Abogado y escritor contemporáneo, nacido en Pravia el 12 de octubre de 1863, hijo de don Manuel Bances Alvarez y doña Amalia Menéndez Conde. Siendo sus apellidos verdaderos los de Bances Menéndez, ha usado siempre el primero del padre y el segundo de la madre.
Después de cursar en la villa natal la instrucción primaria con aprovechamiento, le enviaron sus padres a Oviedo como interno del Colegio de Terrero, en el que estudió el Bachillerato, con exámenes en el Instituto de esa ciudad, donde obtuvo el grado correspondiente cuando solo tenía catorce años, siguió luego los estudios de la Facultad de Derecho de la Universidad ovetense, y en ella alcanzó a los dieciocho años el grado de licenciado (1881). Fue, como se desprende de lo dicho, uno de los estudiantes de aptitudes y aplicación mas notables entre sus condiscípulos. Seguidamente se trasladó a Madrid para hacer los estudios del doctorado, grado obtenido dos años después y con veinte de edad.
Su formación intelectual, estudiante universitario en Oviedo, comenzó como orador, participante en las tareas y controversias de la Academia de Jurisprudencia aneja a la Universidad. Esos ejercicios acabaron por darle el dominio de todos los secretos de la oratoria, que le proporcionaron numerosos éxitos a lo largo de su vida; pero la iniciación no pudo ser mas infeliz. Su primer discurso se lo había aprendido de memoria palabra por palabra, y cuando lo fue a pronunciar en una de las sesiones de la Academia se encontró con que se le había olvidado de principio a fin, y tuvo que pasar por el trance afrentoso de tener que sentarse sin haber desplegado los labios. Uno de los controversistas sobre el tema debatido se permitió abusar de aquella dolorosa situación de Bances Conde aludiendo irónicamente a su grandilocuencia, y esto sirvió al aludido, lastimado en su dignidad, de tan fuerte revulsivo, que, nuevamente en el uso de la palabra, comenzó a hablar en tono de réplica con tal dominio de expresión y tan convincentes argumentos, que allí mismo, en el sitio de su inmediato y rotundo fracaso, fue preciso que se le reconociera por todos como notable orador con repetidas ovaciones. Desde entonces, atento a un consejo que a la sazón le dio Clarín, no volvió a aprender de memoria ningún discurso, convencido de que bastaba el dominio del tema o asunto a desarrollar, dejando la forma a la inspiración.
Ya en posesión del título de doctor en Derecho, regresó a Pravia, y al año siguiente (1884) desarrolló sus primeros ensayos de escritor con la fundación en esa villa del semanario ilustrado El Nalón, y algo después (1886), con la de otro periódico veraniego, sin fecha fija de salida, intitulado El Barullo. A la vez prestó sus colaboraciones a periódicos ovetenses, entre ellos la Revista de Asturias y El Eco de Asturias. Solía emplear por entonces como firma la de Nauj, anagrama de su nombre.
En el citado año 1886, Bances Conde se trasladó nuevamente a Madrid con el propósito de ejercer su profesión de abogado, y como tal entró a trabajar en el acreditado bufete de don Manuel Pedregal y Caicedo, al lado del cual permaneció diez años, hasta el del fallecimiento de este ilustre repúblico (1896). Recuerda Bances Conde estos años de convivencia con Pedregal como la época mejor de su vida, encariñado con aquel hombre de conducta e ideología puras, del que guarda recuerdos y muestras de afecto inolvidables.
Con sus actividades en el foro madrileño, que le proporcionaron abundantes éxitos, más personales después de muerto Pedregal y estableció con bufete propio, compartió Bances Conde las de escritor de fecunda pluma. Desde 1887 comenzó a colaborar en El Carbayón, de Oviedo, como cronista y cuentista con el Seudónimo de Pepe García, acreditándose de una de las plumas mas galanas entre sus contemporáneos, y en ese periódico continúa escribiendo frecuentemente en la actualidad (1934). Colaboró también en varias publicaciones madrileñas, la Revista de España entre otras; pero su producción más importante en esa época la recogió el diario La Correspondencia de España, en el que tuvo a su cargo durante varios años la sección Crónica de Tribunales, reanudada algún tiempo después (1898) bajo el título de crónicas jurídicas. También dedicó algún tiempo a la propaganda política como republicano, pero sin apetencia de encauzar su vida en esa dirección. Sin embargo, las circunstancias habrían podido mas que su deseo propio de no estar por medio el funesto caciquismo, tan perturbador de la política española, Por iniciativa del escritor Edmundo Díaz del Riego, de Muros de Pravia, y con el apoyo de otros amigos, entre ellos el también escritor Agustín Bravo (Roque), Bances Conde fué postulado por Pravia candidato a diputado a Cortes, como republicano, en 1893. Habría podido triunfar frente al candidato gubernamental, don Julián Suárez Inclan, si hubiese aceptado los votos que le ofrecieron los conservadores; pero, dispuesto a no entrar en tales componendas, salió derrotado, aunque obtuvo una importante votación. No ha vuelto desde entonces a tomar parte activa en esa clase de luchas.
Aunque asegurado el porvenir con su bufete de abogado en Madrid, a instancias de su tío don Juan Antonio Bances, estableció en La Habana con una casa de Banca, se trasladó a Cuba en 1903, quedando allí asociado inmediatamente a los negocios del tío. El renombre de que llegó precedido Bances Conde a La Habana le dio rápidamente una relevante personalidad en la colonia española, y sobre todo entre los asturianos allí residentes. Un año después (noviembre de 1904), con motivo de una violenta lucha para elegir la Junta directiva del Centro Asturiano, se ponía su nombre al frente de una candidatura de transacción y avenencia entre los bandos contendientes. Triunfante esa candidatura sin oposición, Bances Conde quedó proclamado presidente del Centro Asturiano.
“Con la dirección de aquella nueva Junta de Gobierno—dice José González Aguirre—, presidida por el joven abogado don Juan Bances y Menéndez Conde, puede decirse que entró la Asociación en una nueva era de tranquilidad, y hasta pudiera decirse que de mayor progreso.” Y, en efecto, bajo la presidencia de Bances Conde, de la que estuvo hecho cargo hasta 1909, reelecto por tres veces, el Centro Asturiano entré en un periodo de gran prosperidad, y su nombre conquistó en el mundo un prestigio de que no había gozado antes,
Contribuyó no poco a este realce del Centro Asturiano el viaje efectuado a España en agosto de 1907 por Bances Conde, autorizado por la Junta directiva para ostentar la representación como tal presidente del Centro en cuantas ocasiones y motivos lo estimara conveniente. Fue este viaje “de verdadera trascendencia para la Asociación—dice González Aguirre—, que si no de positivos beneficios para el momento, lo ha sido de influencia moral para el porvenir, puesto que él ha contribuido a divulgar de manera tan efectiva las bondades y excelencias de la institución, que aún hoy, a pesar del tiempo transcurrido, se palpan por ello provechosas consecuencias”. El gran número de afectos y simpatías que gozaba Bances Conde, unido a la alta representación que ostentaba, dieron a este suceso categoría de los mas importantes en la historia del Centro Asturiano. Oviedo le preparé un magnífico recibimiento, al que contribuyeron todos los periódicos dándole la máxima importancia al suceso, y Pravia, la villa natal del visitante, lo celebró de modo que ha quedado en sus anales como una efemérides de perdurable recuerdo, Pravia dedicó al recibimiento un número único de una revista gráfica, El Praviano; un arco de triunfo con la dedicatoria de Pravia a Juan Bances, y levantó un quiosco frente a la casa del festejado, donde el orfeón Coral Avilesina le dedicó las mejores canciones de su repertorio. Invadieron la villa comisiones y personalidades que acudieron a saludar al viajero, y autoridades y pueblo rivalizaron en aportaciones para dar al recibimiento la mayor brillantez y alegría. Vital Aza envió al agasajado el siguiente telegrama en verso:
Le saluda con fervor
y con cariño le abraza
su devoto admirador,
que le quiere, Vital Aza.
cesó en la Presidencia del Centro Asturiano en enero de 1909.
Reconocida esta institución por el auge y esplendor alcanzados bajo su gobierno, el año anterior puso su nombre a un hermoso pabellón para enfermos construido en la Quinta de Salud Covadonga, sanatorio del Centro, y algún tiempo después (1911) le nombró vocal nato de su Junta de Gobierno.
Arruinado el negocio bancario que administraba con su tío, Bances Conde regresó a España y se estableció en Madrid, donde algún tiempo después (1914) contrajo matrimonio con una hija de don Rafael Maria de Labra, doña Rosario. Desde entonces, apenas ha hecho vida activa. Como escritor, aparte de algunas colaboraciones ocasionales, casi se ha limitado a las crónicas que desde hace muchos años aparecen en El Carbayón con la firma de Pepe Garcia.
Obras publicadas en volumen:
I—El problema capital del Derecho internacional, (Madrid, 1884; memoria doctoral sobre la paz y la guerra.)
Il.—La emisión del Tesoro de pesos 20.000.000 en plata por mediación del Banco Español de la Isla de Cuba. (Madrid, 1901.)
Trabajos sin formar volumen:
1.—Pravia. (En el tomo I de la obra Asturias, dirigida por Bellmunt y Canella, Gijón, 1894; monografía de ese concejo.)
2.—Candamo. (En el tomo Ill de ídem, Gijón, 1900; ídem, ídem.)
3.—prólogo al libro El Colorado: Excursiones por las montañas rocallosas, de don Nicolas Rivero y Muñiz. (Habana, 1905.)
4,—Prólogo: al libro de don Manuel Alvarez Marron Burla burlando, (Madrid, 1913.)
Referencias biográficas:
Redacción (La).—biografía de don Juan Bances Conde. (En Asturias, Órgano del Centro Asturiano, Madrid, marzo de 1905.)
Suarez (Ramon).—Figuras asturianas: Una entrevista con don Juan Bances Conde. (En la revista Norte, Madrid, junio de 1930.)
Varios—El Praviano. (Número único de una revista para celebrar la llegada de Bances Conde de Cuba; Pravia, 1907.