Político y periodista que floreció en las últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX, a quien Asturias debe en ambas actividades una defensa inteligente y entusiasta de sus intereses y su progreso.
Nació don José María Celleruelo en Pola de Siero el año 1840. Después de cursados los estudios de preparatorio en la villa natal siguió los de Filosofía y Jurisprudencia en las respectivas Facultades de la Universidad de Oviedo hasta licenciarse en Derecho civil y canónico. Ya en el ejercicio de su carrera, desempeñó los cargos de abogado fiscal en la Audiencia de Alicante, primero, y de juez de primera instancia en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), después.
Militante en la política como republicano, al instaurarse este régimen en 1873 fué gobernador civil, sucesivamente, de Segovia, Almería y Alicante, y luego subsecretario del Ministerio de la Gobernación con el ministro don Eleuterio Maisonnave.
Apenas caído este sistema político y restablecida la Monarquía con Alfonso XII, consagró al periodismo mayor número de actividades de las que le venía dedicando, y en enero del 74 fundó el diario El Orden, periódico democrático y de lucha, que vivió bajo su dirección hasta que lo suspendió el Gobierno en 30 de diciembre de ese mismo año. Luego pasó a redactor de El Globo, del que fué designado director en 1882, cobrando este diario bajo su dirección gran importancia y fama. En él hizo una brillante campaña en favor de las comunicaciones ferroviarias de Asturias. También colaboró por esa época y posteriormente en otras publicaciones.
Militaba políticamente en las filas republicanas que seguían a Castelar. En las elecciones de diputados a Cortes convocadas por Sagasta en 1881, Celleruelo salió triunfante por Lérida. Después, sin que le ofreciera inconveniente en el resultado de los sufragios su cambio de política, militante en el partido liberal por consejo de Castelar a sus partidarios cuanto éste se retiró de la vida pública, fué diputado por el distrito de Oviedo en once elecciones consecutivas, desde 1884 a 1910. Durante este cuarto de siglo desarrolló con innumerables intervenciones en debates y comisiones parlamentarias una actuación brillante, atento siempre especialmente al interés de Asturias.
De su asturianismo dió también pruebas con entusiasta cooperación al auge del Centro de Asturianos de Madrid, de cuya primera Junta directiva, presidida por don José de Posada Herrera, Fué uno de los miembros más distinguidos. Culminó su carrera política en la designación por don Segismundo Moret de ministro de Gracia y Justicia en 1906, Ministerio que regentó solamente veintiséis días, en los meses de junio y julio, y que algunos años después (septiembre de 1910) se le nombrara senador vitalicio, cargo que también desempeñó por poco tiempo, puesto que dejó de existir en diciembre de 1911.