Malogrado pintor de la segunda mitad del siglo XIX, arrebatado a la vida a la edad de veintiséis años, cuando comenzaba a destacar y consolidar una reputación artística. Nacido en Carballo (Cangas del Narcea) el 29 de junio de 1868, hijo de don José y doña Josefa de esos apellidos respectivos, labradores de modesta posición.
A la edad de trece años pasó a residir a Madrid como empleado de una casa bancaria ya desaparecida, de la que era frecuente visita de confianza el pintor Martínez Cubells, con el que se fué aficionando Álvarez y Verano al arte de la pintura. Cada vez más fortalecida esta vocación, ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes, en la que hizo los estudios oficiales, y a la vez concurrió como discípulo al estudio del pintor Manuel Ojeda
Se dió a conocer públicamente en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, del año 1890, con el cuadro intitulado Manola, y más diestro ya en la técnica pictórica, acudió a la de 1892 con el lienzo La hilandera, afirmativo de una personalidad lograda de constitución enfermiza, se vió precisado a retirarse al lugar natal, y, aunque interrumpió esta permanencia en él con algunas estancias en Oviedo, allí dejó de existir el 26 de octubre de 1894.
A la Exposición Nacional de Bellas Artes del año siguiente (1895) fué enviado uno de sus cuadros últimos, intitulado En el estudio, que resultó premiado con una mención honorífica.
Ha dejado en poder de la familia y en algunas casas de la comarca de Oviedo retratos personales y otros lienzos que acreditan a un pintor logrado y en vísperas de rotundos éxitos.