ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

BADA (José Manuel).

Periodista y literato  contemporáneo residente en América desde los diez  años. Nacido en Caravia  Alta el 28 de octubre de 1889, hijo de don Manuel Bada Lueje, que fue muchos  años alcalde y juez municipal de esa villa.

Sin haber completado la instrucción primaria, aunque recibida con aprovechamiento, en 1899 le  llevó consigo a Cuba un tío materno, estableció en una localidad del interior de esa isla con un comercio de tejidos. La sujeción rigurosísima, casi esclavitud, de los empleados comerciales allí entonces y el duro yugo familiar a que estaba sometido eran condiciones reñidas con su imaginación y ansias de libertad, y concluyo por sacudirse esta doble y rígida tutela en 1906, cuando tenia diecisiete  años.

Fijó su residencia en La Habana, “viviendo casi de milagro”, como nos ha dicho él mismo. Atento a dotarse de alguna instrucción sólida, estudió gramática y otras disciplinas escolares con el padre Jaime Senalles. En octubre de 1908 cobró los pequeños ahorros de su sueldo, no pagados por el tío hasta entonces, y se trasladó a Nueva York. De sus primeros pasos en Estados Unidos dice el propio Bada: “Ingresé en una escuela pública, en la que estudié año y medio. Más tarde logré que me admitieran en la Brace Farm School, Valhalla, donde trabajaba y estudiaba a la vez. Aquí cuidaba de la calefacción en las aulas y hacía las camas en los dormitorios, y a cambio de este trabajo me ofrecían todos los privilegios de estudiante.» A esta época se refiere Eduardo Zamacois en el prólogo a un libro inédito de Bada con estas palabras: “Unas veces por curiosidad y otras obligado por la miseria, José Manuel Bada recorrió insistentemente esos suburbios (de Nueva York), y al cabo llegó a familiarizarse con ellos. Numerosos vericuetos que los vecinos de las barriadas que pudiéramos llamar nobles ignoran, él los conoce palmo a palmo.” Y toma del propio Bada en ese prólogo esta dolorosa añoranza: “Cuantas veces —me decía evocando sus  años de derrota—tuve que comer en el Bowery, refugio de mendigos y de ladrones, donde con diez centavos aplacaba las contorsiones de mi estómago vacío.”

En 1911 regresó a La Habana, dispuesto a dedicarse al periodismo, y al cabo de algunos meses entré a formar parte del cuerpo de redactores del diario liberal La Opinión, en el que tuvo a su cargo la sección religiosa. Poco después, al fundarse el diario Heraldo de Cuba, ingresó en él como redactor, Primero, de la información referente al Palacio Presidencial, y después, de la sección militar, y por último fué nombrado redactor especial.

Abandonó la isla en noviembre de 1914, trasladándose a Panamá, y poco después a Colombia. Residió algunos meses en esta república como redactor del viejo diario de Barranquilla Rigoletto. Vuelto a Nueva York (1915), continuó aquí dedicado al periodismo, compartiendo estas actividades primeramente con estudios universitarios y luego con otras ocupaciones más remunerativas. Por los  años 1917-21 fué redactor de la revista Plus Ultra, y redactor-corresponsal desde 1919 de la revista habanera Bohemia. En esta publicación dió a conocer numerosos trabajos—firmados con su nombre o con el seudónimo de Max de Abad, usado desde sus primeros escritos en La Opinión—, que fueron muy leídos y le dieron renombre. Sus crónicas bajo los títulos Desde Manhattan Island, A orillas del Hudson y Estampas newyorkinas han sido frecuentemente reproducidas por periódicos de otros países americanos, y algunas publicaciones regionales de España han transcrito sus comentarios sobre arte. Igual suerte han corrido algunas entrevistas con cantantes célebres y famosos escritores, como Rabindranath Tagore y Conan Doyle, publicadas en la revista neoyorquina Cine Mundial, de la que es redactor especial desde 1922. Colabora también desde hace varios  años en la revista habanera Horizontes, y fué corresponsal del Diario español, también de La Habana, en los últimos  años de vida de este diario.

De sus actividades literarias es fruto el prólogo al libro Traidores y déspotas de Centroamérica, del escritor costarricense Vicente Sáenz, y dos libros que tiene inéditos (1934), con prólogos de Eduardo Zamacois y Armando Palacio Valdés. Ha hecho asimismo numerosas letras para tangos y canciones populares, muchas de las cuales están impresas en discos fonográficos. Figuran como las más conocidas las intituladas Tango Valentino (Fate), Anhelo (Longing), Sólo un recuerdo (Just a Memory), El ensueño (La Réve), Canción de cuna (Russian Lullaby) y En el jardín de la vida (Charmai).

Desde su establecimiento definitivo en Nueva York (1915) cursó estudios por enseñanza libre en distintos Colegios y Universidades de esa población, y en 1921 obtuvo el grado de doctor en Filosofía en Oskaloosa College, Iowa, para cuyo grado presentó una celebrada tesis sobre The philosophical theatre of Bernard Shaw, Este título académico le ha permitido desenvolver su vida en más favorables circunstancias que anteriormente, ya que el cultivo de las letras no consentía desahogo económico. Tuvo a su cargo algunos importantes destinos en empresas particulares, y actualmente (1934) desempeña el de corresponsal en español, italiano y portugués de una importante compañía comercial.

Sus méritos le han llevado a desempeñar cargos en importantes entidades, como el de secretario del Spanish Exporters Club y tesorero del Spanish-American Democratic Association of New York. Es también uno de los directores del Instituto de las Españas, de la Universidad de Columbia, en el que tiene a su cargo el Literary Bureau.