Mentalidad conspicua asociada a una bondad absoluta; hombre completo por sabio y bueno. Una de las personalidades de prestigio mejor cimentado de la intelectualidad asturiana de todos los tiempos. Entre los que vivieron consagrados al servicio del Estado, dignísimo sucesor de Campomanes y Jovellanos; entre los que dedicaron fervores y devociones al conocimiento y el progreso de la cultura nacional, figura también de primer orden: por su gran saber y laboriosidad infatigable. Sin embargo, mientras su nombre va quedando en una penumbra que es fronteriza del olvido, su obra se puede considerar ya punto menos que inexistente para el conocimiento de un público de ilustración media, porque ha de buscarse en ediciones primeras de escasos ejemplares, hoy tan sumamente raros que ni en importantes Bibliotecas oficiales o públicas se encuentran. Esto sin contar con que una gran parte de la producción de Caveda y Nava ha quedado inédita. Don Fermín Canella y Secades ha podido formar una relación de manuscritos en número de unos sesenta, que nosotros damos en el lugar correspondiente de esta información, todavía superada con enmiendas y adiciones. A rescatar a Caveda y Nava del probable olvido que acecha a su memoria ilustre, mejor que un monumento público, que no tiene—salvo el modesto rendido por la villa natal—, sería la publicación en volumen económico de un estudio documentado y serio de su personalidad, de que también carece; en cuanto a evitar el desconocimiento de su obra, tan digna, en gran parte, de difusión, la manera es bien conocida: reeditar una selección de sus obras, incluyendo entre ellas aquellos manuscritos no extraviados todavía, ricos de contenido.
Tuvo Caveda, entre los hombres eminentes asturianos, el mérito de haber llegado a la altura de ellos en formación autodidáctica. No ha pisado aulas universitarias quién pudo ser profesor en ellas. Su nacimiento en hogar de atmósfera intelectual, su enorme «apetencia de saber y su preclara inteligencia Se encargaron de darle posesión de una sabiduría que alcanzan muy pocos en mejores circunstancias.
Este mérito suele ser inconveniente grave en la lucha por la fama, porque son mucho menos los caminos abiertos para conquistarla, lo cual habrá supuesto en él mayor esfuerzo que en otros, y sobre ese inconveniente tuvo Caveda y Nava el defecto de su modestia excesiva, porque cuando la modestia llega a un grado que a él adornó, se convierte en un vicio que tiende a oscurecer la propia personalidad, al punto de que sea precisa luego una tarea de restauración como la que nosotros intentamos en este momento.
Lo que escribió una pluma anónima en la necrología dedicada a Caveda y Nava en la Revista de Asturias, se puede mantener al cabo de más de cincuenta años en que ya no dicta las palabras el sentimiento de la amistad. “Modelo de públicas y privadas virtudes —decía—, alto funcionario de integridad y rectitud acrisoladas, noble, franco y leal en la amistad, incansable en el trabajo, celoso Y desvelado por el bien de la patria, modesto y austero en las costumbres y hombre, en fin, sin ambiciones ni espíritu de medro, alcanzó la ancianidad, universalmente estimado, en una nación donde se restán v disputan los hombres más respetables.”
Los cargos públicos. siempre desempeñados con efectividad ejemplar, no le impidieron abrillantar el nombre en las letras como uno de los más autorizados investigadores y tratadistas de su tiempo en materias tan diversas como poesía y arqueología, bellas artes e historia, legislación y hacienda. Fué un verdadero erudito en cuantas cuestiones iluminó con su saber e inteligencia. Polígrafo, aunque sin títulos universitarios, le abrieron sus puertas las Academias y las corporaciones más prestigiosas del país. Decía de él don Pedro Madrazo, poco después de fallecido don José Caveda, que éste había sido “uno de los hombres más perseverantes en el generoso propósito de difundir por todas las clases sociales de nuestra nación el respeto a los monumentos de su pasada cultura”. Y don Gumersindo Azcárate, también coetáneo suyo, dijo: “Era un hombre de una inteligencia clarísima servida por una memoria prodigiosa…, de costumbres puras y sencillas; humilde y enemigo de toda ostentación; sin más vicio que el de adquirir libros.”
Es además Caveda y Nava acreedor a una especial devoción de los asturianos. Fué de los pocos—Jovellanos, González de Posada, Martínez Marina, Fuertes Acevedo y algunos más—que, habiendo tenido una existencia alejada en gran parte de Asturias y enlazada a ocupaciones ajenas a la vida regional, consagraron en todo momento sus mejores afanes al estudio y valorización de cuanto pudiera realzar y afamar a nuestra provincia. Una simple ojeada a la producción literaria que se anota más abajo valdrá por todos los razonamientos. Pero hemos de destacar entre esos trabajos la Colección de poesías en dialecto asturiano (número II), que es la más antigua antología que se ha hecho sobre escritores regionales. Década especialmente a los poetas en bable, figuran en ella nombres de poetas que habrían desaparecido en el recuerdo de la posteridad sin ese esfuerzo de Caveda y Nava, en cuyo caso están el más antiguo de los conocidos, Antón de Mari-Reguera; Francisco Bernardo de Quirós y Benavides y Bruno Fernández. También esa obra nos ha permitido apreciar a otro de los mejores poetas en el dialecto vernáculo, como el autor de La paliza y El niño enfermo, que es el propio Caveda y Nava.
Nació este sabio escritor en Villaviciosa el 12 de junio de 1796, hijo del también erudito y poeta don Francisco de Paula Caveda y Solares, reseñado a continuación, y doña Florencia de Nava.
Recibida con todo esmero la instrucción elemental, a cuyo fortalecimiento contribuyó el ambiente del hogar paterno, se trasladó a Gijón con el propósito de seguir la segunda enseñanza en el entonces llamado Real Instituto Asturiano, que luego tomó el nombre de su fundador, Jovellanos. Comenzó a estudiar el bachillerato con aptitudes y aprovechamiento extraordinarios, continuándolo luego en Madrid, pero sin llegar a concluir esos estudios, en lo que acaso han influido los trastornos de la guerra de Independencia contra los franceses y la muerte del padre, ocurrida en 1811. El caso es que no recibió más estudios oficiales, por lo que pudo decir Azcárate que, “siendo docto en muchas cosas, no era doctor en ninguna, ni licenciado, ni siquiera bachiller”.
No sabemos cuál fué su residencia en los años posteriores al fallecimiento del padre, si bien parece lo más probable que haya vivió en Villaviciosa. Desde luego, lo que se puede afirmar es que vivió dedicado al estudio, aunque no haya concurrió a Universidades, y que, como premio a las muestras que de su saber haya dado entonces, la Academia de la Historia le nombró académico correspondiente el 23 de enero de 1818, cuando tenía veintidós años de edad.
En el período constitucionalista 1820-23, instaurado como consecuencia del alzamiento de Riego en Las Cabezas de San Juan, Caveda y Nava figuró como miliciano en el movimiento de apoyo a ese régimen político, a causa de lo cual, cuando se estableció de nuevo el sistema absolutista, se encontró en situación de perseguido, viéndose obligado a huir y esconderse, como. otros amigos suyos, entre ellos Pedro José Pidal y Alejandro Mon. Pudo al fin refugiarse en Villaviciosa, donde prosiguió dedicado a sus estudios. Nuevo reconocimiento por entonces de su saber fué que la Sociedad Económica de Amigos del País, de Oviedo, le confiriera el título de socio de mérito en 1832.
El primer cargo público que tuvo a su cuidado fué el de regidor de la villa natal. Después, en situación política más favorable por la muerte de Fernando VII, y asistido por su saber, hombría de bien y apoyo de algunos paisanos y amigos que brillaban en Madrid, pudo emprender la carrera político-administrativa bajo los mejores auspicios. Un cargo que ya le dió relieve en la vida pública regional fué el de miembro de la Junta General del Principado en 1834, En ese año, y ¡por encargo de ella, escribió una Memoria histórica (número I) que es lo más antiguo suyo que se conoce impreso y que le valió muchas estimaciones, Desempeñó luego la Secretaría del Gobierno de Asturias y fué electo diputado provincial para el bienio 1836-38, cargo al que renunció por haber sido electo diputado a Cortes por la provincia en 1837. Pero también hubo de renunciar a este mandato al año siguiente, para ocupar el puesto de jefe político o gobernador de Asturias, que tuvo a su cuidado hasta 1840 con un celo y una rectitud unánimemente reconocidos.
Las atenciones de este cargo no le impidieron afirmar con nuevas obras su respetable personalidad literaria, como el Reglamento para la administración de las fundaciones pías de la provincia de Oviedo y la ya citada Colección de poesías en dialecto asturiano, a la que precede un estudio del bable, aceptado como lo mejor que se ha escrito en torno a ese dialecto.
En 1843 volvió a tener representación como diputado provincial.
Tal vez en este mismo año se trasladó nuevamente a Madrid, porque entonces es recibido como miembro por la Academia Arqueológica matritense y publica allí su Discurso sobre los monumentos de la Arquitectura, primera de las obras que habrían de darle autoridad en materias arqueológicas y artísticas. Desde luego, en 1844 reside en Madrid con un puesto de jefe de Sección en el Ministerio de la Gobernación. En ese mismo año vuelve a salir electo como diputado a Cortes, representación que ostenta hasta el 46. El año anterior se hizo cargo interinamente de la Dirección General de Instrucción Pública.
Su personalidad intelectual, afirmada por entonces con la: publicación de nuevas obras, una de las cuales (número VI) mereció la traducción al francés y al alemán, alcanza nuevas consagraciones en ese tiempo con la admisión como académico de número por la Academia de la Historia el 9 de julio de 1847 y los nombramientos en el año siguiente de académico de honor de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y de socio honorario del Instituto Industrial de Cataluña.
En 1849 se le confiere un alto cargo político, el de director general de administración Local, que dejó al año siguiente ¡para ocupar el también de director general de Agricultura, Industria y Comercio.
Desempeñó este puesto con singular competencia hasta 1853, para volver a ocuparlo desde el 54 al 57. El ejercicio de este destino le permitió acreditar su personalidad en una disciplina poco ensayada por él hasta entonces, como la económica. En esta Dirección General, cual dice Canella y Secades, “dejó honda huella de su paso con celo y probidad, actividad incesante y particularmente con vastos y profundos conocimientos”.
Dan de esto fehaciente testimonio las Memorias números VII y X, que le acreditan como expertísimo en materias económicas y le conquistaron un gran renombre. De no ser hombre exento de afanes de brillo y medro, habría podido ser ministro con sólo aceptar alguno de los ofrecimientos que se le hicieron en tal sentido, no obstante vivir bastante apartado de las luchas políticas que llevan a esos altos puestos.
Continuó al servicio del Estado desde diferentes cargos, entre ellos el de vocal de la Comisión Central de Monumentos Artísticos, desde 1855, y la Dirección del Museo Nacional de Pintura, en 1856.
Entretanto, las Academias oficiales requerían su colaboración, distinguiéndole por su saber y asesoramiento. La de la Lengua le daba ingreso como académico honorario el 11 de septiembre de 1851, y de número, el 29 de febrero del año siguiente. Con este motivo escribió un discurso notable por su erudición y excelente doctrina sobre La poesía castellana como elemento de la Historia.
La Academia de Bellas Artes le nombraba consiliario en 1854, y más tarde le daba ingresó como académico de número. Tomando como base el desenvolvimiento histórico de esta Academia, escribió algunos años después la mejor de sus obras correspondientes a esa época de su vida, que es fuente inexcusable para estudios sobre el desarrollo de las Bellas Artes en nuestro país: la intitulada Memorias para la historia de la Real Academia de San Fernando y de las Bellas Artes en España, desde el advenimiento al trono de Felipe V hasta nuestros días (1867), de la cual dice Menéndez y Pelayo en el tomo VI de la Historia de las ideas estéticas en España que, “a pesar de su modesto título, puede considerarse como un bosquejo muy estimable de la historia artística de España en el siglo XVIII”.
Ya anciano de setenta y dos años cumplidos, don José Caveda y Nava obtuvo la jubilación, en 1869, por sus muchos servicios administrativos al Estado. Tres años después (1872) se retiraba a Gijón con el propósito de descansar en espera de la muerte. Pero era todavía un anciano lleno de energías y de fresca mentalidad, y el descanso no fué para él un reposo absoluto. Su pluma continuó en activo, y acaso entonces fué más fecunda que anteriormente en producciones periodísticas. Colaboró principalmente en La Voz de Asturias y Revista de Asturias, ambas de Oviedo, y en El Comercio, de Gijón.
Dejó de existir Caveda y Nava el 11 de junio de 1882, cuando sólo le faltaba un día para cumplir ochenta y seis años. Su muerte fué un gran duelo para Gijón y para Asturias entera, que vió desaparecer a uno de sus hombres más preeminentes. Sus restos mortales quedaron depositados en el nicho número 1 de la capilla de las Ánimas de la iglesia de San Pedro.
Obras publicadas en volumen:
I.—Memoria histórica sobre la Junta General del Principado de Asturias, publicada de orden de la misma. (Oviedo, 1834; folleto.)
II.—Reglamento para la administración de las fundaciones pías de la provincia de Oviedo, (Oviedo, 1839.)
III. —Colección de poesías en dialecto asturiano. (Oviedo, 1839; antología con semblanzas de varios poetas en bable, entre ellos Antonio González Reguera (Antón de Mari-Reguera), Francisco Bernardo de Quirós y Benavides, Bruno Fernández, Josefa Jovellanos y otros, y “varias poesías de autores desconocidos” que son de.Caveda y Nava; obra reimpresa con adiciones por F. Canella y Secades en 1887, cambiado el título por el de Poesías selectas en dialecto asturiano.)
IV.—Discurso sobre los monumentos de la Arquitectura. (Madrid, 1843.)
V— Informe de la Comisión nombrada por la Central de Monumentos Artísticos sobre un viaje arquitectónico a las provincias de España. (Madrid, 1847; figura también como apéndice a la obra siguiente.)
VI.—Ensayo histórico sobre los diversos géneros de Arquitectura empleados en España desde la dominación romana hasta nuestros días. (Madrid, 1848; lleva como apéndice el trabajo anterior; obra traducida al francés y al alemán.)
VII.—Dictamen presentado a las Juntas Generales de Agricultura de 1849 por la Comisión VII, sobre las variaciones que convenga introducir en nuestra legislación para el fomento de los montes y plantíos. (Madrid, 1849; folleto.)
VIII. — Memoria presentada al Excmo. Sr. Ministro de Comercio, Industria y Obras Públicas por la Junta calificadora de los productos de la industria española reunidos en la Exposición pública de 1850. (Madrid, 1851; escrita por Caveda como director general de Agricultura, Industria y Comercio.)
IX.—La poesía castellana como elemento de la Historia. (Madrid, 1852; discurso de recepción en la Academia de la Lengua.)
X.—Memoria presentada al excelentísimo señor ministro de Fomento por la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio sobre las explotaciones posibles de carbón de piedra de Orbó y Santullán, considerándole en relación con la locomoción, el surtido de combustible de Madrid y los elementos industriales de ambas Castillas. (Madrid, 1853.)
XI.—Discurso sobre el desarrollo de los estudios históricos en España desde el reinado de Felipe V hasta el de Fernando VII. (Madrid, 1854; discurso de ingreso en la Academia de la Historia como académico de número.)
XII.—Originalidad de la arquitectura árabe. (Madrid, 1859; discurso de recepción en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.)
XIII —El grabado en España hasta los primeros años del siglo XVIII. (Madrid, 1865; discurso inaugural del año académico en la Academia de Bellas Artes, leído el 17 de septiembre de 1865.)
XIV.—Memorias para la historia de la Real Academia de San Fernando y de las Bellas Artes en España desde el advenimiento al Trono de Felipe V hasta nuestros días. (Madrid, 1867; dos tomos en cuarto.)
XV.—Notas y observaciones a la “Historia de la villa de Gijón” de Rendueles Llanos. (Gijón, 1867.)
XVI.—Recuerdos de la lengua asturiana: frases, locuciones, modismos y cantares de nuestro dialecto. (Gijón, 1878; opúsculo, reproducido en el tomo I de la obra Asturias, Gijón, 1894, dirigida por Bellmunt y Canella y Secades.)
XVII—El niño enfermo. (Madrid, 1886?; composición publicada con música de don Ramón Ochoa, para piano, dedicada al Centro de Asturianos de Madrid y a los asturianos residentes en Ultramar.)
Trabajos sin formar volumen:
1.—De la arquitectura árabe y sus relaciones con el estilo bizantino. (Madrid, 1859; contestación al discurso de ingreso de Enríquez Ferrer en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.)
2.—Una aldeana del concejo de Gozón, al príncipe de Asturias.(Composición en bable impresa en una hoja de folio en 1859.)
3.—Examen crítico de la restauración de la Monarquía visigótica en el siglo VIII. (En Memorias de la Academia de la Historia, Madrid, 1879, tomo IX.)
4.— Recuerdos históricos del puerto de Gijón y de sus playas. (En el diario El Comercio, Gijón, junio de 1879, cuatro números.)
5.—La paliza. (En el tomo 1 de la obra Asturias, dirigida por O. Bellmunt y F. Canella; poesía en bable.)
6.—Memorias de varones célebres asturianos. (En el tomo I de la Biblioteca Histórico-Genealógica Asturiana, Santiago de Chile, 1924, dirigida por don Senén Alvarez de la Rivera.)
Obras inéditas:
(Relación formada por F. Canella y Secades, con algunas modificaciones y ampliaciones.)
Historia:
— Artículos sobre límites, situación, clima, ríos y lagunas y agricultura de Asturias. (MS.) Establecimiento de un Museo provincial de Pinturas en Oviedo por la Sociedad Económica de Amigos del país de Asturias. (Manuscrito.)
— Informe a la Sociedad Económica de Oviedo sobre los. monumentos arquitectónicos de Asturias que deben conservarse. (MS.)
— Informe sobre los edificios que correspondieron a los monasterios suprimidos. (MS.)
—Informe sobre la inscripción romana de La Isla (Colunga). (Manuscrito de 1843 en la Academia de la Historia.)
— Carta al señor Alba sobre la bigamia de Alfonso VI. (MS.)
—Articulo “Asturias” para el Diccionario de Madoz. (MS.)
—Historia de Oviedo. (MS., en la Academia de la Historia.)
—Descripción histórico- geográfica del concejo de Villaviciosa. (MS.)
—Carta al académico don Antonio Cabanilles sobre la Historia de España. (MS.)
— Observaciones sobre el traje de los españoles. (MS.)
— Observaciones sobre la manera de escribir la historia de España. (MS.)
— Discurso sobre la conveniencia de imprimir los Cronicones, desde Isidoro Pascense hasta los Reyes Católicos. (MS., leído en la Academia de la Historia en 1850.)
—Apuntes históricos. (MS.)
—La historia nacional: Examen crítico de los diversos historiadores españoles desde los Reyes Católicos hasta nuestros días. (MS.)
—Desarrollo político y social, científico, literario y artístico de España en el reinado de Carlos Ill. (MS.)
—Memoria para escribir la historia de Madrid. (MS.)
Bellas Artes:
—Memoria sobre la importancia y estudio de las artes del diseño en España. (MS.) —Arquitectura de la España romana. (MS.)
—Memoria histórica sobre la arquitectura de los templos construidos en Asturias desde la restauración de la Monarquía gótica hasta el siglo XIII. (MS. en poder de los herederos.) —Noticia de varios edificios notables de Oviedo y de la Colegiata de Santillana. (MS.) —Arquitectura bizantina durante los siglos VI al XII. (MS.)
—Arquitectura ojival de los siglos XI al XVI (MS.)
—Escuela del renacimiento de la Arquitectura. (MS.)
—Impugnación del artículo sobre los arquitectos españoles publicado en el Quartely Rewen, 1846. (MS.)
—Historia de la pintura. (MS.)
—Apuntes relativos a la Academia de Bellas Artes de Valencia. (MS.)
—Noticias literarias e impugnación del catálogo de pintores del Museo Nacional. (MS. en el Ministerio de Fomento.)
—Informe sobre los monumentos artísticos que pertenecieron a las extinguidas comunidades y corporaciones religiosas, que por su belleza y mérito deben conservarse. (MS. fechado en 4 de mayo de 1844; en la Sociedad Económica de Amigos del País, de Oviedo.)
Literatura:
—Colección de obras escogidas, clasificadas por orden de materias, para la formación de la biblioteca de un hombre de gusto.(MS.)
—Cartas de Adelina a Amelia, de Anfrisio a Delio y literarias a don N. Faza. (MS.)
—Sinónimos de la lengua castellana. (MS.)
—Carta a don Antonio de la Escosura sobre el canto épico “El cerco de Zamora”. (MS.) —Necrología u oración fúnebre del marqués de Pidal. (MS.)
—Colección de poesías castellanas en diferentes géneros y metros.(MS.)
—Poesías en dialecto asturiano.(MS.)
—Obras dramáticas. (MS.)
—La vida de la aldea. Carta.(MS.)
—Discurso sobre el dialecto asturiano. (MS., el mismo trabajo puesto al frente de Colección de poesías en dialecto asturiano, con enmiendas y ampliaciones.)
Ciencias morales:
—Influencia del sentimiento religioso en el desarrollo moral y gloria de España. (MS. de 1870.)
—Defensores del Catolicismo en los siglos XVI y XIX. (Manuscrito de 1880.)
—Impugnación de varios sermones. (MS.)
—Filosofía de la Historia, (Manuscrito en la Academia de la Historia.) Administración e intereses materiales
—Memoria sobre la instrucción primaria y medios de dirigirla. (MS.)
—Memoria sobre el Hospicio de Oviedo. (MS.)
— Instrucción para la formación de un periódico político y literario acomodado a los intereses de la provincia de Oviedo, (MS.)
—Apuntes y observaciones sobre la instrucción primaria en Villaviciosa. (MS.)
—Dictamen sobre la ley de Reemplazos (MS.)
-—Informe sobre el proyecto de carretera de Oviedo a Villaviciosa. (MS.)
-—Memoria sobre el cultivo del manzano e indice de varias flores para ornamento de jardines. (MS.)
—Real Sitio de Aranjuez. Cartas a Celmira. (MS.)
—Índole y aplicaciones de las obras pías. (MS.)
—Examen histórico y administrativo de los diversos ramos que constituyen la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio, (MS.)
—Memoria presentada al señor ministro de Fomento por la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio sobre el presupuesto de sus diversos ramos en 1856 y 1857. (MS.)
—Proyecto de reglamento para la ley de Ferrocarriles y apuntes para el informe sobre tarifas diferenciales, (MS.)
—Bases para la formación de una Ordenanza forestal. (MS. fechado en Madrid en 9 de marzo de 1846; en el Archivo del Ministerio de Fomento, legajo Montes.)
—Varios discursos en distribuciones de premios en la Sociedad Económica de Amigos del País, de Asturias. (MS.)
—Circulares para la mejor organización de la industria y la beneficencia en la provincia de Oviedo. (MS.)
—Catálogo razonado de los libros que deben formar la Biblioteca del Ministerio de Comercio, Industria y Obras Públicas. (MS.)
—Apuntes relativos a la ley de Montes y su administración. (Manuscrito.)
—Apuntaciones y proyectos que deben realizarse por la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio. (MS.)
—Proyecto de ley de Colonias Agrícolas, (MS.)
—Manifiesto y proyecto para el planteamiento de la fábrica de hilados y tejidos de Avilés. (MS.)
— Artículo sobre la industria asturiana. (MS.)
—Proyecto presentado a la Diputación Provincial, siendo jefe político, para el establecimiento de una Escuela de capataces de minas. (MS.)
—Informe sobre los ramos de industria que pueden fomentarse en Asturias. (MS.)
–observaciones sobre Sociedades anónimas. (MS.)
— Informe sobre el diezmo. (MS.) Notas sobre exposiciones industriales. (MS.)
—Circulares sobre la cría caballar. (MS.)
Referencias biográficas:
Alvarez Buylla (Adolfo).—Ideas económicas de Caveda y Nava.(En Revista de Asturias, Oviedo, 1882, número 21.)
Anónimo.—Una necrología. (En Revista de Asturias, Oviedo, 1882.) Azcárate (Gumersindo de).Una semblanza. (En Ilustración Cantábrica, Madrid, 1882, número 18.)
Balbín de Unquera (Antonio).— Una semblanza. (En Revista de Asturias, Oviedo, 1882, número 15.)
ídem.—Hijos ilustres de Villaviciosa: Excmo. Sr. D. José Caveda y Nava. (En La Opinión de Villaviciosa, 24 de abril y 8 de mayo de 1895.)
Canella y Secades (Fermin).— D. José Caveda y Nava: Discurso necrológico. (Oviedo, 1882; opúsculo.)
ídem.—Biografía y bibliografía de D. José Caveda y Nava. (En la memoria Actas y tareas de la Academia de Bellas Artes de Oviedo, en el curso de 1881 a 1882, de Luis de Vereterra y Estrada.)
ídem.—Caveda. (En el tomo I de la obra Asturias, Gijón, 1894, dirigida por él y Bellmunt.)
Madrazo (Pedro).—Un panegírico. (En el Boletín de la Academia de la Historia, Madrid, 1884.)
Palacios (Emilio). —Figuras asturianas: Nuestro gran poeta Caveda. (En la revista Norte, Madrid, noviembre de 1929.)
Pidal y Carneado (Pedro José). — Un artículo crítico sobre la Colección de poesías en dialecto asturiano, de Caveda y Nava. (En la Revista de Madrid, 1839.)
ídem.—Contestación al Discurso de ingreso de Caveda y Nava en la Academia de la Lengua. (Madrid, 1852; en el mismo volumen que el discurso.)
Valdés Achúcarro (Aureliano). — Caveda. (En el diario El Faro Asturiano, Oviedo, 3 de septiembre de 1867.)
Vallín (José A.). — Asturianos ilustres: José Caveda y Nava. (En Norte, Madrid, febrero de 1933.)