Fraile dominico contemporáneo, dedicado a la enseñanza y a la investigación histórica, disciplina ésta que cultiva con documentada y fecunda pluma.
No es gijonés, como se le considera generalmente, ni ha nacido en Belmonte, como aseguran algunos, ni en Deva, del concejo de Gijón, cual se afirma en la Enciclopedia Espasa, si bien ha transcurrido en este último pueblo buena parte de su infancia. Nació en Proaza el 10 de mayo de 1895, hijo de don Manuel y doña Felisa de esos apellidos respectivos, ambos maestros de instrucción primaria, regente ella a la sazón de la escuela de niñas de esa villa.
Por traslado de la madre en 1899 a la escuela de San Salvador de Deva (Gijón), la infancia del P. Canal y Gómez ha venido a transcurrir en esta localidad desde los cuatro años, y en ella estudió con notable aprovechamiento la instrucción elemental.
“Sentí los primeros impulsos de mi vocación religiosa—nos dice él mismo—en 1907, entrado apenas en los doce años. Dos grandes órdenes me atraían entre todas las demás; las dos españolísimas e igualmente doctas: la Compañía de Jesús y la de Santo Domingo. De la primera tenía conocimiento por los muchos padres jesuítas que frecuentaban nuestra casa; de la segunda nos hablaba a todas horas nuestra madre, la cual, como mujer muy ilustrada que era, estaba enteradisima de las figuras insignes que en todos los tiempos, pero singularmente en los nuestros, Asturias había tenido en los claustros dominicos. La elección por mi parte no se hizo esperar: el 25 de enero del siguiente año, con una entereza impropia de mi corta edad, me despedía de todos los míos para sepultarme en el monasterio de Corias, que me abría sus puertas dos días más tarde.”
En ese convento de San Juan Bautista, de Corias (Cangas del Narcea), cursó el P. Canal los estudios de Humanidades y Filosofía y profesó en la Orden el 16 de agosto de 1912. Dos años más tarde se le trasladó al convento de San Esteban, de Salamanca, a cursar los estudios de Teología.
Al terminar el quinto año de esta disciplina fué Ordenado de presbítero, y dijo su primera misa en Mayo de 1919. Meses después, los superiores le destinaban como profesor al convento de Santo Domingo, de Oviedo. “Tres años estuve aquí, simultaneando mis Obligaciones de catedrático y religioso —dice él mismo—con la dirección espiritual del regimiento de Tarragona, de guarnición en Gijón; cargo este último que no pude eludir por mi condición de soldado. ¡Días tristes aquéllos, en los cuales me tocó servir a la patria! Pero pudieron haberlo sido aún mucho más para mi y los míos si una Providencia especial no me hubiese atado a Gijón, librándome (y ello en tres ocasiones, que yo sepa) de pasar a Marruecos con uno de los batallones de Tarragona, allí destinado.”
En 1923 marchó a Roma con el propósito de ampliar sus estudios, lo que llevó a cabo con extraordinario aprovechamiento, graduándose de doctor en Teología el 2 de enero de 1924. Esta su permanencia en Roma le sirvió también para fortalecer sus ya ensayadas actividades de investigador, concurrente a los principales Archivos y Bibliotecas de esa ciudad. Entonces dió al público (1925) el primer fruto en volumen como investigador de cuestiones históricas, las más dilectas a su espíritu, con el título de El P. Fr. Pedro de Soto, confesor de Carlos V.
En diciembre de ese mismo año, a requerimiento del prior de la provincia de España, a la que pertenece el P. Canal dentro de la Orden de Santo Domingo, se trasladó a Madrid para incorporarse a la Redacción de la famosa revista dominicana La Ciencia Tomista. Al ser trasladada esta publicación a Salamanca en 1927, fué él el único de los redactores que pasaron con ella a esa ciudad. Aquí, en el convento de San Esteban, a la vez que redactor de la revista, fué profesor de Historia eclesiástica, Patrología y Apologética, Por entonces dió a la estampa cuatro volúmenes más (números ll al V).
“Cuando más encariñado estaba con esta mi nueva ocupación—son sus palabras—, el general de la Orden vino a arrancarme de España, nombrándome por unas letras suyas, dadas a principios de 1930, director de la Analecta FF Ordinis Praedicatorum y vicearchivero general del Instituto Dominicano. Un año después, y sin abandonar estos cargos, me posesionaba de la cátedra de Criteriología y Metafísica que la Sagrada Congregación de Estudios me había confiado en la Universidad Pontificia del Seminario Mayor Romano; cátedra que aún regento y regentaré por muchos años si Dios fuere servido de concedérmelos. Ello no obstante, y aunque otra cosa pudiera deducirse de mis explicaciones y de las afirmaciones de mis discípulos, no es la Filosofía, sino la Historia—o si se quiere, la crítica histórica—, lo que constituye el objeto predilecto de mis estudios y de mis aficiones científicas; de ahí el que casi todos mis escritos tengan ese carácter histórico. Los archivos han consumido la mayor y mejor parte de mi vida no consagrada a los actos religiosos y al sueño. El material que en ellos llevo recogido es considerable, y me daría ocasión de publicar varios y gruesos volúmenes si la obediencia me eximiese de otras obligaciones.”
Además de la labor que supone la dirección de la indicada revista Analecta FF. Ordinis Praedicatorum, redactada en latín, desde su residencia en Roma a partir de 1930, el P. Canal ha colaborado con numerosos trabajos en otras revistas y periódicos italianos y españoles y editado catorce volúmenes sobre los ya indicados en este estudio.
Obras publicadas en volumen:
I.—El P. Fr. Pedro de Soto, confesor de Carlos V. (Roma, 1925.)
II.—El P. Fr. Andrés Pérez, autor del “Falso Quijote” y “La pícara Justina”. (Madrid, 1926.)
III.—La B. Imelda, religiosa dominica. (Madrid, 1926.)
IV.—El P. Fr. Pedro de Soto y el proceso de Carranza. (Salamanca, 1928.)
V.—Sermón del “Viernes de la Cruz”, de S. Vicente Ferrer: Introducción y notas. (Salamanca, 1928.)
VI—El P. Luis Aliaga y las controversias teológicas de su tiempo. (París, 1931.)
VIl.—De Gradu Magisterii apud FF. Preedicatores. (Roma, 1932.)
VIII. — Góngora a la muerte de D. Rodrigo Calderón, (Roma, 1932.)
IX.—Un códice de poesías inéditas de Góngora. (Roma, 1932.)
X.— Anotationes in Philosophiam. (Roma, 1932.)
XI —Chronica Fr. Ludovici a Valleoleto. (Roma, 1933.)
XII. —Chronica Ordinis a Fr. Sebastiano de Olmeda exarata, (Roma, 1934.)
XIII.—Manuscritos vaticanos de los teólogos salmantinos del siglo XVI. (Roma, 1934.)
XIV.—El convento de Santo Domingo en la isla de este nombre: Breves apuntes sobre sus orígenes y sobre la fundación y vicisitudes de su Estudio General. (Roma, 1934.)
XV.—El cancionero castellano de la Cosanatense. (Florencia, 1934.) 7
XVI.— Reconstitución histórica de una personalidad, o Biografía documentada del P. Fr. Luis Aliaga, confesor de Felipe II. (Roma, 1934.) .
XVII.— Correspondencia inédita entre Felipe I y el Vaticano con motivo del asunto de Carranza. (Roma, 1934.)
XVIII. — Problemata metaphysica. (Roma, 1934)
XIX.—El cancionero de Roma. (Roma, 1935; dos tomos en 8.)