ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

AZA DIAZ (Vital).

Hijo del célebre comediógrafo reseñado anteriormente y doña Maximina Diaz Sampil; hermano de los ingenieros Luis y Pedro, también incluidos en este índice.

Médico contemporáneo con ejercicio en Madrid, famoso en Ginecología y Obstetricia, especialidad a que viene dedicando estudios y actividades con una autoridad reconocida unánimemente en la profesión.

Nacido (como todos sus hermanos) en Mieres del Camino el 16 de junio de 1890. Estudió el bachillerato en el Colegio de San Isidoro, de Madrid. Del entusiasmo por los relatos familiares sobre el abuelo materno, famoso médico en Gijón, don Manuel Luis Diaz, que recordaban una vida profesional ejemplarísima, “y el saludo poco ceremonioso a las Matemáticas —dice don Enrique Slocker—, que hiciera en el bachillerato, sacó la decisión de estudiar cualquier carrera, en la que no hubiera matemáticas, dirigiendo su rumbo hacia la Medicina”, Siguió estos estudios como alumno interno por oposición de la Facultad de San Carlos, en la que conquistó sus primeros éxitos al cuidado de algunos enfermos. Recibe la investidura de licenciado en Medicina en 1914 y la de doctor al año siguiente, en ambos casos con premios extraordinarios.

Fué uno de los discípulos predilectos del famoso tocólogo don Sebastián Recasóns, al que sustituía en su cátedra de la Facultad y en los trabajos clínicos, desde estudiante y después de concluida la carrera. Apenas facultado de doctor, su nombre comenzó a ser conocido y respetado en los centros científicos. Como tratadista de temas profesionales, ya ensayados antes, un estudio ginecológico le abrió pronto las puertas de la Academia de Medicina como académico correspondiente, mientras la Sociedad Ginecológica Española le premiaba (1915) su estudio número I. Desde entonces sus actividades científicas sobre el estudio y la investigación propios como publicista y conferenciante le han venido dando crédito creciente de gran autoridad en Tocología. Ha colaborado en las más importantes publicaciones médicas españolas y en la página dedicada a divulgaciones de Medicina del diario El Sol; tiene publicados trabajos de mayor empeño en volumen, y es meritoria la actividad de conferenciante desarrollada en sociedades y corporaciones científicas, de varias de las cuales es miembro distinguido y dirigente descollando en este sentido sus intervenciones en la Academia de Medicina, que elevó su categoría a académico de número en 1933, plaza de la que tomó posesión en febrero de 1934.

Personalidad relevante también en otros círculos sociales ajenos a la profesión, se cuenta frecuentemente con él para puestos distinguidos, como contó el Club Rotario madrileño en 1933, designándole presidente.

El desarrollo de sus ocupaciones profesionales le ha obligado a fijar su residencia en Madrid, sólo interrumpida por algunos viajes de estudio al extranjero y los veraneos que pasa invariablemente en su casa de Mieres. En junio de 1915 contrajo matrimonio en Madrid con la señorita Alicia Armiñán y Beltrán, que le dejó viudo pronto con una hija de ese mismo nombre. Algunos años después (1919) casó en segundas nupcias con doña María Fernanda Jiménez-Athy, de la que dice el propio Vital Aza en su discurso de ingreso en la Academia de Medicina: “compañera admirable de nuestra vida, a la que supo darnos, con su talento, alientos de lucha; con el trabajo, ayuda inigualada, y con su corazón — manantial de toda ternura y cantera de todo maternal cobijo —, cariño y amparo para quien, sin haber nacido de su cuerpo, es la hija adorada de su alma”.

Refiriéndose al desenvolvimiento del crédito nacional conquistado por Vital Aza en su profesión y la participación tomada en esto por su esposa, dice el citado Slocker: “Una consulta pública, modesta al principio, concurridísima después, en la calle de la Magdalena, fraguó su crédito, que aumentaba de día en día, y no teniendo la clínica oficial, honrosa plataforma para demostrar su saber y enseñar al que quisiera, fundó un Sanatorio en la Guindalera, y estudiaba y fichaba sus enfermas con tal cuidado, rodeándose de capacitados colaboradores (algunos hoy todavía a su lado, otros que conquistaron ya considerables posiciones profesionales), que su archivo clínico no tiene nada que envidiar al de cualquier clínica hospitalaria…

Pero no era bastante; había que perfeccionar la clínica, que ensanchar y montar a la moderna una maternidad privada como no la había en España, y en este anhelo, con tesón, inteligencia, amor y buen gusto, actuó Fernanda, su compañera, logrando ver convertido en realidad su proyecto, construyendo el Sanatorio de Santa Alicia, que no tiene nada que envidiar a las clínicas suizas y alemanas”.

Recuerda también el doctor SIocker algo muy distintivo y meritorio en el carácter de Vital Aza y que solo algunos asturianos conocen. Le dejamos que lo diga con sus palabras: “En Mieres, en su asturiana casona solariega, remozada, gentil, embellecida, desafiando al sol y a las nubes la radiante alegría que cobija, es albergue también de una de las facetas mas interesantes de su actuación médica durante el verano. No es un descanso absoluto: su dinamismo no lo consentiría. Es el modo señorial, de abolengo, de ejercer para el pobre con afecto, abnegación y desinterés. Prolífica la región minera, necesitan de su sabiduría y su corazón las que anhelan llegue el estilo que, con clima más placentero, les traiga la voz cariñosa, la mano inteligente y, a la vez que caritativa, discreta, que acoge con dulzura sus quejas y remedia sus dolores, pero no solo con eficacia científica, sino económica. Esta actuación trae cola. Los primeros días de octubre empieza la peregrinación hacia el Sanatorio de las enfermas que quedaron en plan de tratamiento quirúrgico. Meca esta casa, de donde salen curadas. Además de no costarles nada, además de salud, algunas se llevan algún dinero. Noble modo de seguir la tradición del abuelo haciendo y prodigando el bien al desvalido.

Como es poco conocido aquí el rasgo y, además, él no se lo cuenta a nadie, descorrer el velo, indiscreto, pues que subraya su personalidad.” Por estas constantes muestras de generosidad profesional desarrolladas en el término de Mieres todos los años con gente menesterosa, quién en Madrid ejerce su especialidad entre gente adinerada que paga espléndidamente los servicios recibidos, la población de la villa natal le profesa fervoroso cariño. Queriendo darle de ese afecto un testimonio público, se pretendió en 1932 rendir un homenaje al doctor Vital Aza, y éste se opuso en términos categóricos con una carta cariñosa, en la que decía: “No acepto ni aceptaré nunca homenajes”.

Obras publicadas en volumen:

I.—La reacción de Abderhalden en obstetricia. (Madrid, 1915; opúsculo premiado por la Sociedad Ginecológica Española.)

Il.—El cáncer del útero: Breve reseña etiológico-patogénica. Evolución terapéutica. Estudio anatómico clínico de radioterapia. (Madrid, 1917; folleto, en colaboración con don  José Macau.)

III.—Tratamiento de las anexitis. (Madrid, 1920; folleto.)

IV.—Influencia del libro de texto en la enseñanza médica. (Madrid, 1927; estudio leído en la Fiesta del Libro celebrada en la Academia de Medicina y publicado también por los anales de esa corporación.)

V.—Feminismo y sexo. (Madrid, 1928; conferencia publicada también en los anales de la Academia de Medicina.)

VI.—La pituitrina en obstetricia: Sus ventajas y sus riesgos. (Madrid, 1928.)

VII.— El médico rural ante las distocias más frecuentes. (Madrid, 1930; en colaboración con don Mateo Carreras.)

VIIl.—La práctica obstétrica y ginecológica en la medicina rural. (Madrid, 1930; en colaboración con don Mateo Carreras.)

IX.—Por qué la mujer no tiene hijos. Vulgarización acerca de la esterilidad. (Madrid, 1933.)

X.—Deberes y derechos biológicos de la mujer. (Madrid, 1934; discurso de ingreso en la Academia de Medicina, contestado por don Enrique Slocker.)

Trabajos sin formar volumen:

1.—Prólogo a Tipos de clínica, de Eduardo Gómez García. (Madrid, 1905.)

Referencias biográficas:

Slocker (Enrique). — Contestación al discurso de ingreso del doctor Vital Aza en la Academia de Medicina, publicada en el mismo volumen. (Madrid, 1934.)