ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

ALVAREZ (Lorenzo).

Poeta y prosista contemporáneo residente en Tineo, dedicado al comercio. Natural de El Fondal, de ese concejo, hijo de don José Álvarez García y doña Sinforosa Suárez Álvarez, labradores medianamente acomodados, y nacido el 23 de noviembre de 1891.

La edad escolar la compartió entre la asistencia a la escuela y ocupaciones de pastor de ovejas, mucho más dedicado a esto último, con lo que al comenzar la lucha por la vida se encontró con una instrucción deficiente, no obstante su amor al estudio.

En 1907 se trasladó a Madrid, donde trabajó como dependiente de una taberna que un tío suyo y homónimo tenía establecida en la calle de las Huertas. Allí la lectura de periódicos y revistas gráficas fue despertando su apetencia de ilustración, y procuró atender de un modo autodidáctico a enriquecer la deficiente instrucción que poseía. Tres años más tarde (1910) emigró a Cuba. Al cabo de veinte días de pretender inútilmente en la Habana alguna colocación y muy mermados los escasos caudales que llevaba de España, acudió a una agencia de colocaciones, que le facilitó empleo en una lechería, de la que algunos años después llegó a ser dueño. Los ratos libres que le dejaba el trabajo de dependiente de esa lechería los invertía en ilustrarse por medio de la lectura. La natural emulación a quienes enriquecían el caudal de sus conocimientos le despertaron el afán de ser escritor. En las mesas de mármol de ese establecimiento hizo sus primeros ensayos de poeta. “Mi obsesión—ha dicho él mismo a El Turista—era ver mi nombre debajo de una composición poética o calzando un artículo. Mi pensamiento ambicionaba más eso que ganar dinero. Por fin logró un día tal aspiración.” Ese día fué al insertar la revista habanera Asturias (1913) su cuento De Madrid al llugarin. Desde ese mismo año y por espacio de siete u ocho fué colaborador del Diario Español, de la Habana, con poesías en la sección intitulada Almanaque.

Acerca de esta colaboración nos ha comunicado él mismo lo siguiente: “Cuando yo comencé a enviar versos a Diario Español, en la sección Buzón me contestaban. Sus versos adolecen de medida métrica. No le podemos complacer. Yo, que tenía libros de retórica y poética y me rompía la cabeza sin profesor para medir bien, ideé un día suplantar el nombre de un poeta gallego, que entonces debutaba en Diario Español,  José María Calveiro. Hice unos versos titulados Era una rosa y puse el nombre de este poeta debajo. Y ¡cuál no sería mi sorpresa al verlos al otro día publicados!…»

En la citada revista Asturias publicó, entre otros cuentos, dos que fueron muy celebrados: Ye un consejo y El alma de la gaita. Entre las composiciones poéticas recogidas por el Diario Español, merecen recuerdo y valieron al autor cálidas felicitaciones las intituladas adiós a Cuba y El retrato de mi padre. También por entonces dió a la publicidad versos y artículos literarios en el Diario de la Marina, de esa misma ciudad.

En 1916 regresó a su tierra natal, como ha dicho él mismo a El Turista, “sin dinero, todo mi caudal lo constituía un baúl lleno de libros de Retórica, Poética y Literatura comprados en librerías de viejo”. Pero tres años más tarde (1919) emigró de nuevo, poseído ahora por el deseo de aprovechar mejor el tiempo económicamente. Sin embargo, en esta su segunda permanencia en Cuba no sacrificó tampoco sus devociones al afán de ahorrar dinero. Continuó escribiendo en los dos diarios citados, en la revista Voz Astur y en la fundada ese mismo año con el título de El Progreso de Asturias, en la que viene colaborando desde entonces en prosa y verso, frecuentemente, con los seudónimos de Tartarin y Oznerol. Y aún desplegó otras actividades románticas, como las del cargo de vicepresidente del Club Tinetense de la Habana. Por fin más poderosa en él la nostalgia de la patria que la ilusión de hacerse rico, regresó a España definitivamente en 1921, esta vez con algunos ahorros.

El año siguiente fijó su residencia en Tineo, casado con doña Julia García Alonso y empleado en la sucursal del Banco de Oviedo y Español de Crédito, destino que desempeñó por espacio de ocho años, hasta 1930, en que decidió independizarse, dedicándose desde entonces al comercio con establecimiento abierto en esa villa.

Ha venido siendo en Tineo un vecino de vida activa al servicio del progreso de la villa y el concejo. Cuenta a su favor, entre otras actividades en ese aspecto, el haber promovido la construcción de un cementerio en la aldea natal, por suscripción pública, con lo que se ha evitado la conducción a cuestas de los cadáveres en un trayecto de tres kilómetros. Como concejal y teniente alcalde que fué de Tineo por los años del 1926 al 30, se le debe una labor tenaz para que se construyera una escuela pública en Fastias.

Nada de esto le ha impedido continuar sus ejercicios de poeta y prosista. Además de sus colaboraciones en algunos de los periódicos citados, ha escrito también en El Heraldo de Asturias, de Buenos Aires (1925-28), en El Comercio, de Gijón, desde 1926, y más esporádicamente en casi todos los periódicos regionales. Es corresponsal desde 1933 del diario madrileño Ahora. Ha fundado, dirigido y sostenido con sacrificio económico en la villa de su residencia La Voz de Tineo, por espacio de un año.

Referencias biográficas:

Turista (El).—Una visita a Tineo. (En El Progreso de Asturias, Habana, febrero 28 de 1934.)