Escritora contemporánea, que, después de bien ganada personalidad en el campo de las letras, como una de las escritoras españolas de nuestro tiempo más admirables, vive actualmente apartada de la literatura, obligada por lo improductivo de esta disciplina y la necesidad de librar la lucha por la vida en otra, que es la de la enseñanza.
Nació María Luisa Castellanos en Llanes el 22 de noviembre de 1892, hija de don Luis, anteriormente reseñado, y doña Pilar González y González. Adquirida la instrucción elemental con notables aptitudes y vocación al estudio, fortalecida por el ambiente intelectual del hogar paterno, cursó los estudios de maestra primaria en la Escuela Normal de Oviedo.
Ya en posesión de ese título, comenzó a estudiar el bachillerato en el Instituto de la misma ciudad y lo concluyó en Madrid.
Desde adolescente se dedicó al ejercicio de las letras. Recogieron sus primicias de escritora los periódicos editados en Llanes y su término El Pueblo y El Oriente de Asturias, de esa villa, y el Eco de los Valles, publicado en la de Panes. Rápidamente, su abundancia de ideas y la galana manera de expresarlas le dieron acceso a numerosas publicaciones españolas y americanas, atendidas con pluma de extraordinaria fecundidad. Son innumerables los periódicos que dieron a gustar sus crónicas, cuentos, informaciones, críticas y otras producciones a públicos distintos.
Figuran entre los principales las revistas La Esfera, Nuevo Mundo y Mundo Gráfico y los diarios Heraldo de Madrid y La Voz, todos de Madrid; El Carbayón, La Voz de Asturias y la revista anual Álbum de San Mateo, de Oviedo; El Comercio, de Gijón; Hojas Selectas (Barcelona), Actualidades (Málaga), La Alhambra (Granada), El Liberal (Sevilla), Galicia Pintoresca (Vigo), Trabajo (E!che), Torrelavega Gráfica y Heraldo Montañés (Torrelavega), El Cantábrico (Santander), el diario El Comercio (1914-16) y la revista Asturias (1917-20), ambos de La Habana. En 1918, El Correo Español, de Santiago de Chile, la nombró su redactor en España.
Toda esa copiosa producción ha sido firmada con su nombre, a excepción de reseñas de fiestas y actos sociales, en cuyo caso ha empleado los seudónimos de Flor de Lis, Miss-Teriosa, La Nieta del Hidalgo y Marianela de Aldeacorba. También es suya la firma de La Dama Blanca, puesta al trabajo Rápidas, presentado en 1916 al Concurso celebrado por la Asociación de Maestros de Galicia, con el que alcanzó el primer premio.
Desarrolló además María Luisa Castellanos empresas literarias de mayor empeño con acertados ensayos de novelista (números I y II) y estudios de carácter social (número IV), éstos en actuaciones de conferenciante principalmente.
Entre los éxitos cosechados en esa actividad por entonces están los obtenidos con unos comentarios al Código de los Exploradores (1914), en el salón de actos del Ayuntamiento de Llanes, y con el tema Vida femenina (abril de 1916), en el Ateneo de Santander.
Puede considerarse también como una actividad intelectual suya la participación tomada en las fiestas celebradas por los asturianos residentes en Madrid en 1915, tituladas Mayo asturiano. Fueron organizadas las fiestas por el Centro Asturiano y el Centro de Hijos de Madrid. María Luisa Castellanos, que era y continuó siendo colaboradora de la revista Asturias, órgano del primero de esos Centros. Fue la encargada de dirigir una salutación de Asturias a Madrid en la velada de fraternidad de los dos pueblos celebrada en el Teatro de la Zarzuela. Como reconocimiento al realce prestado con su concurso a esas fiestas se celebró en su honor un banquete en el citado hogar de Asturias en Madrid.
Todas esas actividades abrillantaron su personalidad, con la que pronto se contó en movimientos de carácter social femenino. En 1917 fué proclamada presidenta honoraria de la Sección femenina del Ateneo Cabraliego, y en 1919 se la designó delegada en Asturias de la Unión de Mujeres de España, establecida en Madrid. Todo esto explica que se movieran numerosas plumas en su elogio y que Andrés González Blanco haya dicho: “En los modernos tiempos tenemos una María Luisa Castellanos, que honra a las letras astures.” (El Figaro, Madrid, septiembre de 1918.)
Aparte del asiduo estudio que esa intensa actividad de escritora le imponía sobre las más diversas materias, estudio enriquecido con algunos viajes por España, no abandonó nunca las ocupaciones de estudiante verdadera. Su vocación más fuerte se inclinaba a la carrera de la Medicina, que no siguió por ser entonces ejercicio todavía desplazado del campo femenino. Sin embargo, cursó estudios y prácticas de dama de la Cruz Roja. Dispuesta de todos modos a poseer una carrera de las llamadas largas, además de la de maestra. se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo. Estudiante aquí, y sin abandonar sus colaboraciones periodísticas, fundó con el también escritor asturiano José Díaz Fernández (1919) el periódico Alma Astur. A interrumpir sus estudios de Leyes se presentó el amor. El 20 de junio de 1921 contraía matrimonio en Llanes con don Antonio Alonso Inguanzo, y los estudios oficiales quedaron abandonados desde entonces.
Poco después de efectuado el matrimonio, éste se trasladó a Méjico, donde María Luisa Castellanos estuvo dedicada a la enseñanza, primeramente como profesora especial de Literatura, Geografía e Historia en los Colegios de la Unión Española de la capital, Y luego «de directora de un plantel de su fundación bajo el título de Instituto María Luisa Castellanos: No obstante absorber esta nueva modalidad de sus actividades la mayor parte del tiempo, la escritora continuó produciendo fecundamente para algunas revistas españolas, como las citadas La Esfera, Nuevo Mundo y Mundo Gráfico, de Prensa Gráfica, con cuya representación pasó a Méjico, y para periódicos mejicanos, entre los que figuran Rojo y Gualda, Castillos y Leones, El Universal, Universal Gráfico, Asturias y La Raza. Pero su labor más importante en este sentido fué la desarrollada en el diario El Día Español, del que su esposo fue copropietario, y en el que María Luisa Castellanos, además de numerosos trabajos sueltos, publicó una página semanal bajo el título de Letras para Mujeres.
Fueron también muy considerables entonces sus actuaciones de conferenciante. Han de citarse especialmente la conferencia desarrollada en la Sociedad Española Jacinto Benavente (noviembre de 1921), con el tema de Bocetos de la España femenina; la de asunto parecido, El feminismo español contemporáneo (1924), en la Escuela de Minería; el discurso de recepción al ministro de España en Méjico (1926), en visita hecha al Centro Asturiano, y la patrocinada por el Grupo Ariel, en ese mismo año también, sobre el feminismo español. Y acaso la actividad más importante en forma hablada haya sido su participación en una velada de homenaje a Concha Espina, en la que María Luisa Castellanos hizo una emocionada semblanza de la escritora montañesa.
También en honor suyo se han celebrado en Méjico homenajes, resultando el más brillante la velada musical que le dedicó el Centro Cultural y Artístico, fundado por doña Elisa de la Maza.
El delicado estado de salud de uno de los hijos y de ella misma decidió al matrimonio a repatriarse. María Luisa Castellanos, ya encariñada con la enseñanza, aceptó una plaza de maestra en el pueblo de Hoyo de Manzanares, que desempeñó unos cinco meses, al cabo de los cuales la necesidad de moverse en un medio intelectual la devolvió a Madrid. Aquí abrió poco después, con la cooperación de su esposo, un Colegio-Academia Minerva, a cuyos cuidados continúa consagrada en la actualidad (1935), lamentablemente alejada de las letras.
Obras publicadas en volumen:
I.— La leyenda de la Guía, (Llanes, 1913; estudio histórico-fabuloso.)
II.— El poema de Mariposa. (Barcelona, 1916; novela corta en la colección Los Noveles.)
III.—Lulú la soñadora, (Llanes, 1918; novela.)
IV.—La mujer antes, en la guerra y después, (Tortosa, 1919; estudio social.)
Referencias biográficas:
Barrera (José). — Nuestras escritoras: María Luisa Castellanos. (En la revista Asturias, órgano del Centro Asturiano, Madrid, enero de 1916.)