ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

CARBALLO (P. Luis Alfonso de).

Uno de los primeros  en el tiempo y principales investigadores de los códices milenarios que guardaban el secreto de la historia regional y aun nacional. El nombre de Carballo, con el de Tirso de Avilés, su antecesor en esa disciplina, es uno de los más culminantes en las letras asturianas anteriores al florecimiento producido principalmente por la fundación de la Universidad ovetense en 1608. “Sabio historiador, buen humanista y el escritor asturiano más popular y celebrado del siglo XVI y el más leído y respetado de los siglos posteriores”, dice Fuertes Acevedo en la Biblioteca de escritores asturianos.

Es autor de la: más antigua historia regional con el nombre de antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, que anduvo manuscrita en diversas copias desde 1613, en que fué concluída, hasta 1695, en que se publicó, y para lo cual seguramente no se tomó el original auténtico, como ha podido advertir don Paulino Alvarez Laviada a la vista del original que se guarda en la Academia de la Historia, opinión en que también abunda la nuestra.

Asegura Fuertes Acevedo que dió al público esa Obra el también asturiano cardenal Cienfuegos y Sierra, a lo cual el P. Uriarte, en el Catálogo que se incluye en la relación de fuentes generales de este Indice, opone lo siguiente: “ignoramos de dónde pudo sacar Fuertes Acevedo haber sido precisamente el P. Cienfuegos quien revisara y, con alteraciones o sin ellas, diera a luz la tan asendereada Historia del P. Carvallo. En los varios papeles y catálogos exactísimos que tenemos a la vista de las obras impresas y manuscritas de aquel “autor, nada hallamos que autorice su aserto, ni aun siquiera lo haga probable”. Y nosotros podemos añadir que en la primera edición de antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias no se alude para nada a Cienfuegos y Sierra ni figura nada suyo.

La obra antigüedades, de Carballo, que es el cimiento de su inmortalidad, adolece de graves defectos vista con criterio de historiador moderno, por lo que saturan de fábula sucesos inverosímiles a los verdaderamente históricos. “En muchas ocasiones cae en las mismas fábulas de que él quería huir—dice Penzol— y por eso sus antigüedades sólo tienen mérito relativo.” Pero esto sucede con la generalidad de los libros de historia de esas centurias, y no por eso dejan algunos de estar reputados de obras maestras. De todos modos, es obra que contiene importantísimas noticias que se habrían perdido sin su existencia y, sobre esto, tiene el mérito de ser obra de un interés permanente.

Según el citado Penzol, Carballo revisó el manuscrito en los últimos años de su vida para entregarlo a la censura inquisitorial. La Censura debió tomar con excesiva calma su cometido. “La revisión duraba todavía el 11 de marzo de 1624, fecha de la carta del P. general Mucio Vitelleschi al P. Melchor de Pedrosa, provincial de Castilla”. Y Penzol transcribe el siguiente párrafo de dicha carta: “Holgárame que V. R, hubiera puesto medios eficaces en orden a que el señor Inquisidor general tuviese por bien que se acabase de reveer el libro del P. Carballo cerca de los linajes y antigüedades del Principado de Asturias, no sea que haya en él alguna cosa en que se pueda reparar, por la cual padezca después la Compañía, que aunque el libro no se imprima en nombre del dicho P., sino de un sobrino suyo, luego se sabrá quién es el autor.”

La obra, muy escasa en la primera edición, se ha reimpreso en los tomos I y II de la Biblioteca Histórica Asturiana (1864), y tampoco se puede decir que sea fácil tenerla a mano.

Se desconoce la fecha de nacimiento del P. Carballo, que podría situarse por conjeturas hacia 1570.

Y probablemente se hubiese desconocido el lugar de nacimiento si no lo confesara él mismo en algunos lugares de sus obras. Nació en Entrambasaguas, del concejo de Cangas del Narcea, entonces y por espacio de tres siglos después denominado Cangas de Tineo. Sobre una alusión de Carballo en su obra Cisne de Apolo a “la villa de Cangas, mi patria ingrata”, se ha querido ver un reproche que tal vez no tenga nada de tal, si aceptamos con Faustino ‘M. de Arvas la acepción de ingrata por “quebrada, montañosa”, que, efectivamente, caracteriza a esa comarca. Y tal habrá querido decir Carballo, porque en la obra antigüedades hace esta declaración que, en otro caso, señalaría una contradicción inaceptable: “Confieso que soy natural de este Principado, nacido en Entrambasaguas, arrabal de la villa de Cangas de Tineo, y codicioso de la honra de mi patria.”

Estudió la carrera eclesiástica, fué ordenado de sacerdote en 1595 y dijo su primera misa en la ermita de la Virgen del Acebo, según el citado Arvas. Ejerció el sacerdocio en Cangas, simultaneada esta actividad con la de profesor de latín. En los primeros años de la decimoséptima centuria se trasladó a Oviedo y fué aquí profesor de latín en el Colegio de San Gregorio, conocido popularmente por el de los pardos, en alusión al manteo de los colegiales, y  en el que probablemente había estudiado él.

En ese Colegio, según expediente formado y al que se refiere Árias, “se le prohibió percibir seis reales de cada alumno por la enseñanza el latín, declarada gratuita.” Fué también rector de dicho Colegio.

Por ese tiempo dió a la imprenta lo publicado en vida, y no recogido ciertamente por Fuertes Acevedo en el Bosquejo, y es su citado Cisne de Apolo (número D, especie de tratado de Poética, que maltrata Menéndez y Pelayo en Historia de las ideas estéticas en España, tomo III, diciendo que está escrito “en detestables octavas reales”, y califica al autor de “pedagogo adocenado”.

Tal vez coincidiendo con la desaparición del Colegio de San Gregorio por apertura de la universidad, según sospecha Pedro Penzol, “le ofreció el Cabildo de la catedraluna canonjía, y, por último, le encargaron de su Archivo”. Poco después ingresó en el Claustro universitario como profesor de Humanidades.

La custodia del rico Archivo catedralicio debió de fortalecer sus latentes inclinaciones a la investigación histórica. No sólo trabajó sobre los antiquísimos y valiosos códices que allí se guardaban, sino que después extendió sus actividades a los Archivos de León, Lugo, Astorga y acaso otros más. Fruto de su estudio en esta época fueron la casi totalidad de los trabajos suyos que se conocen impresos y manuscritos.

Últimamente renunció a la canonjía del obispado ovetense e ingresó en la Compañía de Jesús, en el Colegio de San Matías, de Oviedo, donde continuó dedicado a la enseñanza y a las letras. Fallecido en 1630.

Obras publicadas en volumen: 

I.—Cisne de Apolo, de las excelencias y dignidad de todo lo que al arte poética y versificatoria pertenece. (Medina del Campo, 1602; en octavas reales.)

II.—Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias. (Madrid, 1695; segunda edición, Oviedo, 1864, como volúmenes I y II de la Biblioteca Histórica Asturiana dirigida por Sangrador y Victores.) 

 

Trabajos sin formar volumen: 

1.—Discurso sobre la merindad de Asturias. (En la Revista de Asturias, Oviedo, 1878, números 23 al 25, publicado con notas de Fuertes Acevedo.) 

 

Obras inéditas: 

—Casas y genealogías de Asturias. (MS. Se da como publicado este trabajo en Madrid, poco después de impreso antigüedades, con el título De las casas y solares de Asturias, obra genealógico-heráldica de las más conocidas familias del Principado, pero no hemos podido comprobarlo.) 

—Antigüedades de la Santa lglesia de Oviedo y cristiandad de Asturias, (MS.) 

—Genealogía del linaje de la casa de Valdés, (MS.) 

—Genealogías de los Duques-Estradas. (MS.) 

—Vida de don Diego de Valdés, llamado el Valiente. (MS.) 

 

Referencias biográficas:

Arvas (Faustino M. de).—Un boceto biográfico. (En la monografía Cangas de Tineo, del tomo II de la obra Asturias, dirigida por Octavio Bellmunt y Fermín Canella: y Secades.)

Fuertes Acevedo (Máximo).ilustraciones y datos biográficos al Discurso sobre la merindad de Asturias, de Luis Alfonso de Carballo. (En la Revista de Asturias, Oviedo, 1878, números 23 al 25.) 

Penzol (Pedro).—El P. Luis Alfonso de Carballo, historiador y preceptista: 1752-1630 (Madrid, 1932, opúsculo.)

Sandoval y Abellán (Arturo).— Los jesuítas en Oviedo. Distinguidos jesuitas asturianos: El P. Luis Alfonso Carballo. (En el diario El Carbayón, Oviedo, 5 de agosto de 1896.)