Pintora contemporánea. Nacida en Villamayor (Infiesto) el 29 de julio de 1913, hija de don Julián Buznedo Huerta y doña Balbina Lueje Catrón, de acomodada posición social. 

A los pocos meses de nacida la llevaron a Cuba sus padres, donde tenían entonces hogar, propiedades y negocios industriales. Su primera educación la recibió en La Habana, en el Colegio del Sagrado Corazón, en el que despertó su vocación por las bellas artes, particularmente hacia el dibujo, y fueron sus primeros ensayos caricaturas de las monjas profesoras, que le valían el aplauso de sus condiscipulas y alguno que otro castigo impuesto por las caricaturizadas.

En 1921 regresó de Cuba con la familia. Establecida ésta en Oviedo, por deseo de los padres, más que por inclinación propia, Beatriz Buznedo se matriculó en el Instituto de Segunda Enseñanza, en el que cursó los tres primeros años del bachillerato. Como seguía estos estudios de mala gana, ocultando de todos su verdadera vocación, concluyó por abandonarlos. Como antes de esto había comenzado a estudiar música, sus padres decidieron que acabara la carrera de profesora de piano, lo que, efectivamente, llevó a cabo en junio de 1932. Aunque siguió estos estudios con afición, la más íntima inclinación de su espíritu continuaba siendo hacia la pintura, que cultivaba a hurtadillas, debido a la oposición que encontraba en los suyos. Sin embargo, ya en marzo de 1930 consiguió matricularse en la Escuela de Artes y Oficios ovetense, valiéndose de la mediación de su profesor de música, don Saturnino del Fresno, para que se la admitiera a pesar de lo avanzado del curso. Al finalizar éste, en el mes de mayo, alcanzó el primer premio por oposición entre los alumnos, calificación que continuó obteniendo en los cursos sucesivos.

En 1933, el Claustro de profesores la nombró auxiliar meritorio, y auxiliar numerario al curso siguiente. A la vez cursa estudios de cerámica y vidriería artística en la Academia de Bellas Artes de la misma ciudad.

Se dió a conocer públicamente como pintora en el VI Certamen Provincial de Trabajo celebrado con carácter oficial en La Felguera en julio de 1934, en el que obtuvo un segundo premio, y poco después, en agosto del mismo año, concurrió a la Exposición de Artistas Asturianos, de Avilés, con cuatro retratos personales, que le conquistaron cálidas alabanzas de público y de prensa, que eran los galardones únicos posibles en ese Certamen.