ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

BELLMUNT (Octavio).

Médico eminente, famoso como tocólogo, y al mismo tiempo escritor y músico, que brilló en las últimas décadas del siglo XIX. Nació en Avilés en 1845, hijo de don Antonio de ese apellido, médico por la Universidad de Edimburgo, y doña Justa Traver. Aunque nacido en Avilés, su residencia habitual estuvo, primero, en Oviedo, y la mayor parte de su vida, hasta el fallecimiento, en Gijón. El padre, además de la medicina, ejercía el profesorado en Avilés como fundador y director de un Colegio de segunda enseñanza, especializado en la de latín, conocido popularmente por La cátedra, nombre que heredó luego el Colegio de la Merced fundado en 1867. Trasladado Bellmunt y Traver por los años de la adolescencia, con su familia, a Oviedo, estudió en el Instituto de esta ciudad el bachillerato. Decidida su vocación por la carrera del padre, pasó a Madrid, en cuya Facultad de Medicina cursó los tres primeros  años. Quebrantada la salud, se vió obligado a suspender los estudios; pero repuesto, al fin, los continuó en la Universidad de Barcelona hasta terminar con gran brillantez la carrera en 1869.

Ya facultado para ejercer de médico, se estableció en Gijón, que fué el lugar de su residencia habitual en adelante. En esa villa abrió una clínica, en la que con su estudio y práctica continuos alcanzó una muy sólida reputación que traspasó las fronteras regionales, especialmente como tocólogo. Con las actividades prácticas simultaneó las teóricas en publicaciones profesionales y la presentación de diversos trabajos a la Academia de Medicina de Madrid, algunos de los cuales alcanzaron premios de esta corporación, tales como los intitulados Desconocer el origen de los males es ignorar el medio de combatirlos, otro acerca de la desinfección y otro más en torno a la tuberculosis. Los viajes de estudio al extranjero y la participación tomada en Congresos científicos, como el Internacional de Beneficencia celebrado en Milán en 1880, dieron resonancias a su nombre más allá del perímetro nacional.

Sus opiniones alcanzaron favorable acogida en obras de Testut, Eulemberg, Pulido y otras eminencias. Acompañábale, como médico, además de su saber y su pericia, una generosidad ejemplar. Pudiendo circunscribir sus actividades a una clientela distinguida y adinerada, atendía con tanto o más celo al necesitado, al que necesitara la gratuidad de médico y medicinas. Esta inclinación hacia el menesteroso, más que un afán crematístico, le Ilevó a ejercer de médico de los obreros de la Fábrica de Tabacos.

Fué Octavio Bellmunt un espíritu de grandes y diversas inquietudes, que no pudo sostenerse en la sola dirección de la Medicina y se derramó con entusiasmo en otras actividades intelectuales hasta poseer una muy amplia cultura general, pero, principalmente, sobre historia y bellas artes. En estas disciplinas cultivo también las letras con autoridad y acierto, sobre todo, en cuanto propendía al enaltecimiento de Gijón y de Asturias. Esa vocación a las letras le llevó a poseer un taller de fotografía y fototipia. En ese taller acometió la publicación por entregas de la monumental obra Asturias: Su historia y monumentos, bellezas y recuerdos, costumbres y tradiciones, compartida la dirección con Fermín Canellas y Secades y con la colaboración de plumas asturianas de las más ilustres. Componen esta obra tres tomos en doble folio, profusamente ilustrada, en la que todos los concejos de la región figuran con su correspondiente estudio histórico-geográfico, doce de los cuales están escritos por el propio Bellmunt. Es la obra más importante de la bibliografía histórica asturiana, y su publicación costó a Bellmunt y Traver grandes sacrificios económicos, que él sabía de imposible compensación, rasgo éste que dice por sí solo mucho más de lo que diría un encendido panegírico sobre su amor a la región natal.

Fué también Bellmunt profesor del Instituto de Jovellanos durante siete cursos y desempeñó algunos cargos en instituciones privadas, entre ellos los de presidente del Centro de instrucción y Recreo y del Casino de Gijón.

Su vocación por la música le permitió llegar a tocar el violín magistralmente. Cultivaba esta afición en privado, como un esparcimiento espiritual, hasta que, con motivo de una función benéfica en favor del Hospital de Caridad, tomó parte con su violín en la fiesta, y fué tal el éxito alcanzado, que, desde entonces, ese centro benéfico contaba siempre cada año con una buena recaudación, debida al violín de Bellmunt.

Su amor a las Artes plásticas y a la arqueología, en las que era muy entendido, hicieron de él un coleccionista. Gran parte del dinero que ganaba lo invertía en ir formando en su casa un museo, y llegó a tener objetos de mérito y alto precio. De todo ello hizo almoneda su familia al fallecer el coleccionista.

Por el año 1880 comenzaron a llegarle, en forma de honores, los reconocimientos a su saber y sus méritos. Entre las primeras corporaciones que acudieron a certificar esos merecimientos están las Academia de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, y entre las últimas, la de Medicina. También figuró como miembro de la Sociedad Antropológica, de Madrid, y del Instituto Médico, de Barcelona.

Le llevaron a su seno además otras entidades nacionales y extranjeras, entre éstas la Academia de Medicina Pública e Higiene profesional, de París. Falleció Bellmunt y Traver en Gijón el año 1910.

Su contemporáneo y amigo don Bernardo Acevedo y Huelves hace de él esta breve semblanza: “Es de regular estatura, fisonomía expresiva, frente alta y despejada, vivo en sus movimientos y en su palabra, de modales elegantes, fino y bondadoso en el trato, cuidadoso de su persona y un cumplido caballero en toda la extensión de la palabra.” 

Obras publicadas en volumen:

l—Asturias: Su historia y monumentos, bellezas y recuerdos, costumbres y tradiciones. (Gijón, 1894-1900; tres tomos en doble folio, con la colaboración de numerosos escritores asturianos y compartida la dirección con don Fermin Canella y Secades; colección de monografías de los concejos asturianos y otros estudios regionales, con gran riqueza de ilustraciones gráficas.)

II.—Guía general del viajero en Asturias. (Gijón, 1899; en colaboración con don Fermin Canella y Secades.)

 

Trabajos sin formar volumen:

1.—Valdés-Luarca. (En el tomo II de la obra Asturias, Gijón, 1894.)

2.—Caravia. (En el tomo III de ídem, 1900.)

3.—Cabranes. (En ídem id.)

4.—Degafia, (En ídem id.)

5.—De via et moribus. Usos y costumbres asturianas, (En ídem ídem, en colaboración con Canella y Secades.)

6.—Illano. (En ídem id.)

7.—Ibias. (En ídem id.)

8.—Navia, (En ídem id.)

9—Onis. (En ídem id.)

10.—Parres. (En ídem id.)

11.—Riosa, (En ídem id.) 

12.—Ribera de Arriba, (En ídem ídem.)

13.—Sariego. (En ídem id.)

 

Referencias biográficas:

Acevedo (Bernardo).—Una semblanza. (En El Carbayón, Oviedo, octubre 15 de 1892.)

Suárez, Españolito (Constantino).-—Escritores avilesinos olvidados: Octavio Bellmunt y Traver. (En La Voz de Avilés, 29 de enero de 1933.)