ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

CABEZAS (Juan Antonio).

Periodista y literato contemporáneo nacido en la aldea de Margolles (Cangas de Onís) el 16 de marzo de 1900. Fueron sus padres don Gervasio Cabezas Temprana y doña Cándida Canteli Estrada, de “la peor condición social que pueden padecer los seres humanos: campesinos sin tierra”, como dice el propio Cabezas en una autobiografía que nos ha  facilitado y que seguiremos en buena parte. Todos los estudios sistematizados de Juan A. Cabezas se han reducido a los elementales de una escuela aldeana que regentaba un ex sargento de la Guardia civil. “No olvidaré nunca—dice—su vara de avellano de unos dos metros de largó y su gorro de cuartel con un galón amarillo que me hicieron sudar muchas veces hasta la angustia.” A esa deficiente instrucción contribuyó también el fallecimiento de la madre, que restaba unos brazos hacendosos en tan humilde hogar, siendo preciso ayudar al padre en las diarias faenas a costa de la asistencia escolar. A los trece años fué necesario abandonar la escuela definitivamente.

Hacía falta el producto de sus brazos para la propia subsistencia y la de tres hermanos que crecían detrás. Y se fué a trabajar en calidad de medio peón a las obras de construcción de un camino vecinal, retribuido con siete reales diarios. “Si alguna vez tuve envidia—comenta el propio Cabezas— fué entonces a los hijos de algún terrateniente, que salían de la escuela para ingresar en el Instituto. Lo confieso.”

Andaba por los dieciséis años cuando se encaró con el porvenir y tomó la resolución de buscarle horizontes más diáfanos emigrando a Cuba. En la Habana tenía unos parientes establecidos en el ramo de víveres con una bodega, y fué dependiente de ella. “Caminando por la calle con cajones de recados—dice—y robando con verdadera vocación horas al trabajo, leía. Yo era entonces un hábil ladrón de tiempo. Mis lecturas fueron al principio caóticas. Luego conseguí un orden pidiendo consejos, entre otras personas, a don Pedro Giralt, redactor del Diario de la Marina. El año 20 publiqué mis primeros cuentos en las revistas Asturias y Voz Astur. Por aquel entonces llegué también a ser codueño de una bodega. Aún soñaba con hacer dinero y volver a mi pueblo con cadena de oro y camisas de seda. Pero, para mi desgracia, seguían publicándome tonterías en El Progreso de Asturias, revista que aún vive, También logré publicar algún trabajo en Bohemia y en el propio Diario de la Marina. Fué desde luego la etapa de más intensa lectura. Leía con fruición de maníaco libros de literatura, de crítica, de historia, de filosofía, etc. Por fin, en el año 1922 fundamos en la Habana una revista literaria, cuya dirección llevaban Secundino Díaz Jardón y José María Uncal; dos poetas asturianos que entonces hacían concebir grandes esperanzas. De la revista, que se tituló Juvencia, se publicaron seis números, yo escribí en ella varios cuentos románticos que un año después publiqué en un tomo.”

Aunque el propio autor tiene en desconsideración este libro (número I), y con relación a su novela La señorita que supone el salto del operario al maestro, la crítica acogió el volumen con muy favorables comentarios. “Aquel pequeño escándalo era, según me dijeron, incompatible con la venta de arroz patatas al detalle”, comenta él mismo, y esto le costó abandonar para siempre el mostrador, y con él los sueños de volver indiano rico al pueblo”.

A comienzos de 1924 regresó a España, pero, a los efectos de librarse del servicio militar con arreglo a ciertas disposiciones vigentes para los expatriados, volvió a La Habana a fines de ese mismo año. En este viaje le salió al paso el amor. Conoció a bordo a la señorita Julia Moro González, que también iba a Cuba en viaje rápido, con la cual, unos cinco años después, el 19 de marzo de 1929, habría de contraer matrimonio.

Sólo permaneció en Cuba unos meses. A comienzos de 1925 regresaba definitivamente y fijaba Su residencia en Cangas de Onís, donde, hasta 1927, época que él llama “mis tres años de americano del pote”, desempeñó las más diversas ocupaciones en lucha por la vida: panadero, chófer de punto, impresor, hasta que en el último año citado, en el mes de agosto, pasó a Oviedo a ocupar el puesto de corrector de pruebas del diario El Carbayón. A la vez ayudaba en la redacción del periódico. “Era director—dice—el actual redactor jefe de La Tierra (Madrid), Mariano Sánchez Roca. Hombre generoso si los hay, conoció mis aficiones y aptitudes y me ayudó a destacar rápidamente con el seudónimo de Boy en una sección que me encomendó y que él mismo tituló Del Día. A los dos años de mi ingresó en El Carbayón, julio de 1929, pasé a ocupar la dirección de ese diario, la que desempeñé hasta que, por incompatibilidades ideológicas con la Empresa, la abandoné voluntariamente en septiembre de 1931. En los cuatro años que pertenecí a la Redacción del citado periódico publiqué con mi seudónimo y mi firma unos ochocientos trabajos de muy diversa índole, Esta puede considerarse mi primera labor literaria.” Después de su salida de El Carbayón, su pluma se entregó a empresas literarias de mayor empeño.

Fué la primera la publicación de la citada novela (número III), favorablemente acogida por la crítica, que aplaudió lo novedoso del asunto y la limpieza y elegancia del estilo. Tiene actualmente (1934) en el telar otras obras, novelas y libros de diferente índole, que esperan para salir al público a que pase la actual crisis editorial, y colabora en el diario madrileño El Sol con crónicas sobre temas regionales bajo el título común de Glosario provinciano. Con esas ocupaciones literarias viene compartiendo la dirección de unos talleres tipográficos en Oviedo.

 

Obras publicadas en volumen: 

I.—Perfiles de almas. (Habana, 1923; cuentos.) 

II.—Sangre sobre el ara. (Covadonga, 1926; novela con prólogo de Constantino Cabal.)

III.—La señorita  (Madrid, 1932; novela.)