Celebrada pintora contemporánea, fallecida. Nació en Gijón el día 3 de julio de 1867 hija de don Justo del Castillo y Quintana, reseñado a continuación, y doña Carolina Díaz.
Recibió una esmerada instrucción, durante la cual se revelaron sus inclinaciones artísticas. La música y el dibujo tenían en ella especial predilección. Llegó a tocar muy bien el piano y a recibir con gran provecho lecciones de dibujo de un grabador. Esta vocación quedó dormida al salirle al paso el amor, y dormida continuó en los primeros años de su matrimonio, contraído el 26 de julio de 1890 en la villa natal con el módico don Gonzalo del Campo y Castillo.
Muchos años después declaraba en la contestación de una encuesta sostenida por la Revista de Bellas Artes, de Madrid, cómo volvió a surgir en ella la afición pictórica. “Soy pintora — decía — por distracción. Pérdidas de seres muy queridos (dos de mis hijos) me hicieron recordar que desde joven y soltera copiaba y dibujaba (con muchos pelos, muchas señales y mucho difumino) cromos y estampas. Recordando esto con don José Nicolau, amigo de mi marido, y amiga yo de su hija Asunción, surgió la idea de que dicho señor renovara mis conocimientos con visos más amplios y con más arte; así se hizo, y cuando. dos años más tarde, vinimos a vivir a Madrid, me recomendó dicho señor a su amigo don Cecilio Pla, que fué, desde luego, mi verdadero maestro y a quien como tal maestro admiro sinceramente.”
Las lecciones del pintor valenciano don José Nicolau Huguet las recibió en Gijón en los años 1906-7. En 1208 trasladó el matrimonio su residencia a Madrid, y aquí comenzó entonces la señora Castillo a recibir las lecciones de don Cecilio Pla, que habrían de darle posesión de la secreta técnica de la pintura. “Las primeras lecciones de Pla—nos ha dicho su esposo—le costaron lágrimas, al ver que habría de olvidar lo aprendido (ya la habían premiado en exposiciones, para seguir las nuevas normas, asimiladas rápidamente tan por completo, que el maestro no tenía inconveniente en confiarle sus discípulos cuando él no podía atenderlos.”
En sus comienzos ha solido emplear como firma de sus cuadros el seudónimo de Krolina. Se dió a conocer públicamente en el mismo año 1908, concurrente a la Exposición Nacional de Bellas Artes, de Madrid, con tres cuadros, por uno de los cuales, intitulado El alma de la casa, se le concedió una mención honorífica. Casi simultáneamente conquistaba en una Exposición de Zaragoza, celebrada con motivo del centenario de su defensa contra Napoleón, otra mención honorífica y la medalla de los Sitios. Pero anteriormente a estas dos exposiciones había concurrido (1907) a la de autorretratos celebrada en Barcelona en el mes de diciembre.
Durante su permanencia de cerca de veinte años en Madrid participó en otros certámenes pictóricos. En el celebrado en Santiago de Compostela en 1909 conquistó una medalla de bronce. Asistió también a otras dos exposiciones Nacionales de Bellas Artes: en 1910, con los cuadros Celia y El acecho, y en 1912, con La abuelita. Fué expositora asimismo en la celebrada en Oviedo en 1916 y en los Salones de Otoño, de Madrid, de los años 1920 y 1921, con tres lienzos en cada concurso.
Aunque le eran gratos todos los géneros pictóricos, se había especializado en el retrato, en el que consiguió sus mejores aciertos.
Trasladado de nuevo el matrimonio a Gijón, continuó aquí la señora Castillo el cultivo de su arte hasta que dejó de existir, el 24 de octubre de 1933,
Referencias biográficas:
Castillo (Carolina). — Contestaciones a una encuesta. (En la Revista de Bellas Artes, Madrid, 1923.)