Jurisconsulto y literato malogrado del siglo XIX, que gozó de prestigio por su saber y su talento entre la intelectualidad joven de mediados de ese siglo. Poseyó una pluma admirable tanto en prosa como en verso.

Nació Castaño Alverú en Oviedo hacia 1830, puesto que en el 42 ingresó en la Facultad de Filosofía de la Universidad ovetense, en la que cursó esos estudios y obtuvo el título de bachiller el 10 de julio de 1847. Siguió luego la carrera de Leyes en la Facultad llamada entonces de Jurisprudencia, con notable aprovechamiento, licenciándose el 25 de junio de 1854.

Llegó al final de la carrera con personalidad conquistada entre los condiscípulos por sus aptitudes notables para el estudio y sus ensayos de poeta en la revista Album de la Juventud (1853), afirmada después con colaboraciones en verso y prosa en otras publicaciones, como El Nalón (1854) y Revista de Asturias (1858-59). Solía emplear el seudónimo de Airomán, anagrama del nombre de pila. Apenas acabados los estudios, se dedicó en Oviedo al ejercicio de la abogacía, también con brillantes actuaciones.

Empezaban a robustecer su prestigio algunos cargos cuando le sorprendió la muerte con unos treinta años de edad, en el de 1860, Entre esos cargos estuvo el de consiliario de la Academia Científica y Literaria, fundada en 1855, y comúnmente conocida por Ateneo. En la Universidad fué profesor auxiliar de instituciones canónicas desde octubre del 56 a enero del 57, y en noviembre de este año se le nombró para regentar interinamente también la cátedra de Literatura general y española. Además, perteneció como miembro supernumerario al Consejo Provincial (especie de Tribunal de lo Contencioso) desde ese citado año (1857) hasta su fallecimiento prematuro.