hombre-capital con éxito de prensa.

Esta afición creciente al estudio de problemas sociales fué tal vez lo que le determinó a procurarse apartamiento y soledad que le rodearan de circunstancias propicias, y en 1914 abandona toda clase de negocios y empresas en desarrollo o en proyecto, en Madrid, para hacerse cargo de la Secretaría del Ayuntamiento d e Chinchón, que viene desempeñando desde entonces, obtenida por concurso entre abogados.

El desarrollo y perfilamiento de su teoría del hombre-capital le ocupa con preferencia, y en 1916 adelanta al público lo que ha de ser el estudio completo, en seis conferencias pronunciadas en el salón de actos del Ateneo de Madrid con el título de Teoría y sistema del hombre-capital, presentado por don Adolfo Álvarez Buylla. Algunos años después, en el propio Ateneo, vuelve sobre el tema con un cursillo de quince lecciones bajo el titulo de régimen del hombre-capital, y en ellas comentó las conclusiones que, bajo los auspicios de Lloyd George, había remitido en marzo de 1919, escritas en inglés, a la comisión internacional que redactó el Estatuto del Trabajo que figura en el capítulo XIII del Tratado de Versalles, conclusiones tenidas en cuenta al redactar los principios I, IV, V y VII de los nueve de que consta. Culminación en cierto modo de sus teorías originales es su obra Diálogos de A. y B. sobre el hombre-capital, en la que se propone un nuevo concepto de los valores económicos fundados en una unidad de medida que él llama “la energía del trabajo’’. Posiblemente si esta obra se hubiese publicado en inglés o alemán habría alcanzado una resonancia mundial, ya que propone soluciones ni ensayadas ni conocidas, apartadas por igual de! capitalismo y del comunismo, a los problemas sociales del momento, que parece no van a encontrar al fin más que procedimientos de violencia. En 1921 colaboró en La Voz, de Madrid, con varios estudios sobre el retiro obrero.

También ha dedicado Álvarez Laviada alguna parte de sus actividades de investigador a motivos históricos, como el recogido en el volumen indicado en el número III. Y Asturias le debe, aunque no haya dado apenas ocasión a que se sepa, el haber compulsado la obra conocida del P. Luis Carballo, Historia de las antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, con el verdadero original que se guarda en el Archivo de la Academia de la Historia, muy distinto y de mucho mayor mérito que la falseada copia de que se han servido los editores de esa obra, como hemos podido comprobar nosotros también en nuestros trabajos de investigación efectuados en esa Academia. Álvarez Laviada ha tenido la benedictina paciencia de copiar ese auténtico manuscrito, voluminoso y de letra microscópica, con el proyecto de darlo a la publicidad, proyecto que merecería la acogida oficial que casi nunca tienen tales empeños.

En concurso celebrado para proveer en 1929 la Secretaría del Ayuntamiento de Madrid, Álvarez Laviada presentó un expediente de méritos superiores a los otros 56 concursantes. Adjudicada a otro la plaza, entabló recurso contra el nombramiento, que fué perdido por el Ayuntamiento de Madrid, el cual apeló contra el fallo ante el Tribunal Supremo, que le fué favorable por haber apreciado este alto tribunal defectos en la tramitación, sin juzgar el fondo del asunto, lo que habría equivalido a dar la razón al recurrente.

Obras publicadas en volumen:

I.—Estudios y razonamientos matemáticos sobre seguros de vida, rentas vitalicias, retiros y pensiones. (Madrid, 1910.)

II.—Diálogos de A. y B. sobre el hombre-capital: Nueva teoría, sistema y régimen económicos, La medida del trabajo, El trabajo medida de los valores. (Madrid, 1930.)

III.—Chinchón histórico y diplomático hasta finalizar el siglo XV: Estudio critico y documentado del municipio castellano medieval. (Madrid, 1931.)

Trabajos sin formar volumen:

1.—Prólogo a la obra El problema migratorio, del marqués de la Fuensanta de Palma. (Madrid, 1905.)