ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

ASIEGO Y RIVERA (Juan Alonso de).

Eclesiástico que vivió en la segunda mitad del siglo XVI y primeros años del siguiente. Su nombre va asociado a la fundación de la Universidad como principal promotor y uno de sus primeros rectores.

Descendiente de don Pedro Sánchez de Asiego y doña Juliana de la Ribera. Se le supone, como al padre, nacido en Cabrales, pero parece más cierto, como asegura Fermín Canella y Secades, que su nacimiento haya tenido lugar en Oviedo, donde es seguro que estaba ya avecindado entonces el padre. Nacido por los años de 1545 a 1550.

Según el citado Canella, vivió con sus padres hasta la edad de catorce años, en que pasó al lado de un tío materno, canónigo de la Catedral, quien se encargó de su cuidado y educación. Bajo ese amparo siguió la carrera eclesiástica, que parece concluyó con el grado de doctor en Teología recibido en la Universidad de Salamanca.

El cargo que Canella y Secades dice desempeñó luego en el obispado de Pamplona no habrá sido de categoría superior a la de cura párroco, porque esto fué posteriormente en Mondoñedo.

Residió después en Roma, desconociéndose con qué cargo motivo, pero si que fué estimado en la Corte pontificia por su saber y virtudes, que le valieron el nombramiento, en 27 de julio de 1596, para ocupar una canonjía vacante en el obispado de Oviedo. Dice Canella y Secades que le concedió ese nombramiento el Papa Gregorio VIII, lo cual debe ser una errata o un lapsus, en lugar de Gregorio XIII; pero Gregorio XIII había fallecido en 1585, once años antes.

Era Papa entonces Inocencio IX, de esa canonjía tomó posesión en su ausencia y como apoderado suyo don Juan González de Oviedo, el 18 de enero de 1597, después de ultimado el reglamentario expediente de limpieza de Sangre. 

Sin que hubiese regresado de Roma a tomar posesión de su canonjía, el Papa le confiere el 8 de abril de 1598 la plaza vacante de deán en ese mismo obispado, puesto del que tomó posesión en su nombre, como apoderado, el canónigo don Bernabé de Heredia el 6 de octubre del mismo año. Poco después se posesionaba personalmente de dicha canonjía con dignidad de deán.

En ese cargo le estaba reservada la conquista de un timbre de gloria digno de recordación por los asturianos de todos los tiempos. Merece tal por su cooperación decidida, entusiasta e inteligente, sin reparar en ninguna clase de sacrificios materiales ni de otro orden, para dotar a Asturias de la Universidad proyectada por el arzobispo don Fernando de Valdés, cuya fundación había dejado este dispuesta en su testamento. Estaba pendiente esa importantísima iniciativa de un largo y calamitoso pleito con los herederos del arzobispo, y Asiego y Ribera se propuso terminarlo con éxito. A ese fin pasó en el año 1600, comisionado por el Cabildo catedralicio, a Valladolid (residencia entonces de la corte y capitalidad del reino), a gestionar la rápida conclusión del litigio e inmediata fundación de la Universidad ovetense.

Fueron muchos los viajes efectuados a Valladolid, obligado por innumerables diligencias, y tuvo que luchar contra todas las malas artes y reiterados engaños de que se valía, escudado por su predicamento en la corte, el descendiente, heredero y homónimo del arzobispo, don Fernando de Valdés Osorio, de ingrato recuerdo para Asturias por su conducta en este asunto.

Pero, al fin, Asiego y Rivera pudo triunfar de todos los obstáculos y salir victorioso, si bien con grave daño de su hacienda, grabada con más de su valor a causa de viajes y diligencias.

En estas gestiones se supone que haya redactado representaciones, informes y otros documentos, que serán tal vez sus actividades líricas de escritor. Sin embargo, cabe la sospecha de que haya desarrollado ejercicios de tal antes, como lo da a entender la siguiente cita que toma Canella y Secades de lo declarado por los testigos en la más arriba aludida información de limpieza de sangre: “Que era muy bueno en letras, otro que fué un buen estudiante y otro que no sabe si es doctor, pero si que es público por esta tierra que es muy letrado.”

En el año 1610, dos después de inaugurada a los estudios, fué electo rector de la Universidad, cargo que desempeñó por espacio de un año.

Achacoso y enfermo vivió poco más tiempo, pues falleció en Oviedo el 16 de marzo de 1615. En su testamento sólo dejaba deudas entre ellas, “lo que la ciudad y el principado le deben por las diligencias que hizo en traer la Universidad a esta ciudad, que son seiscientos ducados”, los mismos que, al parecer, debía a su vez.

La Corporación — dice Canella—nombró al arcediano de Grado y a Suero González para señalar la sepultura, hoy desconocida: y ya después del 26 de marzo, en que se habla de su almoneda y estado de su casa, no vuelve a sonar el nombre del doctor don Juan Alonso de Asiego en aquellas actas y sesiones, que había presidido por tanto tiempo”.

La Universidad reparó en 1867 el olvido en que se le tuvo por espacio de doscientos cincuenta años esculpiendo su nombre entre los de la lápida consagrada a los del fundador, Feijoo y Campomanes, lápida destruida cuando el incendio de que fué pasto la Universidad durante la asoladora revolución socialista que hizo mártir a Oviedo en octubre de 1934.

Referencias biográficas:

Canella y Secades (Fermín). – El doctor don Juan Alonso Asiego (Apéndice I, página 609, de la Historia de la Universidad de Oviedo, del propio Canella, 1903-4, segunda edición.)