Arquitecto que brilló en la segunda mitad del siglo XV, acaso natural de Candamo, como permiten suponer su apellido y la costumbre de su época a este respecto.

Se sabe muy poco de su vida y su obra. En la obra de Llaguiño, Noticia de los arquitectos y la Arquitectura en España, tal vez con palabras de Ceán Bermúdez, se dice: “Candamo tendría en su tiempo fama y opinión de buen arquitecto cuando se repetía su nombre con frecuencia en sitios tan principales, y así, es digno de memoria.” Se alude a lugares de la catedral de Oviedo. Y Fuertes Acevedo, en su Bosquejo, viene a decir lo mismo y casi con las mismas palabras: “Arquitecto que debió de gozar en su tiempo de gran fama y opinión, pues su nombre figura en sitios muy preferentes de nuestra Basílica.”

Se sabe que fundó y construyó en la catedral la capilla de la Transfiguración del Señor en 1475. Las aludidas inscripciones (son tres las conocidas) están: en el crucero, dos de ellas, y la otra, en el pavimento, y perteneció al sepulcro de él y su mujer, Catalina González de Nava, situado cerca de la capilla de Santa Teresa, y en esa lápida sepulcral se le acredita de “el honrado y discreto varón”.