Abogado y escritor contemporáneo, fallecido. Nació en Riberas de Pravia (Soto del Barco) el 18 de febrero de 1855. Fueron sus padres don Manuel Arias, retirado de Cuba con un modesto capital, y doña Prudencia García, descendiente de labradores ricos.
Después de cursar la instrucción primaria, sus padres le enviaron a Oviedo (1866) a estudiar la carrera de abogado. Obtuvo el grado de bachiller en el instituto ovetense en 1871 y el de licenciado en Derecho Civil y Canónico en la correspondiente Facultad de la Universidad en 1874. Regresó luego al pueblo natal, que fué su residencia por espacio de unos cuatro años, hasta que en 1878 se trasladó con su madre, ya viuda, a la villa de Avilés, donde abrió bufete de abogado, que fué uno de los mas acreditados durante los cuarenta y dos años que en él ejerció la profesión hasta su fallecimiento.
Con las actividades de abogado compartió durante varios años la de profesor de Historia en el Colegio de la Merced, de segunda enseñanza, dirigido por don Domingo Álvarez Acebal. David Arias con el desempeño de algunos cargos públicos, como el de concejal sindical (1883-85) y de juez municipal por espacio de algunos años.
Desde su establecimiento en Avilés, adscrito a la política liberal que dirigía el diputado a Cortes don Julián García San Miguel, comenzó a dedicar algún tiempo a campañas políticas como periodista, colaborador del semanario local La Luz de Avilés, que vivió hasta 1890, y en el que solía firmar con el seudónimo de Fray Angélico. Pero, si bien continuó militando en el partido, abandonó su actuación pública a consecuencia de un suceso que su hijo David nos refiere del siguiente modo: “Siendo síndico del Ayuntamiento de Avilés, hacia el año 1884, le tocó actuar como tal en un juicio administrativo, por el sacrificio clandestino de un cerdo. Era época de enconadas luchas políticas. El síndico y el alcalde, que era don Emilio Carreño, estuvieron en Oviedo aquel día, y al siguiente, como ocurre normalmente en estas cosas, firmaron el acta del juicio como si hubieran estado presentes, sin darle importancia. Se formuló contra ambos una denuncia y los procesaron por delito de falsedad en documento público. David Arias, que siempre fué hombre poco audaz, paso días muy amargos. El proceso se perdió en el correo, pues salió de Avilés y no llegó nunca a la Audiencia de Oviedo, habiéndose dicho por entonces que unos amigos fieles y atrevidos lo hicieron desaparecer durante el viaje.
Como no fué posible reconstruir la documentación que comprobaba la ausencia del día de autos, se logró al fin que se sobreyese libremente. Pero aquel suceso cortó los afanes políticos del biografiado, que desde entonces se abroquela en su profesión y se hizo aún mas reservado y retraído que fuera antes, con serlo bastante. Desde entonces también adquirió la manía, conservada hasta su muerte, de rectificar cuatro o cinco veces la fecha de cualquier documento que firmaba, aunque se tratase simplemente de una carta particular.” Desde este suceso, sus colaboraciones periodísticas, nunca copiosas, en el Diario de Avilés, el semanario avilesino satírico Perdónenme Ustedes, muchas veces con la firma de sus iniciales, D. A, y otras muchas sin firma alguna, se unieron a temas de carácter general, sociales y económicos, y más frecuentemente en torno a la historia de Avilés y su concejo. Llevó estas colaboraciones a periódicos provinciales, pero con la misma escasa asiduidad.
Sobre el pasado de la villa y municipio avilesinos poseía muy extensos conocimientos, fruto de una paciente investigación en documentos originales. En los Juegos Florales celebrados el 25 de agosto de 1892 le fué premiada una documentadísima Memoria Histórica de Avilés. Consistió el premio en una pequeña cantidad en metálico y la edición de la obra por cuenta del Ayuntamiento. Este abonó a la imprenta del Diario de Avilés el importe de la impresión; pero la citada imprenta editó solamente algunas páginas, con lo que ha privado a Avilés y a la región de una obra importante en la bibliografía asturiana, que permanece inédita en poder de los herederos.
De ella se aprovecharon sin otro esfuerzo considerable algunos que escribieron de historia avilesina, como García San Miguel, para redactar su obra Avilés: Noticias históricas.
Vivió David Arias, casado con doña Isabel Rodríguez del Valle, en mayo de 1887, y de cuyo matrimonio desciende el poeta que reseñamos a continuación.
Fallecido en Avilés el 5 de enero de 1920.
Obras inéditas:
—Memoria histórica de Avilés. (MS. premiado por el Ayuntamiento avilesino en los Juegos Florales de 25 de agosto de 1892, y en poder de los herederos.)