ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

BALBIN DE UNQUERA (Antonio).

“Una de las más brillantes personalidades de la moderna ciencia española—dice Hidalgo de Mobellán—, insigne orador, sabio ilustre, literato peritísimo.” Pudiera añadirse a esto que malogrado, no obstante haber fallecido anciano de setenta y siete años. Malogrado por la deficiente administración que tuvo de su saber y su talento.

Dotado de muy clara inteligencia y de una memoria portentosa, que fué enciclopedia eruditísima, ha desperdigado estos dones en actividades cotidianas de periodista y conferenciante, improvisando casi siempre sus trabajos, que nacían por lo mismo condenados a una vida efímera. Fué un escritor fecundísimo, al que muy pequeña parte de su labor ha sobrevivió, desparramada casi totalmente en innúmeras publicaciones, y casi siempre sobre temas de actualidad pasajera, de escaso interés para la posteridad.

Podría afirmarse que Balbin de Unquera vivió solamente para la admiración y el aplauso de sus contemporáneos, que se los prodigaron con justicia. “No se ha visto un hombre—dice don Protasio González Solis en Memorias asturianas—de facilidad más portentosa para escribir o para hablar; así es que, con la pluma o la palabra, sabe conquistar la admiración de cuantos le leen o le escuchan.” Y esa portentosa facilidad fué precisamente su mal, porque se ha superproducido, en daño de la perdurabilidad de su labor, de un interés muy relativo actualmente, cuando pudo haber dejado obra mucho más consistente a la acción del tiempo. Siendo uno de los autores de más trabajos biográficos individuales—casi todos extensos—sobre escritores y artistas asturianos, publicados periodísticamente, por lo que resulta uno de los más citados en las referencias biográficas que cierran los estudios de la presente obra, es tal vez quien menos haya contribuido a la nutrición de ella con datos y opiniones aprovechables. En cambio, fué maestro en el manejo del ditirambo y del panegírico.

Antonio Balbin de Unquera nació en Madrid el 22 de abril de 1842, descendiente de asturianos. Oriundo de Villaviciosa, consideró esta villa siempre como la de su nacimiento, y en ella pasó numerosas temporadas, especialmente veraniegas, a lo largo de su existencia, y contrajo matrimonio con doña Teresa Villaverde. Su vida afectiva y sus preferencias intelectuales pertenecieron a Asturias, dedicadas con una devoción no superada por ningún asturiano nativo, al punto de que en Villaviciosa se le tuviera como nacido allí.

Curso en Madrid todos sus estudios, dirigidos los elementales por su propio padre, quien le puso en condiciones de acometer con excepcional preparación los de segunda enseñanza y los universitarios. Puestas de su parte una gran vocación por el estudio y una memoria privilegiada, hizo los estudios de Bachillerato y las carreras de Derecho y de Filosofía y Letras con extraordinario lucimiento, hasta obtener el grado de doctor de esas dos disciplinas en la Universidad Central.

A esa preparación intelectual académica hay que agregar la adquirida por entonces y en  años sucesivos con el estudio de casi todas las lenguas literarias europeas y algunas orientales, hasta poseer con verdadero dominio francés, italiano, inglés, alemán, ruso, persa, hebreo, árabe, tagalo, sánscrito y otros, con lo que fué uno de los poliglotas mas ilustres de su tiempo.

Sus actividades de escritor tuvieron comienzo siendo todavía estudiante universitario, hacia 1860, con firme vocación periodística, que fué siempre la predominante en él, escribió en algunos periódicos de juventud y fué redactor en 1862 de los Anales de Beneficencia y Sanidad. En ese mismo año, la Academia de Ciencias Morales y Políticas le otorgó un accésit en público concurso por su estudio Reseña histórica de la Beneficencia en España, uno de los escasos trabajos que ha dejado impresos en volumen, y que le dio renombre y prestigio en el mundo literario.

La necesidad de cimentar su vida frente al porvenir sobre más sólidas bases que la literaria y la periodística le llevó a emprender la carrera administrativa, y en 1864 obtuvo mediante oposición una plaza de oficial en el Consejo de Estado, organismo en el que desenvolvió sus actividades burocráticas por espacio de unos cuarenta y siete  años, hasta el de su jubilación, en diciembre de 1911. Dentro de él ocupó también por oposición la plaza de bibliotecario, la de oficial Mayor, ascendido en noviembre de 1902, y la de secretario general, ganada por concurso al finalizar el año 1905.

Aparte de comisiones y representaciones eventuales de carácter Oficial, desempeñó también otros cargos, entre los que figuran el de profesor auxiliar de la Facultad de Derecho de la Universidad Central, en los primeros tiempos de su juventud, y el de traductor de los idiomas ruso, holandés, inglés y alemán del depósito de la Guerra, por nombramiento extendido en 1871, y en cuyo destino prestó eminentes servicios.

Además del renombre y prestigio ganados día a día con su fecunda y documentada pluma desde los tiempos universitarios, contribuyó a robustecer su personalidad un gran número de diversas ocupaciones en el seno de Corporaciones y entidades culturales. Fue una de ellas su brillante intervención en el Congreso jurídico celebrado en 1863. Cuentan, entre otras, las de profesor de alfabetos orientales para taquígrafos en la Universidad Central, el desarrollo de cursillos sobre geografía y Literatura en el Ateneo de señoras, un curso de varias conferencias acerca de religiones e instituciones antiguas en la Academia de arqueología, de la que fue miembro distinguido; otro en la Sociedad Económica Matritense en torno al origen y desenvolvimiento de las instituciones extranjeras de Beneficencia; sus intervenciones en Congresos como el de geografía Colonial Mercantil (1884) y él jurídico Ibero-Americano (1893), ambos celebrados en Madrid, y otras actuaciones semejantes. Como orador fueron muchos sus triunfos, dotado de palabra fácil y persuasiva y gran dominio en las ideas para exponerlas de modo ameno y cautivador. Las más prestigiosas entidades madrileñas tuvieron siempre dispuestas para la tribuna. Figura entre ellas la Academia de Legislación y Jurisprudencia, en la que, entre otras intervenciones de conferenciante, tuvo dos muy aplaudidas sobre los temas Matrimonio civil y Asociaciones de obreros.

Del escritor bastaría decir que, además de poeta inspirado, fué un polígrafo. Un polígrafo que pudo acometer y desarrollar obras de gran empeño si no se dejara arrastrar tan fácilmente de su gran vocación al periodismo. Dentro de esta disciplina, particularmente en el decenio de 1860 a 1870, que fué acaso el de su mayor producción, gozo crédito de una de las plumas más doctas, Todas las materias encontraban en él conocimientos e ideas que exponer y una gran facilidad de exposición, dentro de su ideario católico, que era su característica fundamental. El catolicismo y las órdenes religiosas tuvieron siempre en él a un fervoroso defensor.

Sería interminable la relación de periódicos que publicaron o reprodujeron escritos suyos. En la citada década (1860-70) fue un asiduo colaborador de El Diario español y de El Pensamiento español, también diario, fundado en 1867, y ambos de ideología católica. También escribió abundantemente en la Gaceta del Notariado, La Caza, La Isla de Cuba y La Cruzada, todos de Madrid, y en El Faro Asturiano, de Oviedo. Algunas de esas publicaciones y otras fundadas posteriormente, como El Correo de las Antillas, quincenal; La ilustración católica, semanario, y La Niñez, decenario, acogieron también abundantes escritos suyos. La Revista General de legislación y Jurisprudencia y la Revista de España le tuvieron entre sus colaboradores frecuentes. Otro periódico, dedicado especialmente a la infancia, decenal también, El Mundo de los niños, fundado en 1887, conté con sus colaboraciones. En la ilustración Gallega y Asturiana (1879-82), además de trabajos sueltos, publicó por espacio de mucho tiempo la crónica decenal, extensa síntesis de la actualidad en todos sus aspectos.

Entre otros muchos periódicos, todos madrileños, en que ha colaborado por entonces, están: asimismo las publicaciones especiales Las Cortes, Gaceta de los Juzgados Municipales y El Eco Franciscano, Merece cita además El Carbayón, diario ovetense. En los últimos  años del siglo XIX, ya sexagenario Balbin de Unquera, tuvieron todas sus preferencias las publicaciones genuinamente religiosas, especialmente los diarios Los Debates y su sucesor La Unión Católica, fundados, respectivamente, en 1897 y 1898. En el último de ellos continué la publicación de estudios sobre personalidades católicas del siglo XIX, con el  Seudónimo de ídem, ya iniciados en el periódico Movimiento Católico. También colaboró en la revista Soluciones católicas (1898). Entre los escasos periódicos que contaron con su pluma ya comenzado el siglo XX están Gente Vieja (1903) y Revista Contemporánea (1905).

A su protesta de que en los libros didácticos sobre retórica se hiciese caso omiso del aspecto periodístico supone Ossorio y Bernard, en el prólogo de su Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX, que obedezca el que posteriormente se haya incluido el estudio de esa modalidad literaria en las obras de texto, siendo el primero en hacerlo el catedrático Méndez Bejarano.

Al referirnos a la producción periodística de Balbin de Unquera hemos dejado a propio intento para remate de este aspecto suyo lo que atañe a las publicaciones sostenidas por el recientemente desaparecido Centro Asturiano de Madrid, porque enlaza esto con otra importante manifestación de su vida, la de su asturianismo. Su ejecutoria en tal sentido está henchida de acendrados fervores y generosos entusiasmos en una medida que no la habría superado el hecho de que hubiese nacido en Asturias, como no la superó ninguno de sus coetáneos asturianos de nacimiento. Por lo que se relaciona con la fundación de esa entidad regional, que nació en 1885 con el nombre de Centro de Asturianos, figuré como uno de sus más entusiasmados propulsores.

Fue su vicepresidente en 1889 y presidente en el 90, por renuncia del que resultó electo, don Acisclo Fernandez Vallin y Bustillo, La Junta general, más tarde, en atención a sus muchos merecimientos, le nombró vocal nato de la Directiva. Como méritos principales figuran el de su cooperación desinteresada de profesor de idiomas y director de estudios muchos  años en el plantel de enseñanza sostenido por ese Centro, y también el de colaborador, uno de los principales sostenedores del Boletín del Centro de Asturianos y \a revista ilustrada que le sucedió con el título de Asturias. De esta última fue director, después de don Alejandro Salmean, por espacio de unos quince años (1894-1909). Los trabajos publicados en ella por Balbin de Unquera, en prosa y en verso, firmados y sin firma, llenarían numerosos volúmenes. De los treinta y cinco tomos que componen la citada publicación, acaso una tercera parte esté redactada por Salmean. Y en toda esa profusa y diversa producción, el amor a Asturias en sus cosas y sus hombres, en sus alegrías y SUS penas, da a Balbin de Unquera títulos sobrados para que Asturias le recuerde más de lo que le recuerda, Era Balbin de Unquera hombre profundamente modesto y de costumbres sencillas, exento de ambición y afán de medro. De haberle acompañado otras condiciones de carácter mejor aprestadas para el triunfo en el medio social, habría podido llegar sin gran esfuerzo a los más altos destinos de la política y de las corporaciones oficiales, como les ha sucedido a otros contemporáneos suyos de menos merecimientos. Por tal causa, sólo poseyó las categorías y honores que le llegaron, como las de socio de honor de las Sociedades Económicas de Amigos del País de Oviedo, Zaragoza, Santa Cruz de Tenerife y Habana y las condecoraciones de Caballero Gran Cruz de Maria Victoria (1873) de primera clase, cruz de tercera de la Orden del Mérito Militar y encomienda de Isabel la Católica. Otro honor fué que el Instituto Colonial Internacional de Bruselas le llevara a su seno en noviembre de 1913.

Falleció Balbin de Unquera el 14 de octubre de 1919.

Se citan de él dos trabajos que no hemos podido comprobar si se trata de artículos periodísticos o de estudios publicados en volumen, si bien nos inclinamos a lo primero. Son éstos: arqueología egipcia (1868) y Reforma en la enseñanza del Derecho (1874).

 

Obras publicadas en volumen: 

I.—Reseña histórica de la Beneficencia en España. (Madrid, 1862; Memoria premiada con accésit por la Academia de Ciencias Morales y Políticas.)

II.—Proyecto de Reglamento general para la Beneficencia municipal, (Madrid, 1870; en colaboración con don Nemesio Carabias y don Eduardo Sanchez Rubio.)

III.—El Consejo de Estado y la República, (Madrid, 1870; folleto.)

IV.—Defensa de la Cruz Roja.(Madrid, 1873; folleto.)

V.—Catálogo de la Biblioteca del Consejo de Estado. (Madrid, 1877.)

VI—Arqueología egipcia. (Sin l. ni a.; discurso.)

VIl—Andrés Bello: Su época y sus obras. (Madrid, 1910.) 

 

Trabajos sin formar volumen:

1.—Proyecto de un Tribunal Internacional para cumplir el convenio de Ginebra sobre socorro de los heridos en campana, (En la Revista General de legislación y Jurisprudencia, Madrid, 1872, tomo XLI.)

2.—Una poesía. (En el folleto Discurso de don Pedro Cabello en el Colegio de Sordo-Mudos, Madrid, 1877.)

3.-prólogo a La lira mexicana, de Juan de Dios Peza. (Madrid, 1879.)

4–prólogo a Horas perdidas: Más versos, de J. Pando y Valle.(Oviedo, 1879.)

5– Los fundadores de la Asociación de Beneficencia Asturiana en Cuba. (En la ilustración Gallega y Asturiana, Madrid, 1879, números 17 y 19.)

6.—Mesonero Romanos y los escritores de su tiempo. (En la Revista de España, Madrid, octubre 13 de 1879, tomo LXX.)

7.—prólogo a la leyenda en verso El conde de Muñazan, de Juan Menéndez Pidal. (Burgos, 1880.)

8— Provincias españolas de América. Medios de fomentar su producción, etc. (En el tomo I de las Actas del Congreso español de geografía Colonial y Mercantil, Madrid, 1884.)

9.—Discurso sobre las ventajas e inconvenientes de la emigración española y sistemas de colonización. (En el tomo II de ídem id.)

10.—Estudios histórico – jurídicos. (En la Revista General de legislación y Jurisprudencia. Madrid, 1887; tomo LXXI.)

11–Enseñanza de artes y oficios. (En la Revista de España, Madrid, mayo 25 y junio 10 de 1887, tomo CXVI.)

12.—Pena capital: Nuevo aspecto de la cuestión. (En la Revista General de legislación y Jurisprudencia, Madrid, 1888, tomo LXXII.)

13.—EI Derecho y la Literatura.(En ídem id.)

14.—Las asociaciones religiosas.(En ídem id.)

15.—La codificación por bases.(En ídem, 1888, tomo LXXIII.)

16.—La evolución y la revolución en Derecho. (En ídem id.)

17.—Los tribunales secretos, (En ídem, 1889, tomo LXXIV.)

18.—¿Qué lugar deben ocupar los cónyuges en la posesión intestada?(En ídem id.)

19.—Varios trabajos. (En la obra Memorias asturianas, de Protasio Gonzalez Solis, Madrid, 1890.)

20.—Bases, convivencia y alcance del arbitraje internacional para resolver las cuestiones que surjan 0 estén pendientes entre España, Portugal y los Estados iberoamericanos: Forma de hacer eficaz este arbitraje. (En el volumen Congreso jurídico Ibero-Americano, Madrid, 1893.)

21.—La novela y Ios novelistas históricos en España. (En la Revista Contemporánea, Madrid, 1905.)

22.—Tipos y caracteres regionales en el Quijote. (En ídem, 1907.)

Prólogo a Memoria doctoral acerca de Juan Rodríguez del Padrín; de Miguel López y Atocha (Madrid, 1906)

 

Obras inéditas:

—Matrimonio civil. (MS.; memoria leída en la Academia de legislación y Jurisprudencia.) —Asociaciones de obreros. (Ms.; ídem id.)

—La emigración a las Islas Filipinas. (MS.; conferencia en el Centro de Asturianos, de Madrid, en 1889.)

 

Referencias biográficas:

Balbin de Unquera (Antonio).Una autobiografía. (En el Álbum Ibero-Americano, Madrid, 1909.)

Hidalgo de Mobellan (A.).Ilmo. Sr. D. Antonio Balbin de Unquera, (En Asturias, órgano del Centro de Asturianos, Madrid, agosto de 1890.)