ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

ALVAREZ QUIÑONES (Eduardo). 

Escritor contemporáneo, nacido en San Martín de Lodón (Miranda) el 29 de marzo de 1884, hijo de don Francisco y doña Josefa de esos apellidos, propietarios

Cursó los estudios de bachillerato en el Instituto de Oviedo, en el que se graduó en 1899. De vocación literaria por sobre todas las demás, apenas concluida la segunda enseñanza se trasladó a Madrid (1900) con ánimo de abrirse paso como escritor. Obtuvo en Madrid un modesto destino en el Ministerio de Instrucción Pública, trabajo que compartía con sus ensayos literarios y periodísticos, hasta que, cuatro años después, entró a formar parte del cuerpo de redactores del diario La Época.

Deseoso de más amplio horizonte para sus aspiraciones y dotado de espíritu batallador y un tanto aventurero, decidió emigrara América, y en 1910 marchó a Cuba.

A poco de llegar a la Habana fundó bajo su dirección un diario de la noche, La Última Hora, especialmente consagrado a combatir los excesos de los veteranos de la guerra de la Independencia, verdaderos y fingidos, que no desperdiciaban ocasión de molestar y zaherir a los españoles residentes en Cuba y cuanto tuviese relación con España. Esas luchas periodísticas le valieron no pocos contratiempos, hasta que, rodeado de amenazas de muerte, tuvo que renunciar a seguirlas, y suspendió la publicación de ese periódico. Al año siguiente ingresó en la redacción del Diario de la Marina, a la que perteneció durante toda su permanencia en Cuba.

Por entonces, con el también escritor asturiano y compañero en ese periódico, Rafael Suárez Solís, estrenó en el teatro Payret con música del compositor español Guillermo Cases, una revista de costumbres criollas con el título de Portfolio cubano, que tuvo resonante éxito y larga permanencia en el cartel. Decidido a continuar esta modalidad literaria, emprendida con tan buenos auspicios, estrenó posteriormente, no sin éxito también, el sainete con ilustraciones musicales del maestro Gay, Tarde, mal y nunca. Pero esas ilusiones concluyeron con el estreno en el teatro Martí, también en colaboración con Suárez Solís y con música del maestro Parera, de una pieza lírica que los autores no supieron cómo clasificarla y que tenía por título Gargantúa. El fracaso fué tan rotundo, que Álvarez Quiñones, comentándolo con los empresarios, no pudo menos de reconocer que lo peor de todo era que no se podía echar la culpa del fracaso a los cómicos.

No ha vuelto Álvarez Quiñones a probar fortuna desde entonces como autor de obras teatrales; pero ya aficionado a ese mundo del arte escénico, fué después empresario de algunos teatros habaneros. Lo fué, sucesivamente, del teatro Martí, del Avenida (antes Molino Rojo) y del Actualidades.

A la vez que redactor y colaborador del Diario de la Marina, escribía para otras publicaciones cubanas y algunas extranjeras, especialmente Cine Mundial, de Nueva York, revista de la que fué representante en Cuba.

Desempeñó también durante algún tiempo el cargo de secretario de la Dirección del Banco Internacional, hasta la quiebra de éste en 1921. Al año siguiente contrajo matrimonio en la Habana con la señorita Josefina Beceiro.

De vuelta a España, en 1927, fijó su domicilio en Madrid, y aquí, además de sus colaboraciones en el diario habanero y la revista neoyorquina citados más arriba, escribió también para las publicaciones madrileñas Estampa, Ahora, Heraldo de Madrid, El Debate, Crónica y Norte, en algunas de las cuales continúa colaborando. 

En 1932 trasladó su residencia a Oviedo, y aquí fué nombrado por la Empresa del diario El Carbayón gerente de ella, puesto que continúa desempeñando en la actualidad (1934).